vitoria. El mal funcionamiento de Lanbide, el caos organizativo y los retrasos en la tramitación de los servicios que centraliza no solo están provocando quejas de los usuarios, sino también denuncias de los trabajadores, que describen la situación en las oficinas del Servicio Vasco de Empleo como "un desastre absoluto". La falta de respuesta a los demandantes de ayudas sociales, las largas esperas para ser atendidos y la ausencia de pautas generales para tramitar las solicitudes elevan la tensión entre los miles de ciudadanos vascos que se dirigen diariamente a Lanbide y, según denuncia un representante sindical, "hay oficinas en las que la visita de la Ertzaintza es habitual".

Desde el punto de vista interno, el funcionamiento de Lanbide "sigue siendo un caos y el Gobierno vasco no ha tomado medidas ni ha hecho nada para solucionar los problemas que los sindicatos venimos denunciando desde hace meses", explicó a DNA el responsable de ELA en el Servicio Vasco de Empleo. En este sentido, LAB denunció recientemente que la "nefasta gestión" de Lanbide está teniendo "consecuencias a nivel laboral, que afectan a todos los y las trabajadoras" y "consecuencias a nivel social, dando lugar a un claro deterioro en la prestación del servicio y en la atención a las personas desempleadas y demandantes de ayudas sociales". El sindicato auguró que "el hartazgo de las personas demandantes de prestaciones ante la falta de respuesta del organismo, unido a su situación de precariedad, podría desencadenar situaciones de violencia física hacia el personal de Lanbide". Vaticinio que, según diversos testimonios, ya se ha cumplido.

Fuentes sindicales denuncian que aunque Lanbide ha tenido problemas de funcionamiento desde su arranque, "el trasvase de la gestión de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) que antes llevaban los ayuntamientos y diputaciones, fue la puntilla". "Eso -añadió el representante de ELA- produjo un colapso de tal magnitud que resulta imposible atender las solicitudes y dar curso a los expedientes".

los procesos A esto se suma que Lanbide no cuenta todavía con Relación de Puestos de Trabajo para sus más de 900 trabajadores y que "el Gobierno vasco utiliza la ausencia de RPT para justificar el caos organizativo". El responsable de ELA explicó que en estos momentos hay trabajadores de todas las categorías laborales, "desde auxiliares hasta ordenanzas, haciendo todo tipo de funciones y cubriendo todo el recorrido de los expedientes de los usuarios". Las deficiencias detectadas son tantas y de tal magnitud que ahora la dirección de Lanbide se está replanteando los procesos de funcionamiento y considerando aplicar los que tenía Egailan.

Otra denuncia en la que coinciden trabajadores y usuarios de Lanbide es la falta de privacidad en las oficinas a la hora de proporcionar datos personales y detalles sobre la situación laboral, familiar y económica de los demandantes de ayudas o prestaciones. "La gente -explicó un trabajador- se ve obligada a contar su situación personal al empleado que le atiende mientras está rodeada de muchas personas que pueden oír todo lo que dice. Y a veces lo que se cuenta allí son auténticos dramas".

Hace un mes, el sindicato LAB ya denunció la "falta de espacio físico y de confidencialidad y privacidad en la atención a los usuarios" y esta situación se agrava cada día que pasa a medida que aumenta el número de personas que acuden a Lanbide para solicitar servicios de empleo y formación.

Al colapso en la tramitación de expedientes de ayudas sociales y a los retrasos derivados de este atasco también ha contribuido de manera decisiva el "deficiente" soporte informático que "no funciona a pesar de haber costado más de tres millones de euros".