¿Qué tipo de servicios prestan desde la delegación de Euskadi de Stop Accidentes?

Aquí atendemos a todas las víctimas de accidentes de tráfico, toda aquella persona que lo desee nos llama por teléfono y puede concertar una reunión o una entrevista, viene a nuestro local y le atendemos. Luego, en función de sus necesidades, le enviamos a un lugar o a otro o le ayudamos nosotros. En cuestiones jurídicas, como se ha puesto en marcha la oficina de atención a las víctimas de la violencia vial en los juzgados de las tres capitales, pues les derivamos allí para que les orienten. Ahí hay juristas, asistentes sociales y psicólogos. En lo psicológico, aunque allí también se les da una primera atención, nosotros hacemos un seguimiento más exhaustivo de las personas gracias a la colaboración de la Fundación Lagun Aro, les tratamos individualmente, aplicamos las terapias necesarias, y el que quiere y le apetece pasa a formar parte de un equipo en el que la terapia es ya grupal.

La asociación se fundó en 2000, precisamente la fecha desde la que el número de accidentes en el Estado ha caído en picado. ¿Creen que hay un exceso de euforia o los datos invitan la optimismo?

El descenso es muy positivo, y creemos que se ha podido deber a muchos factores. La implantación del carnet por puntos ha tenido mucha importancia en este asunto, quienes conservaban su carnet pese a no hacerlo bien ahora prestan más atención y son más precavidos a la hora de conducir. También ha sido importante el trabajo que se hace desde el Departamento de Tráfico del Gobierno Vasco, intentando concienciar y haciendo campañas de sensibilización, y yo creo que el trabajo de las asociaciones también tiene algo que ver. Trabajamos en defensa de la vida y queremos que la gente deje de morir en la carretera. Intentamos inculcar el respeto hacia las normas, y creo que esa conciencia que queríamos despertar se va dejando notar. Ojalá no hubiera ninguna víctima en la carretera, pero ha habido un importante descenso y ya esto es positivo, aunque todavía hay mucho trabajo por hacer.

¿En qué se puede mejorar, por un lado, desde el punto de vista de la administración, y por otro, desde la responsabilidad de quien conduce?

Así como antes quedaba muy bien aquel que se chuleaba por correr, ahora ese tipo de conductas son ya mal vistas, incluso la propia sociedad las recrimina más, con lo cual vamos avanzando. En cuanto a la Administración, también hay cosas que mejorar, la situación económica es difícil y el dinero no llega para todo, pero en la vida tiene que haber prioridades. Las administraciones deben tener las carreteras en buen estado, y la mayoría de los accidentes se dan en vías secundarias, se debería poner más atención ahí, pero también es cierto que el conductor debe adecuar la velocidad de su vehículo a las circunstancias de la vía, poner algo de su parte cuando ve que la calzada no está en las mejores condiciones.

¿Cómo valoran la idea del Gobierno central de incrementar la velocidad máxima a 130 kilómetros por hora, cuando no hace ni un año se redujo a 110?

Estamos totalmente en contra. Cuando se redujo a 110 se redujo también la siniestralidad, no entendíamos por qué se volvió a implantar el 120. La reducción no gustó a la sociedad, pero es que disminuyó el número de víctimas, y eso tiene que ser lo más importante.

Además se volvió a elevar el límite cuando los conductores ya se habían resignado a ir a 110.

Sí, eso es así. Yo recuerdo que esa Semana Santa había ido a Córdoba y me quedé asombrada del respeto que había en la carretera al límite de velocidad, muy pocos vehículos te pasaban por encima de esa velocidad. Por eso nos quedamos tan sorprendidos, pero la medida no había gustado a mucha gente y los políticos no apostaron por la vida. Y ahora, pues en fin, subir a 130 me parece un despropósito. Cualquiera lo sabe, a mayor velocidad mayor probabilidad de accidentes y de que sean más graves. Esperamos que esto no llegue a suceder, porque parecería que a los gobernantes no les importa la vida de las personas, aunque se ahorrara una vida es suficiente motivo. Pero como a la gente le gusta correr hacemos esto y quedamos mejor con la sociedad. No, hay que pensar un poquito más.

¿Cuál es la situación de Euskadi con respecto a la red vial y a la conducta de los usuarios de esas carreteras?

Yo tengo que decir que en el País Vasco con referencia al resto de España vamos en cabeza en positivo. Hay bastante menos siniestralidad, y además me consta que Amparo López, directora de Tráfico, está muy involucrada con este tema, que piensa y cavila y está por la labor de defender la vida de las personas. Ella hace todo lo que puede desde su departamento. ¿Qué más se podría hacer? Sobre todo mejorar las vías secundarias, y seguir sensibilizando a la sociedad y lanzando el mensaje de que invertir en educación es invertir en la vida.

¿Detectan en la asociación menos comportamientos imprudentes entre los conductores vascos, por ejemplo a la hora de evitar beber si se va a ir al volante?

Viendo la gente que nos rodea, creo que los jóvenes están siendo prudentes, ahora se turnan y el que conduce no bebe, van siendo consecuentes. Las campañas se dirigen a ellos y creo que habría que ampliarlas a personas más adultas, porque ahora mismo la mayor siniestralidad no se da entre los jóvenes. Felicidades a este colectivo y esperamos que el resto siga el mismo camino.