baños de ebro. En esta época en la que la capital alavesa apuesta por el verde y el territorio se mantiene como referencia nacional en políticas y recursos medioambientales, el reciclaje de los restos de la actividad agrícola se ha convertido en una necesidad. Y en una apuesta. En ese sentido, el campo alavés ya recoge y trata el 92% de los envases fitosanitarios -que acogen pesticidas, nitratos y restos de la maquinaria agrícola, entre otros- gracias a un antramado de 29 puntos, fijos y móviles, que facilitan las obligaciones medioambientales de los agricultores. Pero aún queda un 8% de residuos que requieren una intervención adecuada.
Al respecto, los departamentos forales de Agricultura y de Medio Ambiente podrían recabar una mayor colaboración de la empresa Sigfito, dedicada a la gestión de los citados envases vacíos, según anunció el titular de la cartera que gestiona el sector primario del territorio, el diputado foral Borja Monje. Éste señaló que "los agricultores son un referente en la correcta gestión de los residuos de ese tipo de vasos y, de hecho, estamos por encima de la media nacional". El gestor popular recordó que hasta hace pocos años esos residuos eran un problema, "porque se quemaban, se tiraban o se enterraban, prácticas que eran habituales, pero que ahora están desterradas de la actividad diaria de los agricultores".
El diputado foral aportó datos como que la recogida de estos envases ha aumentado en Álava un 25% en los últimos cinco años. A este cambio, añadió, han contribuido los puntos de recogida que existen y la difusión de un calendario que informa a los agricultores de los días en los que Sigfito recoge ese material en cada municipio.
Junto a esa medida de recogida, a través de las oficinas comarcales se facilita información y formación a los agricultores para que gestionen correctamente los envases, ya que es una normativa europea la que exige esa recogida y que el Departamento debe controlar para que se cumpla. La campaña de recogida se prolonga los meses de actividad agrícola, desde marzo a octubre, que es cuando se dan la inmensa mayoría de los tratamientos en el campo.
Por su parte, los responsables de la empresa explicaron que "la mayoría de los envases de fitosanitarios que recogemos están compuestos por plásticos que son triturados y lavados. Acabará reciclándose en nuevos productos, cuyas aplicaciones tienen un uso industrial".