vitoria. Los recortes del Gobierno municipal de Gasteiz cuentan desde ayer con una nueva víctima, a buen seguro inesperada por muchos. El Centro de Medicina Deportiva ubicado en el campo de fútbol de Mendizorroza cerrará sus puertas próximamente dentro de la batería de medidas de ajuste impulsadas por el Gabinete de Javier Maroto en su proyecto de Presupuestos. El anuncio ha caído como un jarro de agua fría entre sus diez trabajadores, sólo cuatro de ellos funcionarios con plaza, conscientes de antemano de que la tijera iba a afectar también a estas instalaciones municipales pero estupefactos ante el anuncio de que se procederá a su clausura definitiva.

El propio Maroto telefoneó la semana pasada al doctor Juan Gandía, que capitanea el equipo médico del centro, para avanzarle que este servicio con 30 años de trabajo a sus espaldas iba a sufrir severos recortes por la difícil situación económica del Ayuntamiento. Ayer, fue el concejal de Hacienda, Manu Uriarte, el encargado de anunciar a Gandía el cierre de la infraestructura en un plazo todavía por determinar.

Dotado de unas instalaciones de primera categoría al alcance de cualquier deportista federado en el territorio, por las manos de sus profesionales han pasado figuras de talla mundial como Martín Fiz, los hermanos Pou, Maider Unda, Juanito Oiarzabal, Eneko y Hektor Llanos o Joseba Beloki, así como numerosos jugadores del Baskonia y el Deportivo Alavés. No obstante, lo que ha diferenciado al centro y convertido en motivo de orgullo para la ciudad ha sido la cuidadosa labor realizada con muchísimos deportistas aficionados de Vitoria, su grueso principal de clientes, que durante tanto años han sido mimados como si de profesionales se tratara por sus especialistas.

A día de hoy integran la plantilla del centro cuatro médicos, cinco enfermeras y un fisioterapeuta. De ellos, tres facultativos, una enfermera y el fisio están empleados a través de una subcontrata, mientras que otra de las enfermeras es interina a través de un contrato programa. Su futuro se encuentra ahora en la picota. Entretanto, las tres enfermeras y el médico con plaza deberán ser recolocados por el Ayuntamiento en otros recursos municipales. El Gabinete Maroto, por de pronto, ha planteado a las enfermeras la posibilidad de trasladar sus funciones a la residencia geriátrica San Prudencio, un drástico cambio de perfil tras décadas dedicadas a la medicina deportiva.

"millonada" Con cuatro consultas, una puntera sala de rehabilitación y un área de recuperación de fisioterapia donde los pacientes reciben sesiones de ultrasonidos, electroterapia y láser, la clausura del centro supondrá también dejar en el aire el futuro de un aparataje "que cuesta una millonada", según recuerda una de las enfermeras del equipamiento. Lo mismo sucederá con los proyectos de investigación todavía sin concluir o con un convenio que el centro tiene formalizado con Osakidetza para desarrollar distintos programas de salud con pacientes crónicos. "Lo grave es que sin contar nuestras nóminas el centro tiene superávit, es solvente por sí mismo", advierte la misma profesional.

El anuncio del Gobierno municipal ya ha tenido las primeras consecuencias y varios trabajadores del centro han iniciado una recogida de firmas para forzar al Ayuntamiento a replantearse su decisión. "Mala para nosotros pero aún peor para los deportistas, que van a quedar muy desprotegidos", expone. No es descartable la posibilidad de que se convoquen movilizaciones de protesta en un futuro próximo.