Vitoria. Los cien días de recortes y de augurios pesimistas y advertencias de que no hay dinero tan repetidos en público y en privado por el gabinete del popular Javier de Andrés durante las últimas semanas se pusieron ayer negro sobre blanco en el proyecto de Presupuestos planteado, con un ajuste de más de 87 millones de euros.

El desplome de la recaudación fiscal y los desajustes en los Presupuestos del vigente ejercicio debido a que no se han cumplido las previsiones de ingresos han obligado al Gobierno foral del PP a ir a un proyecto muy conservador y limado a la baja. Eso sí, ante la impopularidad que implicarán muchos de los recortes, distintos miembros y asesores del gabinete llevaban ya semanas lanzando en distintos ámbitos el mensaje de que venían tiempos de sacrificios presupuestarios para justificar la inacción de la Diputación en estos últimos meses. Pero el PP no va a tener el camino fácil a la hora de sacar adelante unos Presupuestos extremadamente restrictivos, pues esta política freno en la acción de la Administración foral -el proyecto presentado ayer no plantea ni un solo proyecto de apuesta- a priori no es compartida por ninguno de los grandes grupos de PNV, Bildu ni PSE. Y los populares no tienen por sí solos mayoría suficiente, salvo que Javier de Andrés vuelva a recurrir al socorrido flotador de las dos junteras de EB que hace tres meses le salvaron la investidura.

Las Cuentas presentadas por el gabinete De Andrés son las más restrictivas debido a la caída en la recaudación, que asciende a 1.909 millones de euros y se sitúa en los niveles de 2006. “Lo que obliga a presentar el Presupuesto de 2012 tratando de hacer frente a los gastos para que se acomoden a los ingresos con rigor, como hace cualquier familia”, explicó ayer el diputado de Hacienda, José Zurita, quien “por desgracia” mantiene su economía de guerra, aunque puso especial empeño en subrayar que las cuentas han intentado no tocar el gasto social.

Uno de cada tres euros De hecho, uno de cada tres euros que maneja la Diputación en el ejercicio próximo se dirigirá a Servicios Sociales, por ese “esfuerzo de atender a los más desfavorecidos”. Este Departamento se convierte así en el único que crece, un 3%, respecto a su partida de 152 millones. El resto sufre recortes del 30% de media, como Hacienda (60 millones), Promoción Económica y Administración Foral (53 millones), Administración Local (49,5 millones) y Obras Públicas y Transporte (39,7 millones). Tampoco han escapado de los recortes las inversiones, que tendrán una bajada de un 11%. Una reducción que Zurita la tilda de “contenida”, aunque supone un jarro de agua fría para el impulso de la Administración como motor económico.

Los responsables de la Diputación quisieron aclarar que no hay ningún gran proyecto que se haya caído o se haya dejado de hacer, sino que lo vendieron como que “se han adecuado a las necesidades presupuestarias, lo que puede suponer que en algún caso se haya retrasado”, matizó el director de Finanzas, Aitor Uribesalgo.

En cuanto al endeudamiento de la institución, en el proyecto de cuentas se contempla una cifra de 63,5 millones, a los que se les añaden otros 54,6 millones en concepto de aportación al Gobierno Vasco de la parte de los incentivos fiscales que recuperó la Diputación tras ser declarados ilegales por la UE, en el conocido caso de las vacaciones fiscales. En las cifras puestas ayer sobre la mesa también se contempla la devolución del IVA del caso Rover. La deuda viva de las arcas forales en 2012 se situará en torno a los 436 millones de euros.