vitoria. La cárcel de Zaballa nos deja la incertidumbre del futuro del viejo penal de Nanclares. En el BOE se autoriza el uso de las dependencias para fines correccionales, de manera que toca preguntar por el futuro de las antiguas instalaciones...
Lo explicó perfectamente la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. Dijo que, tal y como dice el propio BOE en el artículo tres, el nuevo centro asumirá la actividad, prestaciones y servicios del antiguo establecimiento penitenciario de Nanclares de la Oca. Y el artículo dos se titula Cierre del centro penitenciario. El que quiera leer con objetividad, puede hacerlo sin dudas. Es cierto que hay una actuación penitenciaria que no se produce en el penal, entre los muros, que es el Centro de Inserción Social (CIS). Se realiza desde hace tiempo en un edificio anexo y hasta que no se haga el nuevo CIS, deberá seguir allí. Por eso hay un punto del boletín que autoriza a Instituciones Penitenciarias a que siga habiendo esa actividad, que no es de cárcel.
Se considera fin penitenciario...
Claro, es penitenciario porque las personas que lo usan están cumpliendo una pena, pero no están en una cárcel con muros. Están en un edificio, con puerta. Como una casa normal. Están fuera del penal, pero formalmente, como depende de Instituciones Penitenciarias, se considera que cumple fines penitenciarios. Si el día de mañana se decidiera que la actividad depende de otro ministerio, tendría otro fin. Aquí lo que se plantea es una discusión sobre la reinserción. Si los especialistas, que saben lo que es mejor para que una persona se reinserte, dicen que los CIS deben estar en las áreas urbanas, es que deben estar en un núcleo urbano. Las personas que viven en ese edificio tienen que ir a trabajar y hacer vida normal sin necesidad de coger coches, taxis o autobuses porque entre otras cosas no dispondrán de muchos recursos. Es muy bonito hablar de la reinserción, porque es políticamente correcto, pero cuando toca poner un CIS algunos introducen malévolamente una problemática inexistente, porque estos centros no dan problemas.
No darán problemas, pero el Ayuntamiento se opone a aceptarlo dentro del término municipal.
No hablamos de un vertedero, que da malos olores, sino de un edificio normal, que no genera conflictos de ningún tipo. Cerca de esta delegación hay un servicio de atención de metadona y también están los juzgados, a los que todos los días acuden presos y personas que van a ingresar en la cárcel, pero a nadie se le ocurre quejarse por ello. La gente que acude al CIS se encuentra al final del proceso de la condena y simplemente viven en una casa, nada más.
¿Está surgiendo el mismo problema en Bizkaia y en Gipuzkoa o sólo se da en Álava?
Estos problemas forman parte del debate político, sobre todo en época preelectoral. Y en el País Vasco estamos siempre en periodo preelectoral. Todo el mundo mira a su Ayuntamiento, que es la institución más cercana, se ponga lo que se ponga y sea competente quien lo sea. Esto se debería canalizar desde el punto de vista de la reinserción y desde la objetividad. Un CIS no es ningún problema. A un vecino le puede crear muchos más problemas un bar debajo de casa. Un bar puede abrir hasta determinadas horas, generar ruidos y molestias... pero un CIS no. Hay otras instalaciones que son un problema y las instituciones deben de tomar la decisión de colocarlas en algún lugar porque son necesarias, pero no es el caso de un CIS.
¿En qué punto se hallan las negociaciones con el Ayuntamiento?
Instituciones Penitenciarias siempre ha dicho que quiere abordar esta cuestión en colaboración con las instituciones, porque cree que están a favor de que haya un CIS. Dicen que están a favor de la reinserción, así que lo lógico sería que reclamaran a Instituciones Penitenciarias que instalase en Álava un Centro de Inserción. Eso sería lo razonable. Y luego ya se vería cuál es el lugar idóneo. Instituciones Penitenciarias y la sociedad pública que se dedica a gestionar y construir las instalaciones hablarán con el Ayuntamiento y con las instituciones que sean necesarias para alcanzar un acuerdo.
Mercedes Gallizo dijo que a ningún gobierno se le ocurriría mantener dos cárceles abiertas en Álava. ¿Comparte su opinión?
Si lo dijo Mercedes Gallizo, qué voy a decir yo. Aunque pensara lo contrario diría que sí, pero la verdad es que pienso lo mismo que ella. No tiene sentido mantener dos cárceles. Se ha dicho claramente que la cárcel Álava, o Zaballa, como queramos llamarla, es la que va a sustituir al antiguo penal. Transitoriamente, tenemos el problema del CIS, que no es una cárcel pero sí es un edificio vinculado a un servicio penitenciario y que formaba parte no de los muros de Nanclares pero sí del perímetro. Lo dijo ella y es claro.
El CIS se mantiene en Nanclares, pero algunas voces vinculadas al Colegio de Abogados aseguran que el centro no reúne las condiciones necesarias. ¿Qué le parece esta afirmación?
Claro que no las reúne. También lo pensamos nosotros. Por eso queremos que se instale en otro sitio. Ya sé que ha estado mucho tiempo allí, pero ahora que se cierra todo Nanclares y se hace una cárcel moderna, es el momento de plantearse ubicar el CIS en el lugar más idóneo para la reinserción. Es de sentido común.
¿No se ha barajado ninguna otra propiedad estatal más cercana a Vitoria para ubicar el CIS, como por ejemplo algún cuartel infrautilizado?
No es lo mismo instalar un centro que obtener los permisos. El Ayuntamiento no dice nada sobre la titularidad de la propiedad, sino sobre la concesión de permisos. Da lo mismo que compremos un edificio o que usemos uno ya construido si no se conceden los permisos.
De vuelta a Zaballa. ¿Cuándo se va a producir el traslado de los presos?
La secretaria general de Instituciones Penitenciarias no dio fechas porque es muy difícil calcularlas.
¿Tan compleja será la mudanza?
Dicen que tendrá una cierta complejidad y parece razonable. No se trata de cambiar los muebles de sitio. Hay que dejar que los que entienden trabajen de la mejor manera posible, garantizando la seguridad y creando los menores trastornos posibles.
Una cuestión de números. Mercedes Gallizo dijo que a Zaballa sólo irán los presos que actualmente están en Nanclares, pero si Nanclares tiene unos 800 reclusos y Zaballa 1.500 plazas, ¿cómo se piensa llenar la otra mitad de la cárcel?
No se puede proyectar una cárcel nueva pensando en los presos que alberga la vieja. ¿Y si luego crece la población reclusa? Por esa razón la nueva cárcel es modular, de manera que si hace falta más espacio se puede utilizar y si no puede quedar en stand by sin gastos. En la cárcel hay varios pabellones y puede que alguno de ellos se quede vacío por que no hay penados o que se utilice para traslados mientras el resto funciona. Habiendo espacio y pudiendo dimensionar, lo lógico es hacer una cárcel modular. Las celdas están distribuidas en diferentes edificios, con lo que se pueden abrir tantos como haga falta. Sin embargo, las instalaciones como la cocina, la lavandería, los talleres o el polideportivo son comunes y están conectadas con todos los pabellones. Creo que se ha construido con buen criterio.