vitoria. Hay que hacerse a los nuevos tiempos. Y en tan sólo una generación, el salto que se ha producido en el cambio de los estilos de vida ha llevado a una modificación también de las rutinas. No es aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor, sino diferente. El clásico concepto machista de la mujer se ha ido dejando atrás poco a poco y la incorporación de las féminas al mundo laboral y la mayor participación del hombre en las tareas del hogar han proporcionado un escenario nuevo en el que los hábitos se han transformado. Así las cosas, el último estudio municipal sobre el uso social del tiempo con perspectiva de género demuestra que tanto hombres como mujeres dedican más tiempo a trabajar y a formarse. Aunque esta circunstancia se da con especial incidencia en el caso de los chicos, que dejan así una mayor responsabilidad de las labores del hogar en sus parejas.
Esta realidad genera una situación de pescadilla que se muerde la cola y que impide una mayor equiparación entre sexos en el ámbito laboral. Porque, el hecho de que los varones tengan una mayor capacitación profesional y dedicación a sus empleos propicia, en parte, que la promoción a puestos de responsabilidad esté copada por ellos. Esto aún teniendo en cuenta que las estadísticas demuestran que la féminas obtienen mejores resultados en muchos de los estudios universitarios. Así las cosas, mientras los alaveses desempeñan este rol, la mujer emplea ese tiempo en realizar labores del hogar y de cuidado de personas del entorno. Este último es uno de los aspectos en los que ha aumentado la dedicación de las alavesas, que no de los hombres, en estos años. De esta forma, en la actualidad, ellas emplean unos 35 minutos diarios a este tipo de actividad por los 16 de ellos. De hecho, si se recurre a la información de la asociación de familiares cuidadores de personas mayores dependientes, Ascudean, se observa que el perfil de este colectivo es claramente femenino, en un 79% de los casos, y con edades comprendidas entre los 55 y los 64 años.
La mujer, en más campos Es decir, la mujer multiplica su actividad para poder rendir en el trabajo y en el entorno familiar y del hogar. Esto, por supuesto, tiene sus consecuencias que se reflejan, por ejemplo, en la menor dedicación a otros campos como el ocio o la elaboración de las comidas. El informe refleja cómo, desde 1993, se dedican ocho minutos menos de media a la cocina en favor de productos precocinados. ¿Y cómo repercute esto en la dieta mediterránea? Algunos expertos aseguran ya que este concepto se está perdiendo como tal y que de ahí llegan muchos de los problemas de obesidad, ya incluso infantil, que la sociedad actual está sufriendo de manera cada ve más habitual.