zARAUTZ amaneció ayer con la noticia que, desde hace cinco meses, más esperaba: la localización del presunto asesino de Amaia Azkue. La violenta muerte de esta mujer de 39 años, natural de Orio, vecina de Getaria y madre de dos niñas, conmocionó a la localidad costera donde hacía vida.

Por ello, el hecho de que el joven de 17 años se entregara el miércoles por la tarde y que en estos momentos se encuentre en el centro de menores de Zumárraga, provocó "mucha alegría" y parte de "sorpresa" en los vecinos del pueblo.

Durante la mañana de ayer, muchos eran los que comentaban en corrillos en las calles de Zarautz, los pormenores de un caso, para muchos ciudadanos, "raro" y "muy difícil de comprender".

Sorpresa y alegría fueron las palabras más repetidas por los vecinos, aunque la mayoría se lamentaba de que el chico "no vaya a pagar por lo que ha hecho". Ésta era la opinión de una de las trabajadoras de la cafetería Errota, uno de los últimos lugares donde fue vista Amaia Azkue. La dependienta leía con atención lo publicado por este periódico en el día de ayer, asegurando que la información le resultaba "difícil de creer". "Se habían dicho tantas cosas, que no me cuadra que sea una persona de 17 años y menos que lo haya hecho sola. Estamos alucinados porque nadie pensaba que fuera un menor. No me lo explico. Es todo un poquito raro: que le acompañara su padre, que se entregue ahora...", explicaba esta mujer, que aseguraba que a pesar de los últimos acontecimientos, no se sentía más tranquila. "No sé si ahora es peor. Sabiendo que es un chaval y que no se le va a juzgar como a un adulto. A la familia, que bastante desgracia tiene, lo único que le quedaba era la justicia, pero éste chico va a vivir de narices. Yo creo que queda mucho tiempo para que se sepa toda la verdad", añadía.

A unos metros de esta cafetería, la responsable de la tienda de ropa Goiatz, apuntaba que a pesar de que hace mucho que "no se oía nada" la noticia es "muy buena". Esta mujer reconocía que el brutal asesinato de Amaia Azkue generó en Zarautz, un ambiente de miedo que se fue diluyendo con el tiempo. "La verdad es que al principio pasé miedo porque aquí nunca había pasado una cosa así y después de lo ocurrido, siempre piensas que puede venir alguien a la hora de cerrar la tienda y... te puede tocar a ti. Ahora estoy más tranquila", agregaba.

el interés

La incomprensión

Por su parte, la dependienta del establecimiento Jazki, señalaba que tenía "muchas ganas" de que encontraran al responsable de la muerte de Amaia. "Que haya sido un chaval de 17 años me ha dado una vuelta porque no me lo esperaba. Me ha hecho reflexionar sobre dónde están quedando los valores", decía. "Ninguno estamos libres de que nos pase algo así -continuaba-, pero miedo no he sentido".

Asimismo, una amiga de la víctima (que esperaba más detalles en los informativos de la televisión) señalaba que se sentían "sorprendidos". "La familia estará más tranquila, pero todavía no sabemos si se conocían, qué interés podía tener un joven así en algo de estas características. No me entra en la cabeza y no comprendo por qué ocurrió", aseveraba.

En este sentido, una de las trabajadores del establecimiento Itsaso comentaba que durante estos meses, siendo madre de chicas, ha sentido miedo. "Lo he escuchado por la radio y me ha dado mucha alegría, aunque no creo que lo haya podido hacer él solo. Al principio pensábamos que sería un grupo de fuera. Ahora, la familia podrá descansar un poco, pero lo que no puede ser es que porque tenga 17 años, dentro de dos esté libre. Si es adulto para matar, lo es para pagar", aseveraba.

En la puerta del Eroski, donde Amaia tenía el coche y donde se perdían las pistas, dos padres se mostraban aturdidos con la noticia. "Una muerte en estas circunstancias es algo que quedará a la familia para toda la vida; hay que vivir así. Imagínate que le hacen eso a tu mujer y a tus hijos. Y lo peor, ¿irá a la cárcel?", se preguntaba uno de ellos.