vitoria. El control de la velocidad de los turismos en las carreteras alavesas no sufrirá, por el momento, modificaciones. Aunque el Departamento vasco de Interior ha puesto en marcha un programa de desactivación de radares fijos en la CAV, los cambios sólo afectarán a la red viaria de Bizkaia y Gipuzkoa. La única variación prevista para el territorio dentro de este capítulo afecta a la instalación ubicada a la salida del túnel de Aiurdin en sentido hacia Vitoria, que se desplazará con el fin de mejorar su operatividad.

Ninguna de las 31 cabinas diseminadas por la geografía alavesa dejará de funcionar en los próximos meses. No sucederá lo mismo con las emplazadas en el resto de la CAV, ya que el Gobierno Vasco ha anunciado la desconexión de ocho en Bizkaia y de tres más en Gipuzkoa. La razón para justificar esta medida obedece a que "algunos de los dispositivos de medición de la velocidad a desactivar se encuentran en tramos en los que existen otros radares y en los que la siniestralidad ha disminuido de manera significativa, por lo que se considera que se puede conseguir el mismo nivel de control de la seguridad viaria con menos dispositivos". La Administración señala, además, que "en otros casos, el tramo en el que se situaba el radar ha cambiado sus características, por lo que se estima que ya no resulta necesario".

Los conductores que emplean con asiduidad la carretera N-622 habrán advertido que, en las últimas semanas, el radar fijo R-945-027, colocado a la salida de los túneles de Aiurdin en dirección a Vitoria, ya no muestra la característica placa amarilla reflectante que distingue a estas instalaciones. Paralelamente, la señal previa que alerta de su funcionamiento aparece cruzada por dos tiras de cinta negra, lo que indica que en estos momentos no se encuentra operativo. Sin embargo, según precisaron fuentes del Ejecutivo autonómico, esta incidencia no está vinculada al programa de modificaciones sino que obedece exclusivamente a un cambio en la situación de la cabina. De hecho, se ha adelantado unos 200 metros desde su posición original, en el punto kilométrico 15,25, y sólo resta que se efectúen las necesarias operaciones de calibrado del aparato para que vuelva a lucir todos sus distintivos y retome su tarea de control.

Fuera del territorio alavés, los conductores sí que podrán tomar como referencia la desaparición de las láminas amarillas y las señales viarias cruzadas por cinta negra para distinguir a aquellos radares que han dejado de operar. Concretamente, en Bizkaia se encuentran en la autopista A-8 y en las carreteras N-240 y BI-637. En Gipuzkoa se hallan en la autopista A-15 y en la GI-21.

La desactivación de estos radares también se explica por la entrada en funcionamiento del Centro Automatizado de Tramitación de Infracciones de Tráfico, CATIT, ubicado en Bilbao. Este órgano agilizará la tramitación de los expedientes por infracciones -los conductores recibirán las multas en un plazo no superior a 15 días-, disminuirá los plazos de comunicación y mejorará las garantías jurídicas de los expedientes. La medida, no obstante, puede no ser definitiva en todos los casos. El Ejecutivo de Lakua ya ha avisado de que, tras la desactivación de las cabinas, la Dirección vasca de Tráfico analizará la evolución de la seguridad en dichos tramos durante los próximos meses y, en su caso, "podrá corregir eventuales desviaciones negativas mediante la utilización de los radares móviles de la Ertzaintza e, hipotéticamente, incluso poniendo nuevamente en marcha el radar desactivado, dado que las cabinas que los alojan no serán retiradas".