VITORIA. Las jornadas de trabajo innecesariamente largas, los malos hábitos en las comidas y las escasas horas de descanso son habituales en la vida cotidiana de cualquier trabajador alavés. Todo ello provoca que sea muy complicado hacer compatible la vida laboral con la vida personal de cada uno. El problema de los horarios no sólo es una cuestión que afecte únicamente al rendimiento laboral. También puede afectar gravemente a la salud de las personas. Para evitarlo es recomendable dormir suficientes horas o hacer unas comidas equilibradas y a las horas adecuadas para hacerlo.
Para alcanzar este equilibrio, cada persona debe saber distribuir su tiempo de una forma equitativa. Una mala distribución del tiempo, impide el correcto desarrollo de alguna de estas actividades; provocando incluso problemas personales o familiares en cada persona.
Uno de los mayores problemas con los que se encuentra en la actualidad ARHOE (Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles), es el del "presentismo". Esta práctica habitual consiste en que algunos empleados habiten en ellos durante 10 ó 12 horas al día, con independencia de lo que se haga durante todas esas horas.
Para evitarlo, desde la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios se promueve una distribución racional del tiempo de las personas basada en la regla de los tres ochos. Es decir, ocho horas para trabajar, ocho horas para la vida personal-familiar y otras ocho horas para disfrutar de un mejor descanso.
Algunos beneficios que se obtendrían al normalizar estos horarios con los europeos podrían ser la posibilidad de conciliar la vida personal, familiar y laboral, favorecer la igualdad, mejorar la salud, aumentar la productividad, dormir el tiempo suficiente, promover hábitos saludables, disminuir la siniestralidad, apoyar el rendimiento escolar o facilitar la globlalización.
Se debe dar el máximo valor al tiempo ya que es un bien único e insustituíble. Y sobre todo, es muy importante saber respetar el tiempo de los demás ya que es tan importante como lo puede ser el nuestro.
Tanto los padres como las madres han de disponer del suficiente tiempo para convivir y dialogar con sus hijos, interesarse por sus sentimientos y sus problemas. En caso contrario nunca podrán ayudar a sus hijos ya que ni siquiera conocen realmente su situación.
Es necesario educar a la juventud en valores tales como la solidaridad, la tolerancia, el respeto, el esfuerzo, y la igualdad entre la mujer y el hombre. También es conveniente hacer ver la importancia de hacer buen uso del tiempo.
En la actualidad, se tiende a valorar a los empleados por el número de horas que pasan en la empresa, independientemente del trabajo que lleven a cabo o no. Y esto es un gran error. La lógica nos diría que se ha de valorar a las personas por los resultados, ya que las horas de presencia no garantizan una mayor eficiencia. Además, las jornadas laborales largas perjudican la calidad de vida de los empleados y no son rentables para empresarios.
La relación entre la dirección y el personal de la empresa ha de estar basada en la confianza y el compromiso, no sólamente en el cumplimiento estricto del horario.
Por todo ello, las iniciativas de racionalización y flexibilización de horarios permiten a cada empleado conciliar su vida privada, con lo que de esta manera se encuentra con mayor motivación y mayor grado de lealtad hacia su empresa.
En cuanto a cifras se refiere, según informa la Comisión Europea en su informe Employment in Europe los asalariados con contrato a jornada completa (que son un 81,6% del total) trabajan una media de 40,4 horas a la semana en Europa.
El Reino Unido es el país con la jornada laboral más larga con 42,6 horas semanales (2 horas y 12 minutos por encima de la media europea), mientras que Holanda está en la situación opuesta, con una jornada media de 38,8 horas semanales (1 hora y 36 minutos inferior al resto de Europa). En cambio un trabajador alavés dedica una media de 41,1 horas semanales al desarrollo de su actividad profesional, superando la media europea en 42 minutos. En cuanto a la diferencia entre sexos, los hombres trabajan una media de 41,8 horas (30 minutos más que la media masculina europea) y las mujeres 39,8 horas (42 minutos por encima).
Los únicos sectores, a nivel europeo, en los que la jornada completa es superior a las 42 horas semanales son Hoteles y Restaurantes (42,9 horas) y yacimientos y Minería (42,4 horas). El caso opuesto, con jornadas inferiores a 40 horas semanales, está representado por Administraciones Públicas (39,6 horas), Salud (39,4 horas) y Educación (36,5 horas).