vitoria. Euskadi se ha convertido ya en la amama de Europa porque la población vasca envejece rápido y sin esperanzas de reposición. En 2020, medio millón de personas habrá superado en la CAV la barrera de los 65 años. Es decir, casi la cuarta parte de sus habitantes y un 22% más que en la actualidad. Las demoledoras cifras sobre la caída de población que el pasado miércoles proporcionaba el informe Competitividad 2011, lanzan además un aviso a navegantes a punto de naufragio. Las alertas sobre que en sólo diez años la población activa será insuficiente para cubrir el empleo, se suman a las advertencias realizadas a principios de año por el Eustat y el Consejo Económico y Social (CES).
No en vano, Euskadi cumple más años que la media europea, es el país del continente donde las parejas se casan más tarde y se tienen los hijos, por tanto, a edades más tardías y con menos descendencia. Con este retrato-robot, José Luis Curbelo, director general de Orkestra, mantiene que "la crisis demográfica golpeará con dureza al País Vasco en los próximos años ya que las previsiones estiman que desaparecerá el 12% de las personas en edad de trabajar". El Instituto vasco de Estadística corrobora que, dentro de nueve años, el colectivo de mayores de 65 años alcanzará el medio millón de personas, casi 100.000 más que en 2008. La población de más de 79 años aumentará todavía más rápidamente (un 38%) hasta las 162.000 personas, mientras que, por el contrario, el colectivo de edad intermedia disminuirá en casi 60.000 personas (un 4% respecto al ejercicio 2008).
La geografía vasca ha padecido a lo largo de sus 251 municipios, en muchos casos, una estimable pérdida de población. "En términos generales, del conjunto de localidades estratificadas por tamaños, son las medianas las que más sufren este problema. Son municipios incluso en los que el número de habitantes va a decrecer sensiblemente", precisa Javier Forcada, director del Instituto Vasco de Estadística/Eustat. Según los datos registrados en los últimos veinte años, el mayor descenso de habitantes lo han experimentado ya Sestao, Eibar, Pasaia, Arrasate, Portugalete, Errenteria y Basauri. Por el contrario, Sopelana, Zarautz, Mungia, Arrigorriaga o Durango se sitúan en el extremo opuesto, logrando arañar algunos vecinos a sus maltrechos censos.
A nivel de comarcas, destaca por su longevidad la Montaña Alavesa, con localidades como Kanpezo o Antoñana, cuyo 27% de población se compone exclusivamente de jubilados, y en el otro extremo, figura Plentzia-Mungia que no alcanza el 14% del total. La Rioja Alavesa también concentra una gran capa de la población más veterana. Ambas zonas siempre han presentado proporciones mayores de población madura que el conjunto de la Comunidad Autónoma. En esta franja de vecinos de más edad se incluyen Alto y Bajo Deba, Markina-Ondarroa, Gran Bilbao y Gernika-Bermeo.
Y es que las cifras se han disparado en la banda de las personas mayores de 85 años puesto que su número se ha multiplicado por 3,7 en un periodo de apenas veinte años y ya suponen tres de cada cien ciudadanos vascos. Por el contrario, los segmentos de población más jóvenes van perdiendo paulatinamente espacio en la sociedad. Frente al 33% de vascos que hace tres décadas tenía menos de veinte años, ahora este grupo representa un preocupante 16%.
No es la primera vez que este año saltan las alarmas sobre el acuciante problema demográfico que atraviesa Euskadi. El CES ya advirtió hace unos meses sobre esta reducción de la población en edad de trabajar. Para paliar el envejecimiento, urgió a las instituciones y agentes sociales a fomentar la inmigración y propiciar políticas de natalidad.
El problema radica en que la población de Euskadi se sitúa entre las primeras de la UE en longevidad pero no presenta tasas de regeneración. De hecho, Bizkaia será uno de los territorios del Estado que más mermará su población. En cuanto a la natalidad, las proyecciones demográficas se apoyan en unas hipótesis según las cuales la tasa de natalidad en el País Vasco irá disminuyendo progresivamente desde 9,6 nacidos por 1.000 habitantes en 2009 a 8,4% en 2017, una tasa inferior a la estatal.
Y las evoluciones negativas no cesan. Porque las proyecciones del Eustat también prevén un saldo migratorio hasta 2020 de una magnitud cada año menor.
Municipios como Sestao, Eibar, Basauri o Portugalete acumulan un descenso continuado del número de vecinos