Tartas, magdalenas, bombones, trufas, chocolates, canutillos... La cita más dulce del año se celebró ayer en Rivabellosa. La feria del azúcar, una magnífica ocasión para dar una alegría al paladar que los vecinos de Ribera Baja y alrededores no quisieron perderse. Muchos de ellos se dedican al cultivo de la remolacha, de ahí que en 2007 se les ocurrió que una forma de "darnos a conocer y llegar al público podía ser esta fiesta", explica el alcalde, Pedro Montoya. Además, "aun kilómetro del pueblo tenemos la azucarera de Miranda a la que llevamos buena parte de nuestra cosecha", puntualiza. Y de esta forma, una treintena de artesanos instaló ayer una amplia muestra de productos elaborados con el "oro blanco" de la comarca. Pero como no sólo de azúcar vive el hombre, los asistentes a la feria disfrutaron también con el vuelo de aves rapaces y la final del campeonato interpueblos de bolo alavés, una cita que contó con una amplia respuesta.
Los más pequeños también tuvieron hueco en esta fiesta de Añana. para ellos se programaron diferentes talleres relacionados con los productos estrella: la remolacha, el azúcar y la repostería. "Queremos que los niños sepan de dónde procede el azúcar que toman cada mañana, que no nace de las estanterías de los supermercados sino que se elabora con una planta que se cultiva muy cerca de donde ellos viven", indica Montoya. Además de aprender, el público infantil disfrutó de los lindo saltando en los castillos hinchables y demás atracciones. "Queremos que todo el mundo que nos acompañe durante este días se marche de Rivabellosa con un buen sabor de boca", señaló el alcalde.
La fanfarre Sei Gurpil, del municipio, se encargó de poner la nota musical a una jornada dulce, dulce.