vitoria. Han pasado cuatro años de la Ley de Dependencia, ¿qué valoración hace?
La Ley de Dependencia es un derecho subjetivo de la ciudadanía que supone un gran avance social. El único problema que tiene esta norma es que se aplica con desigualdad dependiendo de la comunidad autonómica que la desarrolla. Ya hay 700.000 personas en España y 40.000 en el País Vasco que reciben un servicio como derecho. Eso es lo importante.
Álava fue pionera en la aplicación de la ley. ¿En qué ha hecho bien los deberes?
Sí que fue la primera o la segunda en poner en marcha la ley y, además, también otras cuestiones del día a día. Por ejemplo, es el primer territorio de todo España que ha desarrollado la normativa para aplicarla a los dependientes moderados que, a partir del pasado mes de enero, ya tienen derecho a recibir prestaciones y servicios. Otros lugares están dilatándolo hasta junio con el consecuente ahorro económico que supone.
Euskadi saca un sobresaliente en su último informe de dependencia. ¿Cuáles han sido las claves para tal éxito?
Es un mérito compartido entre el Gobierno Vasco y la gestión de los gobiernos forales y ha sido posible porque la red de servicios sociales tanto de Álava como del País Vasco es una de las más potentes que existe en el Estado y porque los servicios sociales con los ayuntamientos y las diputaciones comparten el valor de la proximidad. Ésa sería la clave por la que es la que menos lista de espera tiene junto a Castilla y León y Aragón.
¿Qué queda por mejorar?
En Álava y en el País Vasco es uno de los sitios donde más equilibrio hay entre prestaciones económicas y centros residenciales y ayuda a domicilio. Aun así, todavía existe un porcentaje alto de prestaciones económicas para cuidadores familiares. Esto no permite empleo estable. Sería muy aconsejable que se propiciase una mayor red de centros y servicios de proximidad, centros de día y ayuda a domicilio, porque generarían más empleo estable donde se aplicara la Ley de Dependencia. En estos momentos, podemos decir que más de 10.000 personas ya trabajan en el sistema a la dependencia en el País Vasco.
Los datos hablan de un futuro con más dependientes por el aumento de la esperanza de vida. ¿Qué línea se debe seguir para hacer frente a esta nueva realidad?
Los cambios culturales y la pirámide poblacional tal y como vienen van a hacer necesario que haya una red más potente de la atención a las personas en la situación de dependencia. En el futuro será necesario que la ayuda a domicilio y los centros de proximidad aumenten sus plazas y se creen otros nuevos porque la avalancha va a ser tremenda. Se prevé que en los próximos cuatro años se incorporen un millón y medio de dependientes al sistema.
¿Cómo se conciencia a las instituciones de que la dependencia no entiende de crisis?
Primero, es una inversión porque se mejora la calidad de vida de las personas y se están generando más de 125.000 empleos, siendo el único sector donde no crece el paro. La dependencia supone un gasto del 0,5% del Precio Interior Bruto. Tenemos que plantear la sostenibilidad del sistema porque sólo gastamos el 0,5% comparado con el gasto en bienestar social y el 80% de las personas atendidas es mayor de 65 años y la esperanza de vida dice que esto va a aumentar y, en consecuencia, también los servicios. No es posible plantear un recorte en este sector. Habrá que hacerlo en otros apartados si no queremos dejar desprotegidas a las personas más vulnerables de la sociedad. Y eso que en el País Vasco, estos porcentajes de atención superan la media nacional.