la capital alavesa vivió el pasado viernes una de las noches más mágicas del año. La ciudad aguardaba impaciente la llegada de Olentzero, un acto que da paso al inicio de las Navidades. Eran miles los niños que, desafiando a las bajas temperaturas, salieron a la calle a recibir al entrañable carbonero, todos ellos con el mismo deseo: que dentro de su vieja saca transportara al menos alguno de sus regalos.
Los nervios se notaban en todos y cada uno de ellos. Querían disfrutar desde primera fila tal acontecimiento, y es que aunque algunos habían tenido el privilegio de conocerle por la mañana, en el Ayuntamiento, hasta donde se acercó Olentzero para recoger las últimas cartas, para muchos era la primera vez que le veían desde tan cerca.
Tan pronto como empezó a caer la tarde, ya sonaban algunos rumores. Algunos decían haber visto al buruhandi merodeando por el barrio de Zaramaga junto con Mari Domingi, su novia. Faltaban pocos minutos para que dieran las seis de la tarde, y todavía no había rastro del mítico personaje en el punto de partida del desfile. Además, un manto blanco de nieve empezaba a cubrir las calles. ¿Habría que esperar a los Reyes Magos para desenvolver los juguetes? Los pequeños cruzaban los dedos para que no fuera así.
Olentzero, sin embargo, no defraudó. Ataviado con su txapela y sosteniendo una pipa en la boca, apareció en el centro cívico Iparralde subido a una carroza cargada de regalos, aunque algunos menos que en años anteriores. Pese a que los niños no entienden de crisis, el carbonero se ha tenido que apretar el cinturón para tratar de que, con el presupuesto disponible, los paquetes lleguen a todos los hogares. Acompañado por su cortejo, compuesto por centenares de personas, entre ellos dantzaris, txistularis y trikitilaris, atravesó las principales calles del centro de la ciudad. Una tarea que no le resultó fácil ya que miles de personas se amontonaban en las aceras el pasado viernes por la noche para no perderse la llegada del carbonero. No en vano, se trata del evento navideño más visto de la capital alavesa por detrás de la cabalgata de Reyes Magos y del belén de La Florida, aunque en esta ocasión la nieve ocasionó que la participación fuera algo menor.
El desfile partió del Portal de Legutiano y continuó por la calle Francia, Paz y Olaguibel, hasta alcanzar la Plaza Nueva, donde le esperaba toda la multitud ensayando canciones típicas navideñas. Durante buena parte de la tarde, el tráfico tuvo que ser desviado por otras vías paralelas de la capital alavesa, pero el motivo merecía la pena y es que no todos los días uno se puede topar con Olentzero por la calle. Durante todo el recorrido se repetían las mismas escenas, caras de asombro, aplausos, algunos lloros de tanta emoción y también empujones para tratar de coger los caramelos que se lanzaban desde la carroza. Nada hubiera sido igual sin la música y la ambientación, que corrió a cargo de la Academia Municipal de Folklores, La Federación Alavesa de Danzas, la Ikastola Olabide así como la asociación cultural Indarra. Ellos fueron los que le dieron color al acto.
Finalizado el recorrido, Olentzero, desde el balcón principal del Ayuntamiento gasteiztarra, salió a saludar a todos los pequeños y mayores allí congregados, para desearles una feliz Navidad. Además, para entrar en calor, e ir haciendo hambre, quienes se acercaron hasta la plaza pudieron disfrutar de castañas asadas, que se repartieron de forma gratuita. Después de interpretar su canción, Olentzero decidió retirarse para comenzar un intenso trabajo que duraría toda la noche. El resto aprovechó la tarde para tomar un vino caliente con la cuadrilla antes de reunirse en familia.
barrios
Visita en Zabalgana y Lakua
Sin embargo, el centro de Vitoria no ha sido el único barrio que ha visitado estos pasados días el popular carbonero. Con la saca a sus espaldas, Olentzero se ha esmerado por que ningún niño se quede este año sin su regalo, aunque a buen seguro que alguno le habrá caído algo de carbón. El personaje ha llegado incluso hasta las zonas más apartadas del núcleo urbano, como Mariturri. Acompañado de su burrico, allí también estuvo para recoger las cartas escritas por los más pequeños.
Los vecinos de Zabalgana, de hecho, quisieron agradecer su gesto organizado una gran chocolatada el jueves por la tarde. A su llegada, fue recibido por música, cánticos y dantzas, y es que los escolares del barrio llevaban semanas preparándose para este gran cita ensayando unos pasos de baile.
También en Lakua hizo acto de presencia. En esta ocasión, los vecinos del barrio, pequeños y mayores, salieron a recibirlo al centro comercial, desde donde partió el cortejo entre las música de panderetas y tambores. En otras zonas de Vitoria igualmente tuvieron su momento con el Olentzero. Nadie se quedó sin esa ilusión.