Vitoria. Hagan juego, señores... Pero sin revelar su identidad. Internet cuenta cada vez con más adeptos y, en buena lógica, cada vez con más jugadores y ludópatas atrapados en la Red. El principal atractivo de esta modalidad de apuestas reside en pasar completamente inadvertido. Tal y como exponen los responsables de la Asociación Alavesa de Jugadores en Rehabilitación (Asajer), "los gustos de la población van cambiando y actualmente se busca el anonimato a la hora de jugar". "Ahora mismo, la Red es lo que más anonimato te pude dar", reconocen.

Una dirección de correo electrónico cuyo nombre no guarde relación con el propio, una contraseña de entrada totalmente arbitraria y el universo de juegos on line se abre ante el usuario. Sin salir de casa y mediante la magia del pago electrónico, es posible sentarse a la mesa de casinos virtuales de todo el planeta. Una aparente sencillez que en determinados casos acaba saliendo demasiado cara y que se salda con la tarjeta de crédito totalmente extenuada. O peor aún, con una adicción en marcha.

"A pesar de encontrarnos en plena recesión económica, el juego no ha sufrido retroceso en el gasto. Se observa que en periodos de crisis la población confía en mayor medida en que el juego les ayude a salir de los apuros económicos", advierten los portavoces de Asajer. Y los responsables de los portales dedicados al ciberjuego lo saben perfectamente. Por ello abundan en la Red los reclamos y las ofertas para que los usuarios empiecen a apostar. Bonos y cheques regalo para iniciarse en los juegos on line afloran en los banners, pop ups y anuncios de todo tipo de páginas, estén estas relacionadas o no con las apuestas.

Lo peor de todo es que Internet no cuenta con sistemas efectivos de identificación de los jugadores on line, de manera que cualquiera que haga click en la casilla "sí, tengo más de 18 años" puede acceder a estos centros de apuestas, independientemente de que esto sea verdad o no. En los casinos reales, sin embargo, existen férreos controles de acceso y siempre se solicita la documentación a los clientes.

menores en juego "La población joven nos sigue preocupando, ya que nos consta que los menores acceden a los juegos de azar a pesar de que la ley les protege", explican desde la Asociación Alavesa de Jugadores en Rehabilitación. "Nos preocupa que algunos padres y madres no hagan una reflexión de los hábitos que están inculcando a sus hijos como ocurre con el tabaco y con el alcohol", añaden.

Otra variante de las apuestas on line reside en las casas de juego dotadas de máquinas validadoras, aparatos que también aparecen en muchos bares y cafeterías. "Hace un tiempo, la preocupación estaba más centrada en las máquinas tragaperras, pero hoy en día está en las máquinas de apuestas", apuntan los responsables de la agrupación.

Aunque sólo el 1,7% de los alaveses -4.564 personas- presenta dificultades de control con los juegos de azar y apuestas, más del 80% de los residentes en el territorio practica algún tipo de juego con relativa asiduidad. Los hombres de entre 30 y 64 años juegan más que las mujeres, salvo al bingo, donde ellas son mayoría. Y los jóvenes juegan menos que los adultos, a excepción de los juegos privados, como el casino, el bingo, las cartas, el frontón, el deporte rural, las apuestas deportivas y las tragaperras. Hay más costumbre de apostar en el medio rural que en Vitoria y los juegos preferidos son la Lotería Nacional, la Bonoloto, la Primitiva y la Quiniela. Los sorteos de la ONCE ocupan el segundo lugar en las preferencias de los habitantes en el territorio, seguidos, en tercer lugar, por los casinos, los bingos, los juegos de cartas con dinero, las apuestas deportivas y las tragaperras. Cierran el grupo, en cuarto lugar, las apuestas on line. En lo que al ocio atañe, los videojuegos y los juegos de rol son del gusto de uno de cada cuatro alaveses.

El gasto medio en loterías en Álava es de 210 euros de media por habitante al año y la edad media de inicio en el mundillo de las apuestas son los 17,4 años. Según reconocen los propios jugadores, se dedican a esta actividad para ganar dinero, entretenerse y olvidar los problemas. La sociedad alavesa considera que los juegos de azar no deben ser prohibidos, pese a que reconoce que conllevan implícito un riesgo de adicción.

Y no les falta razón. De hecho, hay psicólogos que vinculan el empleo excesivo de las nuevas tecnologías por parte de los más jóvenes a una posible adicción al juego en la etapa adulta. Afirman que el abuso de Internet y de la telefonía móvil está "directamente relacionado" con el posible desarrollo de ludopatías patológicas.