Bomberos de la UCEIS de Laguardia, una unidad de emergencias de Osakidetza y una unidad del Centro de Coordinación de Emergencias, SOS-Deiak-112, así como la Ertzaintza fueron los figurantes del simulacro de siniestro que se realizó en las inmediaciones de la capital de Rioja Alavesa, en el punto donde se encuentran soterradas las instalaciones de gas natural.
El simulacro había sido organizado por la empresa Natur-Gas y por SOS-Deiak, con la colaboración de los intervinientes y la previsible participación de las unidades del parque de bomberos de Logroño y los servicios de emergencia del Gobierno de La Rioja, que al final no aparecieron, ya que fueron suficientes los recursos alaveses para solucionar el ejercicio.
La situación accidental que se quería reflejar en el simulacro era la de una fuga de gas con fuego, en el proceso de descarga del camión cisterna, tras una primera intervención del conductor y del personal técnico de la Planta de GLP, con los medios de extinción y con la aplicación de los procedimientos establecidos para la neutralización del incidente. Como consecuencia de no poder parar la fuga de gas encendida se llama al 112 y se inicia el simulacro con la atención por quemadura de un trabajador presente en la planta.
Y así se llevó a cabo, bajo la atenta supervisión de los técnicos de la empresa gasística que, una vez al año, tienen que realizar simulacros, aunque no siempre se hace como ayer: con la participación de todos los agentes que deben colaborar en un siniestro de estas características.
El ejercicio comenzó poco después de las 12.30 horas, cuando un supuesto trabajador de la planta -en la realidad el coordinador de las Uceis alavesas- avisó al 112 de la declaración del incendio, y a continuación, ese organismo puso en alerta al resto de equipos que se tienen que movilizar en esas situaciones.
A poco de realizarse la llamada, la Ertzaintza ya tenía despejados los accesos hacia el lugar para facilitar el paso de los bomberos, que llegaron en muy pocos minutos. Lo primero que hicieron fue proceder al rescate de un trabajador quemado, papel que le tocó en suerte al conductor del camión del gas, que fue separado de las supuestas llamas y llevado a un lugar seguro donde fue atendido por una unidad de Osakidetza. Y además, de verdad, porque le tomaron la tensión y le auscultaron, a pesar del frío que hacía.
Mientras eso sucedía apartado del fuego, los bomberos habían extendido las mangueras y ya estaban procediendo a sofocar el incendio. Apagado el foco, un bombero y un técnico de la empresa de gas procedieron a medir el lugar para comprobar que no había escapes de gas, mientras los bomberos permanecían sin moverse del lugar, en estado de alerta, por si se reavivaba el fuego.
El simulacro concluyó con una puesta en común de las opiniones de todos los que habían intervenido, tanto actores del simulacro como los observadores, para comprobar que los tiempos de respuesta habían sido los adecuados y que el protocolo de actuación se había cumplido.
Lo que se salió del guión es que al final sí que hubo un herido de verdad. Uno de los bomberos de la Uceis de Laguardia sufrió un corte en la mano, por la que sangró abundantemente. Inicialmente él mismo se lo taponó con vendas del botiquín del camión, pero no dijo nada hasta que todo hubo culminado.