Ciudad del Vaticano. El Papa Benedicto XVI considera que España vive una "dramática lucha entre secularismo radical y fe decidida" y que el fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Marcial Maciel, fue un "falso profeta" y que pudo llevar durante tanto tiempo esa doble vida inmoral porque estaba "muy bien cubierto".

Así se afirma en el libro Luz del mundo. El Papa, la iglesia y el signo de los tiempos", del alemán Peter Seewald, escrito en el estilo pregunta-respuesta, presentado ayer en el Vaticano, en el que el Papa asegura que si su salud le impidiera ejercer su ministerio no dudaría en renunciar al Papado.

Sobre España, afirmó que es un país "de contrastes dramáticos" y señaló que basta recordar "el contraste entre la República de la década de 1930 y Franco o en la dramática lucha actual entre la secularidad radical y la fe decidida". El Papa reflejó que "hoy como ayer, se encuentra en un gran movimiento histórico" y que "ha sido siempre uno de los grandes países católicos con vitalidad creadora".

Respecto a que el caso de Maciel estaba "muy bien cubierto", el arzobispo Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, dijo que primero que hay que "verificar" las coberturas que tenía el fallecido sacerdote dentro de su congregación, "quién le preparaba los encuentros, quién dirigía su agenda, antes de buscar fuera".

Las pesquisas ordenadas por el Papa sobre Maciel desvelaron que el sacerdote abusó sexualmente de menores, tuvo "otros graves comportamientos" (consumo de drogas) y varios hijos con varias mujeres.

Sobre la homosexualidad, Benedicto XVI reflejó que son personas que deben ser respetadas y no "ser discriminadas porque presentan estas tendencias". Defendió que "si alguno presenta tendencias homosexuales profundamente enraizadas, si en cualquier caso estas tendencias tiene un cierto poder sobre la persona, esta es una gran prueba para él, así como otra persona puede soportar otras pruebas".

Sin embargo, Benedicto XVI sostuvo que no por ello "la homosexualidad pasa a ser moralmente justa" y afirmó que la homosexualidad no es conciliable con el sacerdocio, porque "el celibato como renuncia no tiene ningún sentido".

La obra analiza los problemas fundamentales de la Iglesia y responde a las preguntas de Peter Seewald acerca de la Iglesia y el mundo actual. El Papa habla a través de 280 páginas también sobre los problemas que ha tenido estos cinco años. Benedicto XVI se mostró desilusionado "con el mundo occidental", donde hay "aversión a la Iglesia".

Por su parte, Lomardi destacó que el Papa ha querido con este libro acercar el magisterio a la gente "de una forma coloquial".

Sobre el caso Williamson, el obispo lefebvriano al que levantó la excomunión sin saber que había negado la existencia del Holocausto, el Papa subrayó que se tendría que haber estudiado más, y haber separado el caso de Williamson de los demás obispos.

el islam, "realidad religiosa" Con respecto al discurso de Benedicto XVI en Ratisbona, el Papa manifestó que lo había concebido como una lección estrictamente académica. El Papa reconoce el Islam como una gran "realidad religiosa" con la que "es necesario dialogar" y que "ha comenzado un diálogo muy intenso". El resultado, afirmó Benedicto XVI, es que ha quedado claro que el Islam debe aclarar "su relación con la violencia y con la razón".

Benedicto XVI sostuvo que en los países donde el Islam es "monocultural", la conciencia de la verdad "pasa a ser tan limitada que se transforma en intolerancia y por ello hace difícil la convivencia con los cristianos". El Papa manifestó que es importante mantener un contacto intenso con todas las fuerzas del Islam que puedan y quieran dialogar "para que pueda llegar una transformación de las conciencias también donde el islamismo asocia la pretensión de la verdad con la violencia