yakarta. Al menos 69 personas murieron ayer y otras 71 resultaron gravemente heridas por una nueva erupción del volcán Merapi en Indonesia, que eleva a 113 el total de víctimas mortales desde que la montaña de fuego comenzara a rugir hace dos semanas.
Casi todos los cadáveres fueron encontrados en el distrito de Sleman, la mayoría en la localidad de Bronggang, a 15 kilómetros del cráter y situada dentro del perímetro de seguridad que se ignoró, informaron fuentes oficiales.
La erupción lanzó al cielo columnas de ceniza y fragmentos de roca de hasta 6 kilómetros de altura, intensificó los ríos de lava que bajan de la montaña y provocó nubes tóxicas a temperaturas superiores a los 750 grados centígrados.
Los vulcanólogos indonesios creen que la de ayer fue la erupción más violenta hasta el momento y mucho más potente que la primera del 26 de octubre, en la que perdieron la vida casi 30 personas.
Según varios testigos, decenas de personas con los rostros cubiertos de ceniza se alejan a pie o en motocicleta del volcán, mientras el Ejército sigue evacuando en camiones a mujeres y niños.
Los equipos de rescate piensan que el número de muertos aumentará porque no han podido acceder a algunas aldeas en llamas o cubiertas por cenizas humeantes, mientras los soldados no dan abasto para llevar ayuda a los damnificados.
El pequeño hospital de Bronggang ejerce de improvisado tanatorio para decenas de cuerpos sin vida, mientras a los heridos se les atiende en un centro médico de Yogyakarta, unos 50 kilómetros al sur.
Las autoridades indonesias ampliaron ayer de 15 a 20 kilómetros el radio del perímetro de seguridad, y ordenaron abandonar el área a todos los residentes.
Bronggang se encontraba dentro de la nueva zona de exclusión, pero sus vecinos no salieron a tiempo de sus viviendas o no fueron informados con suficiente antelación. Pero muchos residentes ignoran el perímetro de seguridad.
Los vulcanólogos opinan que la actividad del Merapi, de 2.194 metros de altura y cuyo nombre significa montaña de fuego en javanés, puede prolongarse meses, pero no debería haber más víctimas si se respetan las normas.
El Merapi es sagrado para los locales, que una vez al año llevan ofrendas para apaciguar a los hyangs o espíritus de la montaña, de acuerdo a la superstición.