Oviedo. Manos Unidas, la ONG católica de lucha contra el hambre creada en 1960, obtuvo ayer el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 por "su apoyo generoso y entregado a la lucha contra la pobreza y en favor de la educación" en más de sesenta países a lo largo de sus cincuenta años de existencia.

La organización que destinará los 50.000 euros de dotación del premio a un nuevo proyecto para la reconstrucción de Haití, llegó a las últimas votaciones del jurado junto a la Organización Internacional del Trabajo y a la dirigente de la oposición democrática birmana Daw Ang San Suu Kyi, Nobel de la Paz en 1991.

El acta del jurado, que leyó su presidente y jefe del Ejecutivo asturiano, Vicente Álvarez Areces, destacó además su contribición en los últimos años "en proyectos específicos cuya meta es combatir el hambre y reducir la mortalidad materna".

apoyos La candidatura, propuesta por el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, recibió 6.300 apoyos, entre los que figuran anteriores galardonados como el padre Angel García, Eduardo García de Enterría, Miguel Indurain y Federico García Moliner, así como misioneros, obispos y superiores de comunidades religiosas de todo el mundo.

Su presidenta, Myriam García Abrisqueta, agradeció "de corazón" a todos los que colaboran y trabajan para mejorar la calidad de vida de quienes viven "situaciones injustas" y aseguró que el premio es "un honor, una responsabilidad y un estímulo" para seguir trabajando. Surgida en 1960 al amparo de la primera campaña contra el hambre que se organizó en España, por iniciativa de un grupo de mujeres de Acción Católica Española y en respuesta a una llamada de la FAO a nivel mundial, Manos Unidas se ha convertido en una de las organizaciones no gubernamentales más activas y con mayor presencia allí donde la pobreza causa más estragos.

Más de 25.000 proyectos solidarios financiados por Manos Unidas en más de 64 países de Asia, África, América y Oceanía, dan cuenta de su empeño por combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad en el mundo, un objetivo en torno al cual la ONG logró reunir el año pasado a más de 4.500 voluntarios, en su mayoría mujeres, que en las campañas de Navidad pueden llegar a los 150.000.

Unos ochenta mil socios soportan el trabajo de la organización con su fidelidad incondicional, y con un apoyo económico que supone el 77,7% de sus ingresos, frente al 22,3% procedente de instituciones públicas. En 2009, según datos de la organización, tanta solidaridad se tradujo en más de 54 millones de euros recaudados, de los cuales el 92,1% se destinaron a financiar proyectos. También muchas empresas contribuyen al soporte económico de la ONG, receptora en todo este tiempo de numerosas herencias y legados de socios benefactores. Además, en febrero, todos los años se celebra una colecta entre los fieles de las parroquias españolas, dinero que va destinado a la caja de la organización.

Su modus operandi consiste no tanto en desarrollar proyectos propios como en financiar aquellos que ofrecen garantías de desarrollo y continuidad en el tiempo, en áreas como la agricultura, sanitario y, además, de promoción de la mujer.