Islamabad. Las previsiones meteorológicas, que descartan lluvias significativas para los próximos días, dieron ayer un respiro a Pakistán, que ha recibido la mitad de la ayuda solicitada para socorrer a los damnificados por las inundaciones.
Después de las lluvias monzónicas torrenciales que cayeron en Pakistán desde finales de julio, las precipitaciones dan ahora una tregua que ayudará a aliviar la crisis actual antes de encarar el fin de la estación lluviosa, a mediados de septiembre.
Según el jefe de los servicios meteorológicos paquistaníes, Qamaruz Zaman Chaudhry, el parón contribuirá a que descienda notablemente el nivel del agua del río Indo y de sus afluentes, algo que ya está sucediendo en las partes septentrionales y en el tercio central del país.
"No obstante, el desafío en Sindh es enorme", matizó Chaudhry, en referencia a la provincia situada en el sureste paquistaní, amenazada por un gran volumen de agua que ha recorrido más de mil kilómetros y devastado amplias partes de algunas de las regiones noroccidentales. En Sindh, dos importantes presas, ya agrietadas, están soportando una fuerte presión y desde hace días existe el temor a que sufran graves daños, se desborden y dejen muchos distritos de la provincia vulnerables a las inundaciones.
aumento de ayudas Otra buena noticia para Pakistán es que la comunidad internacional ha incrementado sus ayudas para asistir a los afectados por la tragedia, que oscilan entre los 15,3 y 20 millones, según la ONU y el Gobierno paquistaní.
"La respuesta ha mejorado mucho en los últimos días tras el llamamiento que hicimos. Parece que los países donantes se están dando cuenta de la magnitud de la catástrofe", dijo un portavoz de Naciones Unidas, Maurizio Giuliano.
Con la llegada de contribuciones de la Comisión Europea, EEUU, Australia, Corea del Sur o España, la ONU se ha asegurado más de la mitad de los fondos requeridos para proveer durante 90 días comida, cobijo, atención sanitaria o agua potable.
El día de la petición de las donaciones, la cantidad recibida por la ONU era sólo un quinto del total solicitado, algo que los analistas achacaban a la poca empatía de la comunidad internacional hacia Pakistán, la fatiga de los donantes en un año con varias catástrofes o la desconfianza hacia el Gobierno paquistaní.
El presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, se mostró ayer confiado en que su país salga fortalecido. "Tragedias como ésta consolidan a la nación. Nuestra nación se unirá y saldrá fortalecida", declaró en Rusia, donde asistió a una cumbre en la que participaron los jefes de Estado de Tayikistán y Afganistán.