Bilbao. Buscaban chatarra y dieron con un obús. A las doce del mediodía de ayer, dos particulares quisieron aprovechar la bajamar para recoger diferentes objetos metálicos de la ría y se encontraron con un artefacto militar. La escena sorprendió a un viandante que, inmediatamente, dio aviso a SOS Deiak. Veinte minutos más tarde resultaba imposible acceder al Muelle de la Merced: la zona estaba acordonada y varios agentes de la Ertzaintza vigilaban que ningún curioso se acercara a la orilla donde operaba la Unidad de Desactivación de Explosivos.

"El equipo ha bajado a la ría y ha tenido que desencastrar algunos de los artefactos que estaban incrustrados en el lodo", explicó uno de los agentes. En total, cinco obuses de distinto calibre de la época de la Guerra Civil, todos muy deteriorados y ninguno con espoleta, es decir, ninguno preparado para prender fuego a su carga.

"Posiblemente alguien los lanzó al agua para desprenderse de ellos", comentó un efectivo de la UDE. "Al carecer de espoleta no presentan mucha peligrosidad, pero el explosivo que está en el interior todavía está activo". Otra de las posibilidades que se barajan es que fueran arrastrados desde algún descampado por las lluvias y la erosión del suelo.

Los obuses fueron retirados e introducidos en una furgoneta para su posterior destrucción siguiendo el protocolo habitual. Aunque el percance suscitó la atención de muchas personas, no es la primera vez que se descubre armamento en la zona. El pasado 28 de julio, un obrero que reformaba una vivienda en la calle Arriotxe del barrio baracaldés de Lutxana descubría una granada tras excavar en el suelo del domicilio en proceso de rehabilitación. El trabajador avisó a la Ertzaintza y se procedió a su detonación. "Nadie debería guardar estos descubrimientos en su casa, la gente desconoce el grado de peligrosidad de los artefactos", indicó ayer un agente.

Un misterio Cada año se encuentran cerca de medio centenar de obuses y otro tipo de armamento de la Guerra Civil en Bizkaia, abandonado bajo tierra, semienterrado o en la mar, una media que se mantiene prácticamente igual desde hace algunas décadas, aunque se desconoce el número de bombas que puede haber en el territorio vizcaíno y que todavía están por descubrir. La mayor parte de armamento encontrado aparece en la zona de Durangaldea, Gernika y el Gran Bilbao, ya que fue la zona que más ataques y bombardeos sufrió durante la guerra.

El último hallazgo que tuvo lugar en Euskadi bajo el agua fue en Ondarroa el 12 de junio de 2009, cuando miembros de la Armada hicieron explotar bajo control a una milla marítima de la costa un torpedo hallado dos años antes por varios buceadores.

No es casual que estos descubrimientos tengan lugar en época estival, cuando se realizan más reformas en las casa y tareas de limpieza en los caseríos y en los alrededores. Un paseo por el monte, la reforma de una casa o una actividad tan fructífera a la hora de encontrar objetos curiosos como la de recoger chatarra pueden hacer resurgir un obús el día más inesperado.