vitoria. La travesía vital de las personas que sufren patologías de tipo psiquiátrico se encuentra todavía plagada de obstáculos. La efectiva integración social de estos ciudadanos en la Europa del siglo XXI se ve lastrada a diario, entre otros factores, por la estigmatización y las enormes trabas existentes para acceder al mercado laboral libre. Y eso que, según reflejan varias encuestas realizadas a lo largo del viejo continente, el 90% de los ciudadanos que sufren una enfermedad mental grave quiere trabajar. Por desgracia, sólo el 30% llega a conseguir una ocupación, generalmente en el mercado de empleo protegido. En un número importante de países europeos, entre ellos España, apenas el 3% logra ocuparse en el libre. Para más inri, su remuneración media -también las de la personas con cualquier tipo de discapacidad- llega a alcanzar el 35% menos que las personas sanas.

Así lo advirtió ayer en Vitoria el reputado especialista Daniel Molinuevo, oficial de política e investigación de la Red Social Europea, que ofreció la conferencia de clausura del II Curso de Experto de Desarrollo Profesional en Salud Mental Comunitaria, celebrado en la sede de la UNED con la colaboración de la Diputación alavesa y la fundación Beti Gizartean. La entidad a la que pertenece el especialista, a grandes rasgos, constituye un entramado independiente de servicios sociales europeos cuya misión es ayudar a las personas más vulnerables a través de la provisión de servicios sociales de calidad.

La grave coyuntura económica ha traído de la mano un reto añadido y de grandes dimensiones para la red, porque la discriminación que sufren estas personas se ha acentuado. Según argumentó Molinuevo, que desarrolla su trabajo en Londres, "la salud mental y la exclusión social se refuerzan mutuamente". Entender que las políticas de integración "fomentan el crecimiento económico" y su ausencia supone perder competitividad e incrementar la petición de subsidios por discapacidad supone un paso "fundamental" para revertir la realidad actual. Se estima que una de cada cuatro personas sufre alguna enfermedad mental a lo largo de su vida, al margen de su gravedad y cronificación.

40 años atrás El camino se supone largo, también desde el punto de vista de las campañas que se suponen anti estigma, muchas de las cuales "no hacen bien su trabajo" y acrecientan el problema. El especialista recordó que vincular enfermedades físicas con mentales "es un problema", porque muchos pacientes crónicos abandonan la vida laboral tras lograr la invalidez. Se refuerzan así graves "estereotipos", como "los que había hace 40 años hacia las mujeres". El Pacto Europeo para la Salud Mental refrendado en 2009 supone, a juicio de Molinuevo, "la piedra angular de las nuevas políticas" en este campo, una "brújula de buenas prácticas" que deberá dar vida a nuevas directivas que destierren la discriminación.