Vitoria. El rechazo a la línea de alta tensión entre Castejón y Gasteiz se ha transformado este fin de semana en ruidosa marea amarilla, la que ha recorrido a modo de kalejira 24 pueblos alaveses afectados por el agresivo proyecto de Red Eléctrica Española (REE). Bajo el lema Paso a paso contra la alta tensión, si quieres librarte corre, la marcha encontró ayer al mediodía su destino final en el museo Artium, desde donde volvió a partir convertida en manifestación masiva por las calles de la capital. Más de 2.000 personas, muchas de ellas llegadas desde fuera de Vitoria, secundaron el enésimo llamamiento al Gobierno Zapatero para que dé marcha atrás y se replantee la consecución del trazado eléctrico. Para todos, el más contundente. Para unos pocos, con suerte, el definitivo, el que por fin removerá conciencias y desembocará en su paralización.

La manifestación partió con puntualidad británica desde la pinacoteca y enfiló la calle Francia con dirección Paz. En cabeza, los organizadores de la marcha y, muy cerca, alcaldes de los núcleos rurales afectados, representantes de las juntas administrativas, junteros, parlamentarios, concejales en el Ayuntamiento de Gasteiz y miembros del Ejecutivo foral. De todos los colores políticos, sin excepción, salvo del PSE, único que apoya el proyecto de Red Eléctrica.

Ez ez ez, goi tentsiorik ez!! fue, de largo, la consigna más repetida entre la serpiente amarilla, que a medida que penetró en el centro de la ciudad sumó nuevos integrantes. Giro por Ortiz de Zárate, nueva vuelta rumbo a Dato y, de ahí, hasta la Plaza de la Provincia pasando por la Virgen Blanca. Entre los manifestantes más ilustres de ayer destacó, sin duda, El Caminante, que también fue vestido con el amarillo reivindicativo.

El ánimo de los asistentes y los decibelios, empujados a golpe de cántico y silbato, subieron de intensidad poco a poco, a medida que la marcha enfiló hacia el Palacio de la Provincia. Hay quienes creen que todo el pescado está vendido, lo cual no significa que deba abandonarse la protesta en todas sus vertientes. Entre ellos se encontraba Jesús Callao, vecino de Labraza, que no ocultó su desconfianza respecto a la posibilidad de parar este proyecto "que no tiene ninguna lógica". A su juicio, "está muy difícil conseguirlo, casi sentenciado, pero nos jugamos el futuro de nuestros pequeños". Al margen del enorme impacto ambiental de la autopista eléctrica proyectada, que recorrerá más de 100 kilómetros plagados de parajes protegidos para fauna y flora, nadie olvida el enorme impacto que podría tener sobre la salud. Los campos electromagnéticos, según han advertido los expertos en numerosas ocasiones, incrementan la incidencia de los trastornos del sueño, la fatiga crónica y varios tipos de cáncer. "La política, en lugar de ayudarnos, va en nuestra contra; debe haber otras alternativas, y si hay que hacer algo debe ser por donde menos daños produzca", prosiguió Callao.

Esperanza Aunque los últimos acontecimientos anticipan una pronta puesta en marcha del plan, muchos de los asistentes a la marcha siguen sin perder la esperanza. Pese al "imparcial" estudio de impacto ambiental del proyecto, que a juicio de la Diputación alavesa sólo favorece a la promotora del proyecto. O pese a la "cerrazón" que, según denuncian otros, está marcando el comportamiento del Ejecutivo Vasco. "Esperemos que el Gobierno, con el lehendakari a la cabeza, dé por fin el paso de apoyarnos y diga no a la línea. Esta marcha es otro tirón de orejas a Patxi López, y confiamos en que la respuesta popular le haga reaccionar", argumentó animosa y megáfono en mano Ana Belén Hernández, vecina de Egileta. "Sin duda alguna que se puede parar; ésta no es sólo una pelea de Álava, porque en este equipo estamos muchos; La Rioja, Navarra e incluso Burgos, porque la línea también atraviesa Trebiño", añadió su amiga Yolanda I. Valle, también vecina de la Llanada.

Los organizadores del acto leyeron un extenso comunicado desde las escaleras del palacio foral en el que agradecieron la respuesta de los asistentes. El tiempo se agota, y al margen de la respuesta popular sólo queda presentar una marea de alegaciones contra el proyecto que permita retrasar su tramitación, tal y como recordó el sábado la Plataforma contra la alta tensión. Varios pueblos del territorio posibilitarán realizar este trámite el próximo sábado. "Queremos que la línea no se haga en ninguna parte, porque no es necesaria de ninguna forma. El daño será inmenso para todos los montes, van a hundir la agricultura y la salud de los niños", advirtió Rosario Valle, otra vecina de Egileta que también se sumó a la marcha.

En esta misma línea también se expresó Eduardo Samaniego, vecino de Vitoria aunque "con descendencia de la Montaña", concretamente de Navarrete. "Este proyecto va a destruir lo poco que queda de unos parajes de los que nunca nadie se han preocupado. Hay que manifestarse, aunque todos sabemos que está hecho, porque detrás hay una gran potencia financiera", lamentó.