vaticano. El Predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, pidió perdón a los judíos por su discurso del Viernes Santo cuando comparó las críticas al Papa Benedicto XVI por los casos de pederastia con el antisemitismo y aseguró que el Pontífice desconocía el texto.
"Si, contra mi intención, he dañado la sensibilidad de los judíos y de las víctimas de la pederastia estoy sinceramente apenado y pido perdón, reiterando mi solidaridad a unos y otros", afirmó Cantalamessa en una entrevista que ayer publicó el diario Corrire della Sera.
El franciscano, de 75 años, señaló que sus intenciones eran amistosas y que teniendo en cuenta que este año la Pascua cristiana y la judía caen en la misma semana quería enviar un saludo a los judíos en el contexto del Viernes, "una fecha que, por desgracia, siempre ha sido de confrontación y, para ellos, de comprensible sufrimiento". Se refería a las plegarias de los católicos por los judíos del Viernes Santo. En el rito anterior al Concilio Vaticano II se pedía por su conversión al cristianismo y se rogaba a Dios para que eliminara "la ceguera de este pueblo, para que, reconocida la verdad de tu luz, que es el Cristo, salga de las tinieblas".
Esa frase fue cambiada y actualmente se implora a Dios que "ilumine sus corazones para que reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres". Texto que siguen criticando los judíos.
El Papa Benedicto XVI advirtió en la misa del Urbi et Orbe (a la ciudad y al mundo) de ayer que impartió desde la plaza de San Pedro con ocasión del día de Pascua, sobre la cultura de muerte que "tiende a difundirse" en la sociedad de hoy día. Igual que el pueblo judío cuando huyó de Egipto, también en la actualidad "la humanidad tiene necesidad de un éxodo, de una conversión espiritual y moral" y "necesita de la salvación del Evangelio para salir de una crisis que es profunda y como tal requiere cambios profundos, empezando por las conciencias", aseguró el Papa.
En referencia a la crisis económica internacional, pidió que la Pascua "dé luz y fuerza" a "los responsables de todas las naciones" para que "la actividad económica y financiera se asiente finalmente sobre criterios de verdad, justicia y ayuda fraterna".
El Pontífice también rezó por los pobres y las personas en dificultad, empezando por Irak y Tierra Santa y sin olvidar a Latinoamérica, muy sacudida últimamente.