Araia. La voz de los habitantes de la Llanada oriental se ha escuchado con fuerza en los últimos días gracias a una reivindicación: la necesidad de contar con una ambulancia más en la comarca para cubrir sus 397 kilómetros cuadrados de extensión con suficiencia, dado que actualmente sólo un vehículo sanitario establecido en Agurain realiza todos los servicios, desde Dulantzi hasta Asparrena, con el apoyo puntual de otros cuatro equipos instalados en Gasteiz y un quinto en Legutiano. Una exigencia recurrente que incluso la semana pasada llegó al Parlamento Vasco, donde el director de Asistencia Sanitaria de Osakidetza, Eduardo Gárate, anunció su rechazo a reforzar la asistencia pese a la demanda vecinal.

Araia, uno de los núcleos rurales más afectados, ha encabezado esta petición tras el enorme susto vivido el pasado 13 de noviembre por una de sus vecinas. Odei, su hijo de cuatro años, sufrió un desvanecimiento repentino a causa de una amigdalitis bacteriana, y fue ella misma la que debió trasladarlo en su coche particular hasta Agurain para que recibiese asistencia. Cuando llamó al 112, le comunicaron que el médico de guardia se encontraba atendiendo otra emergencia.

Y aunque Gárate anunció ante la Cámara de Vitoria que la severidad del caso se descartó por vía telefónica, por lo que no fue necesario movilizar ninguna ambulancia, el fantasma del terrible suceso acaecido en la localidad hace cinco años, cuando un bebé de siete meses perdió la vida por no recibir atención médica inmediata, no tardó en sobrevolar la villa. Los vecinos de la zona han recopilado más de 500 firmas, que fueron entregadas al Ararteko el pasado jueves 18 -un día después de la citada comparecencia parlamentaria-, para exigir que se amplíen los recursos de emergencia sanitaria. Aún y todo, los casi 12.000 habitantes de la zona deberán seguir conformándose con una única ambulancia.

Este periódico ha pulsado, días después de esta sucesión de episodios, la opinión de los vecinos y comerciantes de Araia ante la escasez de recursos que sufren. Coinciden en que, pese a tratarse de una área con escasa población, es muy extensa, concentra una actividad industrial relevante y también una densidad de tráfico a tener en cuenta. Pilar Blanco, titular de la farmacia de la localidad, conoce a la perfección esta problemática.

"La Llanada es una zona muy amplia, tan sumamente grande que una sola ambulancia centralizada en Agurain es insuficiente", certifica. Desde la botica que regenta se recogieron algunas de esas firmas posteriormente entregadas al Ararteko, una acción que a su juicio puede acabar dando frutos.

"Si no decimos nada, tampoco conseguiremos nada", asume Blanco, quien lamenta también el progresivo recorte de profesionales sanitarios para el entorno.

"Nosotros no somos el médico, y siempre tenemos que remitir a los pacientes al 112", advierte.

El suceso protagonizado por Odei se ha convertido en un corrillo habitual de los bares de la localidad. De forma más general, lógicamente, la necesidad de contar con más ambulancias para cubrir el municipio de Asparrena. Así lo corrobora Joseba González, desde el bar Aratz: "La gente, cada vez que tiene una urgencia, tira de donde puede, sobre todo si se trata de niños pequeños".

En primera persona Joseba habla con conocimiento de causa, porque quien padeció en su día la falta de equipos sanitarios fue él mismo en primera persona. Aquejado de un episodio de fiebre muy alta, contactó telefónicamente con los servicios de emergencia "en un momento de lucidez" y le invitaron a acercarse en coche al ambulatorio de Agurain, aunque él se encontraba incapacitado para conducir. Al final, fueron sus padres, residentes en Egilatz, los que le trasladaron hasta Gasteiz para recibir asistencia médica. Le diagnosticaron una neumonía.

"Mejorar la Sanidad en la zona es uno de los puntos fuertes; los discursos no funcionan, sino más el boca a boca", remarca Joseba.

En la barra del local pide un café Cristina Arnaiz, madre de una niña de dos años y que asistió en directo al desvanecimiento de Odei. Cuestionada sobre la falta de ambulancias, también tiene una clara opinión. "Hasta que no pase algo gordo parece que no van a hacer nada. Tenemos muy pocos servicios para la extensión de la zona, creo que el tema médico está perdido", lamenta. No sólo se refiere al déficit de ambulancias, sino también, por ejemplo, al de servicios básicos como la ginecología.

Aitor López de Munain, del restaurante Umandi, también solicita a las instituciones "que estudien este tema", aunque considera poco probable que se atienda la reivindicación de los vecinos. "La ambulancia abarca una zona muy amplia; aunque haya poca población, no hay que olvidar que tenemos tres residencias de ancianos en Araia, Agurain y Dulantzi, que siempre van a tener algo", advierte. Aitor también ha tenido que ejercer de taxista en alguna ocasión, como una vez que un cliente habitual de origen portugués que trabajaba en las obras del polideportivo de Araia se clavó accidentalmente una viruta en el ojo. Así que decidió llevarlo en coche hasta el ambulatorio de Agurain. "Mientras le hacían la cura, el médico de guardia recibió tres llamadas de teléfono. Si tienes algo en Dulantzi y de pronto te llaman de Ozaeta, tienen más de 20 kilómetros de distancia. Aunque hubiese dos ambulancias, si pasasen tres emergencias a la vez seguiría faltando otra".

María Jesús Cuevas y Olga Mendia, nacidas y residentes en Araia y ambas madres de pequeños, tampoco son ajenas a la "preocupación" que invade al pueblo en esta materia. "Es lógica, porque hay antecedentes", certifica la primera, que hace apenas dos meses ha dado a luz a su segundo retoño.

"Nunca diremos no a una mejora, porque es una zona demasiado amplia", añade María Jesús, cuya madre también requiere de asistencia médica habitual porque padece Alzheimer. "Los que tenemos niños y gente mayor conocemos bien las carencias", asegura. Su amiga Olga también comparte esta opinión: "Tenemos muchísima población anciana y los nacimientos se empiezan a recuperar. Con un médico y una ambulancia más se mejoraría mucho, porque aunque el trato de los médicos es buenísimo creo que no atienden como a ellos les gustaría por falta de tiempo".

olvidados Juanjo Lapuente, carnicero del pueblo, también comparte la reflexión de sus vecinos. "Hacen falta más recursos para los que estamos aquí, que además estamos en el extremo de la provincia", argumenta. Este profesional recuerda el difícil invierno que está padeciendo el territorio, responsable, por ejemplo, de un accidente múltiple en la N-I donde resultaron heridas cinco personas y las ambulancias no llegaron a tiempo para atenderlos. "Claro que hay preocupación, deberían mirar más por los pueblos", zanja Juanjo.

Muy cerca, desde la caja del supermercado Aliprox, Mertxe Sánchez también se muestra, quizá, todavía más pesimista: "En vez de avanzar vamos un poco para atrás; y no sólo con las ambulancias, sino con otros profesionales. A mí por suerte no me ha tocado nada, pero sí se necesita otra ambulancia... Por si acaso", argumenta. Más vale prevenir que lamentar, como ya han hecho los vecinos de la zona en otras ocasiones.