vitoria. ¿Cuántas personas integran hoy en día la comunidad gitana de Álava?

Alrededor de 3.500 personas.

La asociación Gao Lacho Drom lleva 26 años ocupándose de su bienestar e integración social. ¿Qué balance hace de este trabajo?

En realidad, cumplimos 26 años desde el punto de vista de los estatutos de la asociación, aunque la comunidad gitana de Álava lleva trabajando desde mucho antes. La actividad de todos estos años ha sido muy positiva y, aunque todavía existen carencias, la evolución de todos estos años ha sido simplemente impresionante.

¿Tiene algo que ver la comunidad de hace 26 años con la de ahora?

Mantiene su esencia y su idiosincrasia, pero ha mejorado muchísimo en cuanto a calidad de vida. También ha evolucionado a nivel de vivienda, educación, medios...

El trabajo de Gao Lacho Drom gira en torno a tres ejes: educación, vivienda y empleo. En cuanto a la educación, ¿qué avances se han logrado desde la construcción de la primera escuela gitana de Álava, allá por 1954?

El cambio ha sido radical, porque partíamos de la base de que los gitanos no iban a la escuela. Ahora, el 100% de los gitanos alaveses está escolarizado.

¿De cuántos niños hablamos?

Según los datos que nosotros manejamos, de más de 500 niños.

Los programas educativos de la asociación también van dirigidos a los adultos...

Exactamente. La educación reglada es uno de nuestros pilares, pero no queríamos dejar descolgadas a muchas personas que, por circunstancias diversas, no habían podido escolarizarse de manera normalizada y que ahora quieren estudiar. En este sentido, desarrollamos programas de escolarización dirigidos a los adultos y también para aquellas personas que van superando sus estudios obligatorios y quieren seguir por la vía de la Formación Profesional, del Bachillerato...

Paralelamente, se imparten cursos socioeducativos en el Casco Viejo. ¿Qué tal funcionan?

Todos los programas que se llevan a cabo por las tardes en la sede de Paula Montal se trasladan al Casco Viejo, porque allí también existe una concentración importante de población gitana, de manera que hemos abierto un local en Vicente Paúl para facilitarles las cosas. Allí también hacemos refuerzo educativo con los escolares, cursos para mujeres, de alfabetización, de costura, de informática... Y no se olvida del tiempo libre para los más jóvenes.

Precisamente pensando en los jóvenes se ha puesto en marcha otro programa de prevención de conductas asociales. ¿Cómo funciona?

Hay que tener en cuenta que los gitanos antes no teníamos juventud. Con 15 o 16 años la gente se casaba y ahora ya no es así. La juventud se extiende, se alarga cada día más, pero muchos jóvenes gitanos carecen de referentes porque sus padres a esa edad ya se habían casado. Los chavales disponían de mucho tiempo libre que no sabían cómo y en qué invertir, de manera que nuestra misión consiste en orientarles para que disfruten de un ocio saludable.

El segundo eje es el de la vivienda. Los gitanos han pasado de las chabolas a estar integrados en casi todos los barrios de Vitoria.

Pues sí, pero ahora mismo tenemos un problema grave en este sentido. La crisis ha golpeado con fuerza a la comunidad gitana y si el Departamento vasco de Vivienda no toma medidas urgentes de apoyo corremos el peligro de, en un par de años, perder todo lo que hemos construido en más de cuarenta.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

La mayoría de los gitanos venía trabajando en el sector de la construcción y eso se ha hundido. Las familias atraviesan muchas dificultades económicas y, o se actúa rápidamente en el plano de la vivienda, o los asentamientos chabolistas volverán a Vitoria. Esto es una realidad.

¿Reclama pisos de alquiler social?

Los pisos de alquiler social podrían ser una buena alternativa.

Habla del Departamento vasco de Vivienda, pero el Ayuntamiento, entidad con la que la asociación mantiene una buena relación, también dispone de viviendas de alquiler social. ¿Han hablado con ellos?

Hasta el día de hoy, lo cierto es que sólo les hemos venido planteando casos particulares, muy concretos. Pero ahora que se está generalizando el problema necesitamos un plan de choque para frenarlo.

¿Cuántas familias gitanas corren peligro de quedarse en la calle?

En las oficinas estamos recogiendo una media de tres o cuatro familias con problemas económicos serios por semana, lo que suma unas 12 o 15 al mes. Teniendo en cuenta todos los factores, a final de año calculamos que nos podemos encontrar con más de 60 familias en la calle y sin ninguna alternativa.

¿Hablamos de familias que no pueden pagar la hipoteca o que no pueden pagar el alquiler?

En Vitoria, la comunidad gitana se ha visto obligada a adquirir viviendas en propiedad porque siempre ha existido un problema con el alquiler. No es fácil que alguien le alquile una vivienda a un gitano. Hasta ahora recurríamos al mercado libre pero, en estos momentos, con la crisis...

¿Cómo sobreviven al día a día estas familias afectadas?

Afortunadamente, aquí es donde se pone de manifiesto uno de los valores principales de la cultura gitana, como es, precisamente, el sentido familiar. La familia está por encima de todo y gracias a que contamos con redes familiares muy extensas cubrimos estas necesidades con solidaridad familiar. Pero, evidentemente, las familias son solidarias hasta que pueden. Llega un momento en que todo no se puede afrontar.