vitoria. Las instalaciones de la escuela Ramón Bajo se han quedado ya hace un tiempo obsoletas. Por eso, padres, profesores y alumnos esperan como agua de mayo a que el Ayuntamiento les proponga una nueva ubicación. El palacio Escoriaza Esquível podría se un firme candidato para albergar las aulas, aunque están dispuestos a estudiar cualquier otra opción siempre que redunde en beneficio del centro.
Las actuales instalaciones, 4.000 metros de superficie distribuidos en un edificio central y un adosado, ya no dan más de sí, a pesar del gran esfuerzo realizado por el equipo directivo y las familias. El patio, inclinado, está siempre o casi siempre húmedo. Por él se desliza el agua acumulada tras la lluvia en las huertas de los caños. Además, a algunos niños casi se les agota el recreo antes de salir de clase, porque su aula está demasiado lejos.
Hace un año conocieron a través de este periódico que la Agencia de Renovación Urbana estaba estudiando la posibilidad de trasladar las aulas al palacio Escoriaza Esquível, que actualmente se encuentra en desuso. El proyecto contemplaba también que el mismo edificio acogiera a los pequeños de la guardería Haurtzaro. De este modo, el histórico inmueble se convertiría en un gran centro educativo.
"Ha pasado un año desde entonces, y todavía no se ha concretado nada", denuncia Amelia Barquín, miembro del AMPA. Las familias de Ramón Bajo piden la colaboración del Ayuntamiento gasteiztarra para darle al colegio ese empujón que necesita. En este sentido, recuerdan que la escuela es un elemento clave para la ansiada revitalización del barrio. Así, consideran que el Gobierno municipal "no es plenamente consciente" de la importancia estratégica que tiene este colegio para el barrio. "La propuesta de cambio de nombre, por ejemplo, la tiene Lazcoz hace tres años encima de la mesa, y todavía está sin firmar", añaden.
"De falta de visión". Así califican los padres la actitud que mantiene el Consistorio respecto al Casco Viejo, en cuya transformación el aspecto educativo debería jugar también un papel clave, insisten.