A veces se les achaca que están estancados en el pasado. La diputada de Agricultura dijo que hay que apostar por la diversificación y la diferenciación. ¿Está de acuerdo?

Tenemos algo en Álava de lo que ni la Administración ni nosotros mismos nos hemos dado cuenta. Estamos en un emplazamiento geográfico ideal con muchas posibilidades de producción y un montón de productos por hacer. Pero nos hemos centrado en tres o cuatro cosas como el cereal, patata y remolacha cuando podríamos explotar huertas de invierno y todas las variantes ganaderas. Y claro que nos tenemos que diversificar, pero las administraciones también tiene que apostar por ello. Debemos buscar que no suponga una carga económica muy fuerte para las explotaciones, porque si no, no se podrá. Si hay una apuesta por la diversificación, estoy segura de que el sector va a reaccionar. Pero hasta ahora no se ha hecho, sólo por infraestructuras y por producir.

El sector no se puede concebir sin agua. ¿Cómo ve la red de estas infraestructuras en la provincia?

La diversificación implica que hay otros cultivos que necesitan agua. Y, por ejemplo, los productos hortícolas no se pueden hacer sin ella. No entendemos por qué los regadíos dependen del Departamento de Agricultura siendo infraestructuras. En otros sectores, por ejemplo, las carreteras para distribuir los productos desde las fábricas las paga otro área. Este sistema quita presupuesto para lo que realmente es el campo. Y es una pregunta que nadie nos responde. Además debe haber una coordinación de regadíos para que se den por necesidad y no por otros motivos. Lo ideal sería que hubiera un diseño racional de una red. Hagamos un estudio para ver cómo queremos que sea el panorama de Álava en 15 años y qué necesitamos para eso.

Y si el agua es determinante para la agricultura, el matadero lo parece para la ganadería. ¿En qué punto se encuentra el proyecto?

Los Presupuestos de Diputación dejan muy claro que no hay una apuesta por él. Los 10.000 euros que contemplan no sirven ni para la licencia de obra. El matadero es necesario para que el sector ganadero se pueda diversificar y si quieres hacerlo, también tienes que ser competitivo. Esto no puede ser así si hay que recorrer con el ganado 200 kilómetros porque eso cuesta en gasoil, CO2 al ambiente y tiempo. Y si tiene que haber canales cortos de comercialización, los carniceros ahora tampoco pueden controlar qué ganado quieren servir en su carnicería. El recurso que se está pensando para Álava está adaptado a la realidad. Con el matadero está sucediendo que todo se queda en palabras. Y no es una gran inversión comparada con otras. Hablamos de un presupuesto de cuatro millones de euros. El trabajo de base lo hemos hecho, lo que necesitamos es que las administraciones apuesten. Pero desde la Diputación no se hace y el Gobierno Vasco nos da la callada por respuesta.

El sector lácteo ha dicho por activa y por pasiva que su situación es insostenible. ¿Qué va a suceder?

Aquí el problema no es que los ganaderos no sepan hacer la leche sino que los precios son muy bajos. Por mucho que amen su trabajo, están perdiendo dinero y hay gente que se ha visto obligada a hipotecar su patrimonio y está perdiéndolo. Así que llega un momento en el que no pueden aguantar más. Además, no hay una defensa de la leche local porque está entrando mucha de fuera y hay productos lácteos que no se realizan con leche. Por otro lado, la Política Agraria Común (PAC) de este producto abogaba hasta ahora por una desaparición de las cuotas lácteas que se la dejaría al peor postor.

El tema del lobo se ha enquistado. Han mantenido su boicot a las ferias agroganaderas. ¿Piensan en nuevas medidas de presión?

Está siendo una sinrazón. El desgaste para el sector está siendo a nivel moral y económico, porque muchos vendían sus productos y animales en la feria. El sector ha perdido mucho dinero pero los mismos pastores siguen yendo a las reuniones y continúan manteniendo una postura común de unidad. Ante este llamamiento común, el sector lleva un año expresándose de forma activa. ¿Cómo no se puede ver que no es una pataleta cuando han perdido su época más importante de venta? Sin embargo, no está habiendo una respuesta cuando lo que se pide es hablar. Sabemos que el Departamento de Agricultura ha hecho su labor, pero el de Medio Ambiente no. El sector está incrédulo ante lo que se dice desde el Departamento. Sin embargo, en las reuniones con los técnicos hay muchos puntos en común. El conflicto no es de visión técnica de la situación, el lobo se ha convertido en un problema político.

Lo ecológico cada vez está más de moda, pero parece que al colectivo le cuesta animarse. ¿A qué se debe?

La producción ecológica es una oportunidad, posiblemente no mayoritaria. Es todo un mercado para crecer que abre una rentabilidad económica y también es una posibilidad social y medioambiental. A veces la palabra ecológico echa hacia atrás al sector. Ir hacia esto es todo un proceso y ahí hay que favorecer pasos intermedios. Debemos comprender que no sólo es ecológico lo que está certificado, también lo que es medioambientalmente sostenible. Por eso hay que fomentar esos pasos paulatinos. Es verdad que la gente que se incorpora al sector es más receptiva. Los que ya están dentro tienen que rechazar un sistema de producción y aprender otro y eso cuesta. Por eso suele ser más la gente joven o nueva la que lo intenta.