vitoria. Hasta una veintena de testigos desfilaron ayer por la sala segunda del juzgado de lo Penal para declarar a favor y en contra del acusado. Funcionarios, compañeras de las denunciantes, educadores, psicólogos y hasta el ex director del penal alavés acudieron para explicar su punto de vista.
Quizás el episodio más intrigante de la jornada fue el referido al despacho en el que tenían lugar las entrevistas entre el subdirector y las internas. Una funcionaria aseguró que los encuentros con algunas de ellas "siempre las más atractivas", eran muy numerosos y se dilataban mucho en el tiempo. "En una ocasión en la que se encontraba reunido con Gloria -detalló- como se hacía tarde, entramos y vimos que no estaban sentados en torno a la mesa, sino detrás de la puerta juntitos y pegaditos en una situación anómala". La situación la sorprendió hasta cierto punto "porque ya se habían producido episodios anteriores y los rumores estaban en boca de todos". Precisamente aquellos rumores llevaron al director del penal a pedirle al subdirector que no acudiera sólo al módulo de mujeres, sino acompañado de funcionarios. Un consejo que siguió unas veces sí y otras no.
Ese mismo despacho, o más bien lo que apareció en él, contribuyó a aumentar la rumorología. Según las presas que se encargaban de realizar labores de limpieza en el centro penitenciario, en una ocasión hallaron un preservativo usado, vellos púbicos, pañuelos de papel y huellas de nalgas sobre la mesa. Cuando preguntaron quién había usado aquella habitación, alguien les respondió que el ex subdirector.
"Ese despacho está siempre abierto, no se puede cerrar. Cualquiera puede entrar en cualquier momento. Son acusaciones ridículas que no se sostienen", respondió M.M.