Una bolsa de plástico tarda en descomponerse entre 150 y 300 años; una mascarilla, entre 300 y 500 años; una pila, entre 500 y 1.000 años, y una botella de vidrio, alrededor de 4.000 años. Es por ello que lo más importante para disminuir la contaminación es una reducción significativa de residuos. Y esto se puede aplicar en nuestro día a día con las siguientes rutinas:
- Utilizar bolsas de tela reutilizables o un carro en lugar de bolsas de plástico.
- Reducir el desperdicio alimentario. Cuando tiramos comida a la basura estamos desperdiciando también la energía y el agua empleadas para la producción, el transporte, el almacenamiento y la gestión de residuos.
- Separar y reciclar. Separar los envases de plástico, el papel y cartón, el vidrio, la materia orgánica y los restos para depositarlos en el contenedor correcto.
- Comprar menos productos empaquetados o, incluso, optar por productos sin envase o con envase mínimo. Además, si se decanta por alimentos frescos y de temporada, ahorrará envoltorios innecesarios.
- Acudir a tiendas al por mayor y compra a granel. Para ello, solo tendrá que llevar recipientes y bolsas reutilizables.
- Sustituir las compresas o tampones por la copa menstrual.
- Usar una esponja o un trapo de cocina en vez de papel para limpiar superficies, cristales, ventanas y demás.
- Antes de tirar un producto, comprobar su garantía y si tiene margen de reparación. A menudo es una opción energéticamente eficiente y menos costosa que adquirir un nuevo producto.
- Gestionar las facturas a través de Internet. Para decir adiós a las facturas en papel, solo tendrá que recurrir a una simple llamada o correo electrónico.
- Usar servilletas y pañuelos de tela.
- Utilizar pilas recargables. Aunque lo ideal es no tener aparatos que funcionen únicamente mediante pilas, está comprobada la rentabilidad de esta medida a medio plazo.
- Reducir el uso de productos desechables como como platos, cuchillas de afeitar y cubiertos de plástico.
- Elaborar compostaje doméstico. Utilizar nuestros residuos orgánicos para crear nuestro propio compost y generar abono natural.
- Donar cosas a organizaciones benéficas los objetos que ya no utilicemos.