Se acerca el verano y cada vez son más los que están en la fase 'operación bikini'.

Cada año miles de personas se ponen a dieta entre los meses de mayo y junio para disfrutar del verano al máximo. Sin embargo, muchas veces nos empeñamos en comer ciertos alimentos que consideramos "adelgazantes" y de pasar hambre entre horas y nos olvidamos de eliminar ciertos hábitos que no favorecen a estar en nuestro peso ideal.

Por todos es sabido que los alimentos con mucho azúcar o los ultraprocesados engordan y no son nada saludables, pero muchas veces olvidamos el gran papel que tienen las bebidas a la hora de mantener la línea.

Es importante beber líquidos de calidad que nos hidraten y no contengan altos niveles de calorías o azúcar. Las bebidas azucaradas carbonatadas tienen una cantidad excesiva de azúcar, y no son nada beneficiosas para la salud.

Si bebes este tipo de refrescos todos los días aumentarás los niveles de glucosa en sangre y, por tanto, el riesgo de sufrir diabetes y sobrepeso.

El consumo de cuatro o más bebidas de este tipo a la semana eleva en niños y adolescentes un 246% el riesgo de presentar obesidad, según una investigación de la profesora de la Universidad de Navarra Nerea Martín Calvo.

El estudio, premiado por el Colegio Oficial de Médicos de Gipuzkoa, indica que "cada ración extra diaria de este tipo de bebidas multiplicaba por 1,69 el riesgo de obesidad" en el citado colectivo, lo que "supone un incremento relativo del riesgo de obesidad del 69% para cada ración extra diaria".

Los refrescos carbonatados y azucarados, además de tener unos niveles muy elevados de azúcar, contienen sustancias cancerígenas, por lo que no se recomienda en absoluto su consumo.

Riesgos de tomar bebidas azucaradas

Las bebidas azucaradas carbonatadas presentan varios riesgos para la salud, tanto a corto como a largo plazo. Algunos de los principales riesgos incluyen:

  • Obesidad y aumento de peso: Estas bebidas son ricas en calorías vacías y azúcares añadidos, lo que puede contribuir al aumento de peso y a la obesidad. El consumo regular de bebidas azucaradas se ha asociado con un mayor índice de masa corporal (IMC) y un aumento en la grasa corporal.
  • Diabetes tipo 2: El alto contenido de azúcar en estas bebidas puede llevar a una resistencia a la insulina y eventualmente a la diabetes tipo 2. Estudios han mostrado una correlación entre el consumo de bebidas azucaradas y un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
  • Problemas dentales: El azúcar en las bebidas carbonatadas puede causar caries y otros problemas dentales. Además, la acidez de estas bebidas puede erosionar el esmalte dental, aumentando el riesgo de caries y sensibilidad dental.
  • Enfermedades cardíacas: El consumo excesivo de azúcar se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo presión arterial alta, inflamación y niveles elevados de triglicéridos, todos factores de riesgo para enfermedades del corazón.
  • Síndrome metabólico: Este síndrome incluye una serie de condiciones, como la obesidad abdominal, hipertensión, niveles elevados de azúcar en sangre y niveles anormales de colesterol y triglicéridos. El consumo de bebidas azucaradas puede contribuir al desarrollo de este síndrome, que aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes y accidentes cerebrovasculares.
  • Hígado graso no alcohólico: El consumo de altas cantidades de fructosa, un tipo de azúcar común en las bebidas carbonatadas, se ha relacionado con la acumulación de grasa en el hígado, lo que puede llevar a enfermedades hepáticas.
  • Gota: Las bebidas azucaradas, especialmente aquellas que contienen jarabe de maíz con alta fructosa, pueden aumentar los niveles de ácido úrico en el cuerpo, lo que puede provocar gota, una forma dolorosa de artritis.
  • Osteoporosis y salud ósea: Las bebidas carbonatadas pueden interferir con la absorción de calcio, lo que puede afectar negativamente la salud ósea y aumentar el riesgo de osteoporosis y fracturas.
  • Desregulación del apetito: El consumo de azúcar en grandes cantidades puede afectar las señales de hambre y saciedad, lo que puede llevar a un mayor consumo de calorías y contribuir al aumento de peso.
  • Riesgos psicológicos y conductuales: El consumo excesivo de azúcar puede estar asociado con problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, así como con comportamientos adictivos y la dificultad para controlar el consumo de alimentos y bebidas dulces.

Reducir el consumo de bebidas azucaradas carbonatadas y optar por alternativas más saludables, como el agua, el té sin azúcar y las infusiones de hierbas, puede ayudar a mitigar estos riesgos y promover una mejor salud a largo plazo.