Los expertos reunidos en el XIX Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), celebrado en Sevilla, han puesto las bases para asentar un cambio de paradigma en obesidad. En el curso precongreso se ha aportado un enfoque estimulante y rompedor sobre el estudio y manejo de la obesidad, estableciéndose cuatro pilares esenciales, como los resume la doctora Andreea Ciudin integrante de la Junta Directiva de SEEDO y jefa de la Unidad de Tratamiento Integral de Obesidad del Hospital Vall d’Hebron.
1.- Entender la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente.
2.- Cambiar el foco desde el abordaje basado en número de kilos y pérdida de peso hacia un enfoque holístico, centrado en adiposidad, composición corporal y manejo focalizado en la salud metabólica.
3.- Centrar el manejo de la obesidad en la persona que vive con obesidad: aprender a iniciar una conversación basada en el respeto y la transversalidad, aprender a establecer un partenariado con las personas con obesidad, aprender a iniciar y mantener una comunicación continua durante toda la vida entre profesionales y personas con obesidad. En definitiva, cambiar el abordaje clásico de la consulta en “modo directivo” hacia las decisiones compartidas, basadas en empatía y acompañamiento durante toda la vida.
4.- Ofrecer contenido equilibrado y de interés, tanto para clínicos como para investigadores básicos-traslacionales, utilizando puntos de encuentro, de intersección de los caminos de la clínica con la investigación.
“Todos tenemos que aprender a comunicarnos entre nosotros, poner en común los resultados de nuestra investigación y buscar objetivos comunes, por el beneficio de las personas que viven con obesidad”, afirma Ciudin.
Más allá del IMC
Como reflejo del movimiento que está facilitando el cambio de patrón estándar en obesidad, se mostraron los avances registrados en la evaluación de la composición corporal, tanto a nivel clínico (medir fuerza muscular, uso de la ecografía…) como en el ámbito de la investigación básica y traslacional (ejemplo: el papel del tejido adiposo pardo en el metabolismo energético).
Y es que, según la experta, “para cambiar el paradigma y corregir las limitaciones de haber utilizado el Índice de Masa Corporal (IMC) como parámetro único para diagnosticar la obesidad y tomar decisiones, necesitamos desarrollar y validar las técnicas de composición corporal y poder fenotipar y caracterizar a las personas que viven con obesidad: tenemos que dejar de hablar de la obesidad como si fuera una única enfermedad”.
Se propone hablar de obesidades, siendo capaces de saber diagnosticar correctamente cada tipo de obesidad. Por ello, “son tan necesarias las investigaciones clínicas y básicas y la comunicación entre ellas. Ir más allá del IMC nos abre este nuevo camino, que está por hacer y será difícil”.
La investigación
A nivel de investigación traslacional, se está trabajando profusamente en determinar cómo nuestro cerebro controla el apetito y las alteraciones que se producen en las personas con obesidad que inducen a la ingesta y a cambios en el comportamiento respecto a la comida, así como se está progresando satisfactoriamente en conocer cómo los tratamientos pueden modificar estas vías.
También prolífica y positiva es la investigación que se está llevando a cabo en la enfermedad por hígado graso, tanto en sus mecanismos como en nuevos tratamientos.
Pero el progreso más evidente que se está trasladando de la investigación a la cabecera del paciente es el desarrollo de fármacos para tratar las obesidades. “Ahora tenemos muchos estudios en marcha con nuevos fármacos que podemos considerar que pertenecen a la misma familia porque comparten algunos efectos; sin embargo, también presentan algunos mecanismos diferentes, lo que nos facilitará, una vez hayamos fenotipado el paciente, poder darle el tratamiento adecuado”, subraya la especialista del Hospital Vall d’Hebron.
Incorporar la visión del paciente al proceso de investigación en obesidad es otra tendencia de vanguardia. “Es fundamental conocer su perspectiva y sus objetivos”, recalca.