Para muchas personas, la llegada de la primavera está asociada a la alergia. Y además, la prevalencia de las enfermedades alérgicas está aumentando: actualmente afectan a alrededor de un 20% de la población.
Los síntomas de una alergia dependen del órgano que se vea afectado y de la sustancia que desencadena la reacción (el alérgeno). En el caso de la alergia al polen, la manifestación más frecuente es la rinoconjuntivitis (45,4%), seguida del asma (24,9%) y la urticaria (24,6%). En el Estado español la prevalencia del asma se sitúa en torno al 7%, siendo la enfermedad más frecuente después de la rinitis (15-25%). La rinitis consiste en una inflamación de la mucosa nasal que produce congestión nasal, rinorrea, estornudos y/o picor. Además, puede estar acompañada de otros síntomas como lagrimeo o picor de garganta.
Los expertos se refieren en sus guías a las dudas más frecuentes que giran en torno a las alergias.
¿Por qué se producen?
¿Por qué se producen?
El sistema inmunitario tiene la misión de detectar y atacar a aquellas sustancias extrañas (antígenos) que entran en contacto con nuestro organismo. Para poder eliminar estas sustancias de forma eficaz se desencadena una respuesta de tipo inflamatorio que termina con la eliminación del antígeno. Si la respuesta inmune no es ordenada y controlada, aparecen enfermedades como inmunodeficiencias (debidas a la respuesta insuficiente), enfermedades autoinmunes (la respuesta inmune va dirigida contra nuestro propio organismo), hipersensibilidad o alergias.
Las alergias se deben a una reacción exagerada del sistema inmunitario frente a sustancias externas que realmente no suponen un riesgo para nuestra salud. Estas respuestas se caracterizan por un desequilibrio en los niveles de las citocinas (proteínas producidas por los linfocitos T que regulan la respuesta inmune).
¿Por qué algunas personas tienen alergia y otras no?
¿Por qué algunas personas tienen alergia y otras no?
Aunque no hay una respuesta definitiva, parece que es resultado de la interacción de varios factores, entre los que se encuentra la exposición a los alérgenos que desencadenan la reacción. También existe una predisposición genética que hace mucho más probable que una persona tenga alergia si ambos padres son alérgicos (23%), que si solo uno los es (12%) o ninguno (5%). Tampoco se conoce por qué se puede desarrollar una alergia a lo largo de toda la vida, aunque uno haya estado previamente expuesto al alérgeno sin presentar ningún síntoma.
¿Por qué está aumentando la prevalencia de las alergias?
¿Por qué está aumentando la prevalencia de las alergias?
Existen varias teorías, y una de las más conocidas es la hipótesis de la higiene: propone que debido al uso tan extendido de las vacunas y a que la higiene personal es mucho más cuidadosa, el sistema inmune está aburrido y reacciona de forma anormal frente a sustancias extrañas inofensivas. Podemos decir que hace años se vivía en un ambiente más saludable desde el punto de vista alérgico, con una exposición temprana a gérmenes contra los cuales ahora tenemos vacunas y a pólenes no tan dañados por la contaminación, herbicidas y pesticidas. También ha cambiado la forma de alimentación, porque ahora consumimos alimentos más capaces de producir alergias y vegetales que son manipulados para conservarlos.
Además, nuestra vida laboral hace que nos enfrentemos a nuevos alérgenos profesionales e incluso a nuevas enfermedades derivadas de trabajar durante mucho tiempo en espacios cerrados, donde se pueden acumular contaminantes ambientales.
¿Las alergias aparecen solo en primavera?
¿Las alergias aparecen solo en primavera?
Cuando hablamos de alergias respiratorias casi automáticamente pensamos en la primavera, y sin embargo, pueden aparecer en cualquier época del año. Los pacientes alérgicos también pueden estar sensibilizados a los pólenes de invierno u a otros neumoalérgenos como los hongos presentes en los días lluviosos o a los ácaros del polvo característicos de las zonas de costa o de los hogares donde se acumula mucho.
¿Cómo identifico si tengo una alergia?
¿Cómo identifico si tengo una alergia?
Existen diferentes tipos de test para estudiar las alergias:
— Pruebas cutáneas o prick test: se coloca el extracto del alérgeno sobre la piel, luego se hace una pequeña punción y se observa si aparecen habones y de qué tamaño son.
— Pruebas intradérmicas: el alérgeno se introduce en capas más internas de la piel (dermis) y se observa si aparecen habones.
— Análisis de la IgE específica: consiste en la determinación de las inmunoglobulinas específicas (IgE) frente a un alérgeno en una muestra de sangre. Esta técnica es más específica que las pruebas cutáneas y ofrece un diagnóstico más preciso. Las IgE son el tipo de anticuerpos que se encuentra elevado cuando el sistema inmunitario es sensible frente a un alérgeno. Sin embargo, una elevación de los niveles de IgE no significa que el paciente sea alérgico. Para poder hacer un diagnóstico es necesario que también presente síntomas; de lo contrario, se considera únicamente una sensibilización sin alergia.
Para realizar el estudio de alergias existen dos tipos de test de IgE: el test de alergias respiratorias frente a alérgenos respiratorios, que es útil en caso de que tengas claro que tus síntomas se deben a un alérgeno respiratorio como plantas, ácaros, moho o caspa de animales; y el test de alergias ISAC, que también incluye otros alérgenos hasta un total de 112 con alimentos y látex.
¿Qué es y cuándo es útil la inmunoterapia alergénica?
¿Qué es y cuándo es útil la inmunoterapia alergénica?
La inmunoterapia alergénica consiste en utilizar vacunas para desensibilizar al paciente frente a un alérgeno. Esto es especialmente útil cuando es imposible evitar el contacto con el alérgeno (por ejemplo, si se encuentra en el aire o son venenos de insectos), si los síntomas son graves o si los medicamentos que se usan de forma habitual para evitar los síntomas son ineficaces. Gracias a este tipo de tratamientos, las reacciones alérgicas pueden evitarse o al menos reducir su intensidad. Sin embargo, la inmunoterapia alergénica no siempre es efectiva y hay personas que responden mejor al tratamiento que otras.
Esta terapia consiste en inyectar bajo la piel pequeñas cantidades de alérgeno que se van aumentando de manera gradual hasta alcanzar una dosis de mantenimiento que permita controlar los síntomas de la reacción alérgica. El tratamiento es más eficaz cuando las inyecciones de mantenimiento se aplican durante todo el año, incluso si la alergia es estacional. Completar una inmunoterapia alergénica puede llevar hasta tres años, pero las personas que desarrollan alergias de nuevo pueden necesitar otro ciclo más largo (a veces incluso de cinco años o más).
El cuidado de los ojos
El cuidado de los ojos
Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), de los ocho millones de personas alérgicas por pólenes en España, siete (el 87,5%) lo son a las gramíneas. Esta primavera, que en general se presenta más leve de lo habitual debido a la falta de lluvias en otoño e invierno, contará con niveles de pólenes de gramíneas inferiores a los 3.000 granos/m3, exceptuando Andalucía, Extremadura, Toledo y Madrid. Estas alergias podrán afectar a los ojos, y por ello, el profesor Jesús Merayo, director del Instituto Universitario Fernández-Vega explica los principales síntomas que se pueden dar: "Además de causar congestión nasal, estornudos, tos seca y dificultad respiratoria, la alergia también puede afectar a la zona ocular, produciendo molestias como picor, lagrimeo, enrojecimiento de los ojos e incluso hinchazón de párpados. En estadios más graves y avanzados se puede llegar a tener dolor o fotofobia, así como la visión afectada", señala Merayo, quien comenta que "el síntoma ocular más frecuente causado por la alergia es el picor, que provoca la imperiosa necesidad de frotarse el ojo".
Además, el experto indica la importancia de prevenir la exposición de los ojos a los agentes causales: "La alergia se puede prevenir con barreras físicas como las gafas de sol y cuidando la salud de la superficie ocular. Si ya se siente la reacción alérgica se puede lavar la cara con agua fría y administrar lágrimas artificiales frías".
Para el tratamiento de los síntomas, subraya que "se puede administrar medicación antialérgica tanto en colirio como por vía oral, y acudir al oftalmólogo para comprobar que la alergia no afecta a tejidos que comprometen la visión, y en caso de que sea necesario, pautar un tratamiento personalizado", concluye.