Existe la falsa creencia de que las personas que padecen acné ven mejorada su piel con la llegada del verano y la exposición al sol, que seca estas erupciones, pero es un efecto que tiene sus consecuencias.
El sol seca esta irritación de la cara, pero a su vez produce una "queratinización de la piel y un aumento de sebo que impide su completa desaparición" lo que podría producir un rebrote tras el verano, explica Guillermo Solano-López, Dermatólogo del Hospital Clínico de la Princesa (Madrid) y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
La mejoría que produce el sol sobre una piel acnéica durante el verano tiene un efecto antiinflamatorio e inmunomodulador que produce una mejoría durante esta época que puede confundir al paciente, comenta el dermatólogo colaborador de los laboratorios Uriage.
Tan pronto como se acaba la temporada estival, el paciente comienza a presentar rebrotes importantes e incluso hay personas que pueden empezar a tener acné debido a la mala utilización de los factores de protección solar, señala el especialista.
Solano-López recomienda simplificar la rutina durante los meses más soleados e hidratar la piel con sérums, geles o fluidos.
Aconseja una protección solar de un 50 en la zona facial y para aquellos con tendencia acnéica o con pieles grasas, productos libres de aceites y no comedogénicos (que no obstruye los poros de la piel).
En el mercado existen ciertos protectores solares con agentes antibacterianos y antiinflamatorios en la misma formulación del protector solar.
Claus Riemann, creador de la línea solar P20, incide en no limitar el fotoprotector a los momentos de playa o piscina, también cuando se practica deporte o en la ciudad.
"Las personas con acné deben extremar la precaución con los rayos UV, puesto que el sol empeora el estado de los granitos y puede provocar manchas y marcas que perduran de por vida", precisa en un comunicado.
Usar un limpiados por las noches
Solano-López apunta a que por la noche es "fundamental utilizar un limpiador, espuma o aceite limpiador para retirar todo el exceso de protector solar que se utilizó durante el día e hidratar la piel con un emoliente adecuado según el tipo de piel".
Señala que en esta época del año, los tratamientos tópicos para acné moderado-severo, como por ejemplo el ácido salicílico, peróxido de benzoilo, glicólico, el retinol, a pesar de su posible fotosensibilidad, no tiene por qué suprimirse.
"La aplicación debería ser solo nocturna, en una concentración más baja que la de invierno, aunque hay que evitarlos una semana antes de una exposición prolongada al sol", comenta el dermatólogo, quien señala que para contrarrestar los tratamientos secantes lo mejor es una buena rutina de limpieza y una buena hidratante.
En el caso de los acnés leves, recomienda una buena rutina de limpieza y productos muy suaves como cosmecéuticos que contengan niacinamida, ácido azelaico, o productos con patentes propias que provocan "poca o nada de irritación, muchos de ellos asociados a agua termal que ayudan a calmar la inflamación".