Rut Nieves dejó la arquitectura para buscar otros caminos que le ofrecieran recorridos más placenteros que la dedicación en cuerpo y alma al trabajo. Que las rutinas no se apropien de las emociones y del placer es una autoimposición que quiere traspasar a sus lectores. En su nuevo libro, Naciste para disfrutar, habla de todo lo que el ser humano deja atrás cuando se convierte en una máquina programada para ser el número uno, o cuando se obsesiona en estar en alerta para demostrar su valía en lo profesional.

Su libro lleva por título Naciste para disfrutar. ¿Disfrutamos?

En mi opinión, muy poco. Trabajamos más que disfrutamos. Veo que se nos ha educado mucho para ser los números uno. Se nos ha educado en la competitividad y se nos ha hecho creer que siempre tenemos que demostrar algo. Hace unos años me di cuenta de que estaba repitiendo los mismos patrones que me habían inculcado.

Lo de trabajar frente a disfrutar es casi un mandato bíblico.

Estoy de acuerdo, pero a mí no me satisfacía lo de trabajar, trabajar y trabajar. En mi casa, mis padres descansaban por las noches y el mes de agosto. Yo, inconscientemente, volvía a repetir lo mismo. Incluso cuando dejé mi trabajo como arquitecta y empecé a trabajar como escritora, cuando ya nadie me mandaba, a los tres años me di cuenta de que estaba haciendo lo mismo de antes. Se nos ha inculcado un estilo de vida que está más vinculado a la obligación que a la felicidad.

¿Qué nos dejamos por el camino?

La vida. Nos dejamos sin cubrir muchas necesidades emocionales y sexuales. Y también queda en el camino la salud.

Diga, ¿cómo se convence a un jefe o a una jefa de que hay que trabajar menos para disfrutar emocional y sexualmente?

Antes de convencer a nadie es a ti misma a quien tienes que convencer, y ser consciente de lo que necesitas y de lo que mereces. En este libro hablo de la importancia de poner límites. Es algo que se está empezando a enseñar ahora, porque esta asignatura no existía en mi generación.

¿Cómo se toma conciencia de las necesidades?

Pasando más tiempo contigo misma. Hay que tomar conciencia de lo que te hace bien y de lo que no, y hay que empezar a valorarse. Hace unos años leí un libro de Osho que decía que nos pasábamos la vida corriendo, que no tenemos tiempo para nada y que cuando nos hacemos mayores y tenemos todo el tiempo del mundo, nos sentimos solos y no sabemos qué hacer con ese tiempo.

Demasiadas presiones. ¿Quién aprieta el acelerador, la sociedad o nosotros mismos?

Es un poco de todo. Siempre pensamos: Tengo que cumplir con el trabajo, tengo que cumplir con mi pareja, tengo que cumplir, tengo que cumplir? La salud empieza a deteriorarse cuando no nos damos tiempo para disfrutar. Hay personas que hasta que no les aparece una enfermedad grave que les hace estar en una cama en un hospital no paran.

Usted plantea que disfrutamos poco sexualmente. ¿Por qué? ¿Cómo llega a esta conclusión? Vivimos una de las épocas más sexualizadas de la humanidad y con más información en nuestras manos.

Cierto. Hay mucha información pero hay poca educación. Lo bueno es que tenemos acceso a muchísima información a la que antes no teníamos acceso, y lo malo es que hay una carencia en la educación infantil, adolescente, juvenil?

¿Y los adultos?

También somos víctimas de esta carencia. Durante muchos siglos hemos vivido en una cultura que coartaba el placer y la sexualidad. Toda esa represión generó eso que nos hicieron creer, que la sexualidad y el placer nos alejaban de Dios.

El placer sexual tenía una vinculación directa con el pecado, ¿ahora no ocurre lo mismo?

Supongo que en algunos casos sí, pero espero que no sea en la mayoría. Todas esas vinculaciones generaron mucha culpa y mucha vergüenza.

Especialmente en las mujeres, ¿no?

El placer estaba muy mal visto en la mujer, y a las que disfrutaban se las calificaba como guarras, ligeras de cascos o frescas. Muchas mujeres temían que su dignidad se viera afectada por el hecho de disfrutar de algo que es completamente normal y que forma parte de la naturaleza humana.

Supongo que es una asignatura superada.

Bueno, no al cien por cien. Poco a poco nos hemos ido liberando de esas ideas tan restrictivas y tan tóxicas, tan falsas, pero en el subconsciente colectivo todavía hay mucho miedo al qué dirán. Aún hoy, en determinados sitios, cuando una mujer cambia varias veces de pareja, se oye: ¡Qué fresca!

Mientras que en el caso de los hombres, esta situación estaba considerada un éxito. ¿Se sigue viendo así ahora?

No estoy segura de que las cosas hayan cambiado tanto. En determinados ambientes se sigue pensando igual. Antiguamente, el hombre podía cambiar de pareja, disfrutar del placer y decir que lo disfrutaba. A la mujer no se le permitía nada de eso sin ser juzgada. Este libro quiere iluminar y poner de manifiesto que tenemos los mismos derechos. La sexualidad y el placer forman parte de la naturaleza humana.

¿Reputación y dignidad sobre todo lo demás?

Cada vez hay más mujeres liberadas de esas cadenas del pasado, pero todavía hay mucho miedo al qué dirán y sí, hay personas que siguen reclamando reputación y dignidad.

Las generaciones veinteañeras y treintañeras tendrán superada esta asignatura, ¿o no?

Han superado una parte. Son generaciones que no han tenido ese ambiente tan restrictivo sexualmente, pero les sigue faltando una educación sexual y emocional, que se da en muy pocos sitios. El problema de los adolescentes es que no tienen la información que necesitan.

Pero tienen internet y un amplio catálogo de pornografía.

Exacto. Es lo más accesible, y lo malo es que se confunde la pornografía con la sexualidad.

Pornografía y sexualidad son términos que caminan juntos.

Pero la pornografía no es la vida sexual real. En ella se ve una sexualidad muy agresiva, muy exigente, muy desprovista de corazón. Los jóvenes y los adultos seguimos necesitando una guía en este planteamiento de vida. En Oriente no tienen este problema, allí tienen otra visión diferente de la sexualidad.

¿Cómo tiene que ser esa visión?

Hay que disfrutar de nuestros cuerpos desde el autorrespeto, desde el amor, la aceptación? Debemos conocernos, conocer a nuestras parejas, tener en cuenta nuestros deseos y el de nuestras parejas. Hacerlo bien significa que nuestra salud física y emocional va a ser mucho mejor.

¿Sexo y amor deben ir siempre de la mano?

No tienen por qué ir juntos. Para mí, sexo y amor van unidos, pero cuando hablo de amor, hablo de autoamor. Cada persona puede disfrutar de la sexualidad como le dé la gana, pero para que sea sana, hay que disfrutarla con conciencia.

¿Y cómo se disfruta con conciencia?

Estando conectada a tu corazón y desde tu amor propio. También desde el respeto de la otra persona y desde el cariño de tu pareja. Sexo y amor pueden ir de la mano, pero no quiere decir que tengan que estar ligados a una relación de pareja.

¿Cree que la pasión siempre tiene fecha de caducidad? ¿Son las rutinas, incluidas las sexuales, las que alejan la pasión y el placer?

Sí, claro, lo dices en tu pregunta, la pasión caduca cuando la relación sexual se convierte en algo rutinario. Cuando se vive con prisas y desconectados del corazón, cuando no se cultiva, cuando no se le da el tiempo necesario, la pasión huye. Que la pasión siga viva en una relación necesita que se riegue cada día.

Dicho así me suena un poco cursi, ¿no?

Ja, ja, ja? Hay que dedicarle un tiempo. Cuando conoces a alguien y te gusta, te lo curras, pones cariño y creatividad; pues con la pasión hay que hacer lo mismo. Al final, es tiempo y darle valor.

Desde hace algún tiempo escuchamos hablar de las personas asexuadas, las que no sienten deseo y pueden vivir sin sexo. ¿Le parece posible?

Pienso que lo que ocurre es que tienen reprimida la sexualidad.

¿En estos momentos?

Sí, ya sea por miedo o por experiencias vividas que han resultado dolorosas.

¿Hablamos de sexo con naturalidad?

Hay mucho miedo a hacerlo públicamente. Los hombres tienen mucho miedo a decir lo que sienten.

¿Y las mujeres?

Cuando se trata de sexualidad o de placer, también. Hay mucha censura a la hora de hablar de abusos sexuales. Todavía hay tabús y represiones. Las represiones son más sutiles, pero hay cosas de las que todavía se habla con cierta dosis de vergüenza.

PERSONAL

Edad: 43 años.

Lugar de nacimiento: Madrid.

Formación: Estudió Arquitectura y durante doce años ejerció su profesión en Madrid y en Alemania.

Trayectoria: Cambió los proyectos de arquitectura por los de crecimiento personal. Tras haber ejercido su profesión y haber comprobado que no le llenaba, se introdujo en el mundo del coaching. Ahora imparte conferencias y escribe libros que profundizan en cómo buscar los puntos de apoyo para conocerse mejor a uno mismo y encontrar caminos que consigan un equilibrio personal.

Vida personal: Ha vivido en distintos puntos de España, en Italia y en Alemania. Pasó una temporada estudiando inglés en Brighton y alemán en Viena. Ha viajado sola por España, EE.UU., Argentina y Centro Europa. Sin embargo, no era feliz a pesar de que profesionalmente le fuera muy bien, y en el ámbito de las relaciones sufría experiencias parecidas una y otra vez.

Publicaciones: El amor de tu vida, El manual avanzado de manifestación, Haz tus sueños realidad, Cree en ti y Naciste para disfrutar son los libros que ha publicado hasta el momento.