En los confines del Sur de Euskal Herria, se ubica una laguna, justo en la frontera con la comunidad de La Rioja. Un interesante espacio ecológico que presenta ecosistemas variados, ya que son muchas las aves que usan la laguna como lugar de descanso en su migración. Otras, la emplean como refugio invernal y son varias las especies de animales que la han convertido en su hogar.
Un paseo, totalmente balizado, nos invita a circunvalar el embalse, pudiendo ver múltiples especies de aves según la época en que vayamos. Curiosamente, un paraje tan bello e interesante guarda los ecos de las viejas leyendas, vinculadas a la brujería, en concreto con una de aquellas sorginas, llamada Endregoto.
Para conocer, con calma, este paraje único, debemos dirigirnos hacia la capital riojana, desde la localidad navarra de Viana. Antes de llegar a Logroño, un cartel nos indica el desvío que debemos tomar para dirigirnos al observatorio de aves de la Laguna de las Cañas, donde aparcamos para dar comienzo nuestra ruta.
En el observatorio nos informarán de todo lo referente a las aves que visitan la laguna, así como de las normas que debemos seguir escrupulosamente en nuestro paseo, por tratarse de una zona de especial protección.
También podemos tomar prestados unos prismáticos para ver las diferentes aves que por allí pululan. La gran laguna que vemos frente al observatorio es conocida como Embalse Nuevo, por ser de factura posterior, mientras que la laguna original queda más hacia la izquierda y fue en su inicio una balsa de riego del siglo XVI.
Refugio de aves
La Laguna de Las Cañas es un espacio que cuenta con la figura de protección ZEC -Zona de Especial Conservación-, integrada en la Red Natura 2000, con unas 178 hectáreas de extensión. Igualmente fue incluida en la lista de humedales de importancia internacional en el año 1996.
Sus moradores son muchos, como la garza real y la imperial o una especie amenazada llamada avetoro. En lo relativo a las aves migratorias que visitan Las Cañas, encontramos el águila pescadora y tres especies amenazadas, como son el pato colorado, la polluela pintoja y el carricerín cejudo.
El invierno es un momento idóneo para visitar el embalse a juicio de varias especies como aguiluchos laguneros, avefrías, fochas, azulones, porrones comunes o cercetas.
Encontramos también otro tipo de animales, como el galápago europeo, el tritón jaspeado, la ranita de San Antonio y varios tipos de sapos, además de especies de mamíferos amenazadas, como el visón europeo y la nutria.
Desde el propio observatorio parte un sendero balizado que rodea este embalse; en un principio, caminaremos alejados del agua, siguiendo las balizas de un sendero de Gran Recorrido (GR), por el llamado Paso de los Bueyes, para alcanzar un cruce, donde giramos hacia la derecha. Por el Camino Vicioso, llegamos a otra bifurcación donde topamos con las señales del sendero SL-NA 182 A, Laguna de Las Cañas, y giramos a la izquierda. De esta forma, llegamos al dique del embalse, donde podemos ver un cartel informativo.
Caminamos, ahora por la vertiente sur de la laguna, para topar con el dique de separación de los dos embalses, y seguir en dirección NW, rodeando las aguas. Alcanzamos un nuevo cruce que, hacia la derecha, nos lleva de nuevo al observatorio.
Tierra de brujos y brujas
Cerca de esta instalación, en el paraje conocido como El Salobre, cuentan las leyendas que los brujos y brujas de la zona realizaban sus akelarres. A estas reuniones brujeriles acudían, según narraciones de la época, montados en escobas o en seres terroríficos sobrenaturales como serpientes aladas.
Una de aquellas brujas pasó a la historia debido a la siguiente leyenda:
“En Viana vivía una gitana ciega a la que se le conocía como Endregoto; tenía fama de curandera, la cual llegó a oídos del conde de Aguilar. El noble deseaba ser eternamente joven y pidió a la anciana un hechizo para tal fin. Endregoto cortó las piernas y brazos al conde y las echó en una cazuela con agua hirviendo, a la espera de que el gallo cantase por la mañana tres veces, momento en que el señor de Aguilar, sería eternamente joven. Pero al llegar el amanecer, el gallo cantó dos veces, quedándose afónico antes del tercer canto, sin poder culminar su cometido, así que el noble murió. Los criados le buscaron por todo el pueblo, hasta que llegaron donde Endregoto y encontraron al conde descuartizado. La mujer fue acusada de asesinato y de utilizar hechizos, y murió en la hoguera de Logroño”.
ACCESO: El desvío hacia el observatorio se localiza en la carretera N-111, que une Viana con Logroño.
DISTANCIA: 4,7 kilómetros
DESNIVEL: 30 metros
DIFICULTAD: Fácil