El portavoz del PNV en el Parlamento Vasco ha tenido este viernes la complicada misión de abrirse paso entre la catarata de informaciones sobre el futuro del PSOE y tratar de redirigir el interés hacia la política vasca. Joseba Díez Antxustegi convocó a los medios de comunicación en Gasteiz para hablar de la gestión del Gobierno de Pradales frente al ruido en el Estado español, y para poner en valor que las principales líneas de actuación del Ejecutivo vasco están en sintonía con las preocupaciones que traslada la sociedad en las encuestas, como son la vivienda, la salud, la economía y la seguridad en las calles. Lo que intenta proyectar el PNV es que no menosprecia ninguna de las preocupaciones de la ciudadanía, que las atiende y actúa, y que toma medidas sobre los debates que están en la calle. Y esta línea argumental le dio pie a cargar contra EH Bildu, porque cree que no se ha implicado con su firma en ningún acuerdo de calado ni ha arrimado el hombro en este primer año de legislatura. La ve más cómoda “en la queja que en las soluciones”.

EH Bildu no ha tenido ninguna concesión con el PNV en materia de salud y vivienda. Aunque desde el punto de vista formal no se ha desmarcado de la comisión de seguimiento del pacto de salud y Pello Otxandiano dice que ha dado oxígeno a este proceso hasta el final, solo respaldó las conclusiones de menos de la mitad de sus ponencias, y se refiere al acuerdo con otros agentes como el “no-pacto” de salud. En materia de vivienda, EH Bildu ha votado en contra de la admisión a trámite de la proposición de ley de medidas urgentes planteada por PNV y PSE, es decir, ha votado en contra de su mero debate, quizás a sabiendas de que podía escenificar su desmarque sin ninguna otra consecuencia política porque los dos partidos que forman el Gobierno vasco tienen mayoría absoluta. Votó en contra porque se opone a que la reserva para construir vivienda protegida baje del 75% al 60%. El consejero socialista Denis Itxaso ya ha aclarado que esta medida busca superar el bloqueo y las resistencias de algunos promotores y que, en todo caso, queda en manos de los ayuntamientos hacer uso de esta cláusula o no. Depositó la responsabilidad en las 107 alcaldías de EH Bildu, lo que no sentó bien al partido de Arnaldo Otegi.

También ha rechazado en público la línea de avales que ha anunciado el Gobierno vasco para cubrir a los jóvenes la parte del préstamo que no conceden los bancos, que suele ser el 20% de la hipoteca. EH Bildu critica que, mientras los bancos no asumirán ningún riesgo porque cobrarán igualmente, los fondos públicos “quedan expuestos si se producen impagos” de la ciudadanía. También rechazó la revisión fiscal pactada por PNV, PSE y Podemos asegurando que es un compendio de deducciones y que la fiscalidad no vale para solucionar todos los problemas, sino que la emancipación juvenil tendría que tener su propio espacio y sus propias políticas. Ante la sucesión de negativas, el PNV publicaba esta semana un vídeo en sus redes sociales donde Jonatan Moreno decía que la alternativa de EH Bildu es “que te apuntes a Etxebide y que esperes”.

El burukide Díez Antxustegi siguió por esa senda este viernes, para recriminar a EH Bildu que se oponga a todas estas actuaciones y que votara en contra de la revisión fiscal que reduce el esfuerzo de los jóvenes para acceder a la vivienda. Le recordó, además, que EH Bildu tiene “responsabilidad de gobierno en muchos ayuntamientos” y espera que “arrime el hombro”. Hasta la fecha, cree que “no ha estado a la altura”. Incluso le recriminó su modelo “antipolicial”.

"Imitadores de segunda"

Cuando habló de las discrepancias con EH Bildu, Díez Antxustegi fue duro. Pero, en cuanto a las formas, reconoció a todos, o a casi todos, que en la comunidad autónoma vasca se haga política sin ruido y sin insultos, sin caer en el “circo” de Madrid. Pero el agradecimiento no fue para todos, y deslizó que el PP es un “imitador de segunda” de esas actitudes en Euskadi. El jeltzale acudía con la intención de hablar solo sobre la política vasca, pero tuvo muy difícil escaparse de las constantes preguntas sobre la situación de inestabilidad en el Estado tras el estallido del caso Cerdán. Sí dejó como mensaje que el PP “no se va a llevar ningún votante del PNV con discursos como los de Tellado, De Andrés, ni con la campaña de Feijóo en las instituciones europeas en contra de la oficialidad del euskera”.

Relación con el PSE, nuevo estatus...

Volviendo a la política doméstica, se pronunció sobre la discrepancia que mantienen PNV y PSE a la hora de blindar los perfiles lingüísticos en euskera en las ofertas públicas de empleo de las administraciones vascas. Tras meses de trabajo y tras haber llamado primero a la puerta de sus aliados socialistas, el PNV acabó presentando su propia proposición de ley para reemplazar el índice general de obligado cumplimiento por un criterio de autonomía de las instituciones, para que cada una fije su propio porcentaje de plazas en euskera en consonancia con su realidad social. El PSE lo criticó, pero evitó hablar de ruptura, quizás porque era consciente del intento del PNV de resolver este asunto en primera instancia de la mano de sus aliados. Pero todavía queda por delante la tramitación parlamentaria en otoño, y Díez Antxustegi dejó ver que las conversaciones siguen entre PNV y PSE. A modo de guiño, quiso ensalzar “el papel del PSE” en la normalización del euskera en los últimos 40 años, y avanzó que su papel seguirá siendo importante en el futuro, que siguen “hablando” y seguirán “hablando”. Además, repitió que un desacuerdo en un “punto concreto” no supone “ninguna quiebra ni ningún problema de índole mayor”.

Por otro lado, le preguntaron qué ha ocurrido para que todavía no haya ninguna novedad sobre el nuevo estatus de autogobierno aunque el expresidente del EBB, Andoni Ortuzar, había dicho que el debate está encarrilado. Díez Antxustegi mantuvo la discreción y añadió que se comprometieron a no llevar ningún texto al Parlamento mientras no hubiera acuerdo. También le preguntaron por el paso de Iñigo Urkullu a la fundación eAtlantic. Respondió que cumple los requisitos, que no le preocupa tanto conocer el sueldo que cobra, y que no hay que criminalizar el paso de lo público a lo privado porque, de lo contrario, nadie va a querer dedicarse a la política, y los que se dediquen a ella no van a querer dejarlo nunca.