El traspaso de carteras no ha sido el trámite habitual. La guerra desatada a la izquierda del PSOE tras la salida de Podemos del Gobierno de coalición, lejos de reconducirse, sube los decibelios. No tanto porque la formación morada no esté dispuesta a enterrar el hacha de guerra contra Sumar y su líder, Yolanda Díaz, sino porque, como poco, no tiene intención de callarse. En su discurso de despedida, en la entrega de sus trastos a Ana Redondo –su sucesora al frente del Ministerio de Igualdad–, Irene Montero no se ha contenido y ha soltado todo lo que se había venido guardando los últimos meses. "Querida ministra Belarra, hoy Pedro Sánchez nos echa de este Gobierno y es precisamente por haber hecho lo que dijimos que haríamos: poner las instituciones al servicio del avance de los derechos feministas", ha verbalizado dirigiéndose a la secretaria general de su partido y ya también exministra de Derechos Sociales, quien además ha apostillado: "Nos echan pero no nos vamos, seguiremos con la voluntad firme y la esperanza intacta".

Podemos culpa al tándem formado por Sánchez y Díaz de su desalojo y comenzará a funcionar de forma autónoma en el Congreso, a expensas de lo decisivos que puedan resultar sus cinco diputados en las votaciones del bloque de progreso y de lo que resuelvan hacer de cara a las elecciones europeas. Pero a corto plazo su objetivo es aclarar los motivos que, a su juicio, se han conjurado para borrarles del primer plano. No ha sido ese el único dardo de Montero contra el socialista. Al dirigirse a Redondo, la exresponsable de Igualdad le ha aconsejado "valentía para incomodar a los amigos de 40 y 50 años" de Sánchez, en alusión a aquella afirmación del presidente del Ejecutivo, en plena polémica por la ley del solo sí es sí, respecto a que en su entorno más cercano había gente molesta con el feminismo practicado por la dirigente de Podemos y por los discursos planteados "desde la confrontación". En este escenario, la formación morada considera "rota" la "unidad de un bloque democrático en el que se necesitan todas, todos y todes, las unas a las otras, más que nunca". De paso, ha instado a la nueva ministra a "rodearse del mejor equipo" y que nunca le dejen "sola". "Te desearía suerte pero creo que no es lo más importante que necesita una ministra de Igualdad", ha añadido Montero. Una jornada en la que ha recibido un significativo apoyo, el de Pablo Iglesias, quien tuiteó: "Rechazaste ser vicepresidenta porque a ti no se te puede comprar. Pusiste siempre el cuerpo y el alma por delante. Te enfrentaste a tipos muy poderosos y nunca dejaste atrás a tus compañeras. Te lo han hecho pagar pero, entre tanta mediocridad y cobardía, tú sí eres un referente".

Irene Montero traspasa su cartera de Igualdad a Ana Redondo. EP

Ione Belarra se ha pronunciado en términos muy parecidos a los de su excompañera. "Hoy es un día difícil porque han conseguido lo que no lograron en 2019, que es echar a Podemos del Gobierno, que no solo es injusto, sino un enorme error político", ha descrito la líder morada, ahondando en el empeño de seguir haciendo "política útil leales a nuestros principios y nuestra gente", en un acto que concluyó al grito de Sí se puede. "Hemos hecho muchísimo, pero queda mucho por hacer", ha subrayado la exministra para destacar los principales avances de la legislatura en materia de dependencia y nuevos sistema de cuidados, y aludiendo también a la labor de Montero: "España ya es otra en parte gracias a ti. Incluso los adversarios reconocen que se ha hecho más en tres años que en las décadas anteriores". "Estoy orgullosa de recibir el odio de los poderosos y de ser acogida por la ternura de la gente", ha zanjado Belarra, para quien "la clave, más allá de declaraciones contundentes, es tener la valentía, la determinación y las fuerzas suficientes para llevar a cabo los cambios, demostrar que se puede y que no tenemos que conformarnos con las propuestas conservadoras del PSOE".

Quien no se ha acordado de ellas ha sido Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda del Gobierno español, que ha arrancado su discurso dirigiéndose a los miembros de su partido a los que Sánchez ha concedido cargos ministeriales y que estaban allí presentes (Ernest Urtasun, Mónica García, Pablo Bustinduy y Sira Rego), no ha podido reprimir las lágrimas al recordar a su familia antes de reivindicar el diálogo para avanzar junto a la patronal y los sindicatos. "El diálogo es un método y cuando hay diálogo social, las partes enfrentadas siempre dejan su impronta", ha afirmado, al tiempo que ha agradecido su felicidad a su padre Suso, "que está acompañado de otros sindicalistas como él, que me han enseñado dos cosas en la vida: ser buena persona y defender con una serenidad pasmosa a quien representas"; así como a su hija Carmela. "Gracias, querida Carmeliña, por acompañarme siempre, sois una de las grandes razones que me animan a continuar", ha concluido Díaz.

Calma en Moncloa

Una atmósfera de país ideal que choca con el cisma que Sumar tiene abierto con Podemos. Una sima que al Ejecutivo de Sánchez no le preocupa pues cree que cuenta con una “buena” mayoría absoluta en el Congreso y un programa de Gobierno progresista para salir adelante de manera airosa, más allá de los cinco votos con los que cuenta la marca morada. Recuerdan además que Podemos tiene firmado un acuerdo de Gobierno de coalición para llevar a cabo políticas de progreso. Previamente, la portavoz morada, Isa Serra, ha admitido que Díaz “no ha resultado como esperábamos”, ya que desde el principio “ha tenido una estrategia permanente de tratar de mermarnos”. Una táctica que “no es algo nuevo de ahora, en que se ha producido un punto de inflexión, sino que se produce desde hace tiempo, con el veto a Irene Montero y a otras decisiones adoptadas en favor de lo que quería el PSOE”.