La negociación de los Presupuestos vascos había arrancado con muy pocas expectativas, y la primera ronda de contactos con la oposición ha confirmado que las vibraciones son negativas y que, salvo sorpresa mayúscula, el Gobierno vasco parece abocado a aprobar sus Cuentas con sus propios votos, con la mayoría absoluta que suman PNV y PSE. El consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, se ha reunido este jueves con toda la oposición, salvo con Vox, y no ha cerrado la puerta a ningún grupo aunque, en una nota de prensa, ha vuelto a apostar un año más por negociar “si trabajamos en serio en modificaciones viables de este Presupuesto”, lo que anticipa la intención de la consejería de evitar escenificaciones políticas en periodo preelectoral.

Azpiazu ya había adelantado que sería difícil recabar apoyos en puertas de las elecciones vascas de primavera, y al otro lado de la mesa se ha topado con un buen número de demandas políticas que, para más señas, fuentes del departamento denunciaron que en realidad ni siquiera se han llegado a presentar oficialmente en la reunión, sino que se han hecho públicas después, en rueda de prensa. No se ha cerrado aún ninguna segunda cita, a la espera de recibir los documentos de los partidos y ver si son viables.

Elkarrekin Podemos-IU reveló en público su exigencia de retirar el recurso contra la Ley de Vivienda estatal, a sabiendas de que esta es una demanda puramente política y es un asunto nuclear para el PNV en defensa de las competencias vascas (de hecho, se negocia una solución con el Estado). Desde la consejería afearon al grupo de Miren Gorrotxategi que no entregara un documento con esas propuestas o los 372 millones que quiere mover en el Presupuesto. C’s pidió más aulas en castellano, aunque tenga un solo escaño en el Parlamento, y el PP insistió en público con la rebaja fiscal y consideró que las Cuentas son electoralistas. EH Bildu mantuvo un perfil bajo sin realizar declaraciones tras el encuentro aunque, antes de la reunión, Nerea Kortajarena dio la sensación de restar trascendencia a la cita (“tendrá que ser una reunión rápida, porque hoy es día de pleno y andaremos ocupadas también en otras cosas y tampoco es que estemos observando una gran voluntad de acuerdo”).

En esas declaraciones, Kortajarena afiló sus críticas: asumió el rol de alternativa política al denunciar un “declive” de la calidad en Osakidetza, y unos Presupuestos “que no recogen una mínima autocrítica y proponen seguir haciendo lo mismo con un poquito más de dinero”. Aseguró que, frente a las listas de espera, se plantean privatizaciones, es decir, derivar pacientes a otras clínicas.

"Realismo y honestidad"

El consejero aprovechó el pleno ordinario del Parlamento Vasco para reunirse por separado con EH Bildu, Elkarrekin Podemos-IU, PP y C’s, todos los grupos salvo la ultraderecha de Vox. Las reuniones, en las que estuvo presente también una delegación de PNV y PSE, llegaron precedidas de unas declaraciones de los grupos de izquierda que consideraban que se dan “pocas condiciones” para lograr un acuerdo y que Azpiazu tiene poca voluntad.

Azpiazu trasladó a los grupos su disposición a comenzar una negociación desde la base del “realismo y de la honestidad”, porque el clima político no requiere “de más escenificaciones de las que se están dando”. En este sentido, además, cabe recordar que el Gobierno vasco cuenta con mayoría absoluta y no necesita el respaldo de más grupos. Tampoco está sobre la mesa un posible cruce de apoyos en otras instituciones donde PNV y PSE necesiten el respaldo de un tercer grupo, ya sea en Araba o en las Juntas de Gipuzkoa. “Mi intención es arrancar con una negociación si trabajamos en serio en modificaciones viables de este Presupuesto”, defendió la consejería, para aclarar que no se darán “cambios estructurales, ni de naturaleza extrapresupuestaria”. Esta es una constante en las negociaciones, donde los grupos ya intentaron el año pasado forzar una reforma fiscal. Las últimas Cuentas que se pactaron fueron las de 2022, con EH Bildu, y desde entonces el acuerdo ha sido imposible con exigencias políticas de los grupos, fiscalidad o una empresa pública de energía.

Ahora se especula también con que el margen negociador sea inferior a los 30 millones, en referencia al dinero de la sección 99 que se suele reservar para imprevistos. Los grupos suelen interpretar que esa partida es la bolsa sobre la que se puede hablar, aunque la consejería matiza que no tiene que ser así necesariamente.

Azpiazu, grupo a grupo

Tras la reunión, la consejería resumió la posición de los grupos. Sobre EH Bildu, dijo que en línea con las declaraciones previas al encuentro, sus representantes trasladaron sus demandas “de forma genérica” y quedaron en enviar un documento la semana que viene para poder analizar si la negociación puede comenzar o no. El PP también se comprometió a enviar un texto, y Azpiazu se mostró sorprendido por que sus declaraciones posteriores no se “correspondían” con lo tratado en la reunión. Sobre Elkarrekin Podemos-IU, este grupo le habría trasladado que no daría su apoyo a este proyecto, aunque enviará su documento. C’s, según la consejería, reconoció estar “muy lejos” y ya ha entregado un documento con planteamientos sobre el euskera que están en las “antípodas” del Gobierno vasco.