Usted va a plantear a la Mesa de Diálogo Social que estudie la semana laboral de cuatro días. ¿Tiene pensado en qué sectores, o si puede ser aplicable? 

—Hay que salir de las inercias. Estamos yendo a otro mundo y no podemos aplicar las recetas de siempre. Los jóvenes ya no entran de cualquier manera al mundo del trabajo, y las empresas les necesitan. Y esta propuesta no solo mira a mejorar la calidad del empleo, que los trabajadores tengan condiciones mejores de conciliación o de vida en general, sino que las empresas sean atractivas y encuentren esos perfiles que buscan. Es una propuesta de win-win, que todos ganen. Hay experiencias de éxito en Europa. Vamos a explorarlas aquí, siempre de forma voluntaria por las empresas y los representantes de los trabajadores.

¿Se podrá aplicar esta jornada? Confebask la rechaza...

—Es una iniciativa del departamento que queremos concertar, como otras que sacamos adelante en la Mesa o el Consejo de Lanbide. Y lo que haremos es intentar convencer a Confebask de que es un proyecto piloto, tutelado y voluntario, para buscarles soluciones al problema que nos trasladan: captar talento. Así que, efectivamente, atendemos las urgencias, pero también miramos al futuro inmediato para construirlo con éxito y cohesión.

Se ha firmado un convenio en el metal de Bizkaia con mediación suya. ¿Tiene en agenda algún movimiento más en otros sectores, como en la ayuda a domicilio para personas dependientes?

—Con ayuda a domicilio, hemos mantenido contactos. Está la reunión de esta semana entre la viceconsejera de Trabajo y las representantes sindicales. Para poder mediar el Departamento, que quisiéramos hacerlo y nos hemos ofrecido, necesitamos que ambas partes lo acepten. Por parte de la patronal, todavía no hemos recibido esa voluntariedad de sentarse a negociar. Por parte de los sindicatos, sí. Yo creo que el Ayuntamiento de Bilbao ha dado un paso importante porque están haciendo esfuerzos económicos. Esa preocupación conjunta que tenemos todos espero que lleve a que la patronal se siente en la mesa.

¿Se están encontrando más resistencias de las esperadas en la patronal para actualizar convenios, para la subida de salarios?

—Bueno, depende de los sectores. Hay sectores como el servicio de ayuda a domicilio en los que, paradójicamente, a pesar de que las instituciones ponen más dinero, hay resistencia a negociar y, sin embargo, en otros se alcanzan acuerdos como en el metal, con una senda plurianual, de reconocimiento de subidas salariales. Se han resuelto importantes conflictos laborales: en los últimos dos años, cerca de 40.

PNV y PSE han iniciado una reflexión sobre la reforma fiscal. En el seno del Consejo de Gobierno, ¿han abordado las necesidades de recaudación, o las indicaciones de la OCDE para elevar el tipo mínimo del Impuesto de Sociedades?

—No es nuestra competencia. En el Consejo de Gobierno, no hemos tratado la fiscalidad más que cuando el consejero de Hacienda da cuenta de los consejos vascos de finanzas. A mí me parece satisfactorio que PNV y PSE se sienten a hablar de fiscalidad. Vamos a hacer una revisión escuchando sobre todo y leyendo los informes que hagan las diputaciones. En Euskadi hay un amplio consenso a favor de un Estado de Bienestar fuerte. Eso tiene que tener la contraparte de la fiscalidad.

En alguna ocasión, el consejero Iñaki Arriola, del PSE, ha solicitado a las diputaciones una fiscalidad que facilite el alquiler. ¿Esta petición sigue en pie?

—Supongo que estará en la reflexión porque el consejero realizó ese informe la legislatura pasada y se lo entregó al Órgano de Coordinación Tributaria, y en ese órgano están sentadas las diputaciones y estoy segura de que, en el informe que estarán haciendo las diputaciones, estará incluido ese estudio del departamento. En Euskadi somos pioneros en políticas de vivienda, y la fiscalidad puede ser un factor que influya en dirección a promocionar el alquiler o no, la compra o no. Es un ingrediente que hay que añadir a la reflexión y estoy segura de que las diputaciones lo harán.