- Pedro Sánchez asegura estar dispuesto a reconstruir los puentes con el Govern y para ello prevé retomar la mesa de diálogo, según él, en cuanto el Ejecutivo de Pere Aragonès quiera. El líder socialista subraya que su apuesta por esta herramienta es “total, absoluta y rotunda” en un contexto en el que el caso Pegasus ha resquebrajado su mayoría parlamentaria. Así se pronunció al tiempo que el president, que ayer por la tarde se reunió en Bruselas con Carles Puigdemont, le urgiera a “tomar las decisiones adecuadas” para poder normalizar las relaciones. El jefe de la Generalitat consideró que debe ser Moncloa quien repare la “ruptura institucional” provocada por el asunto de espionaje político y le urgió a poner fecha de cara a su próximo encuentro. Además, puntualizó que “no se trata de hacer una foto entre dos presidentes” sino que “es imprescindible que se desclasifiquen los documentos” del CNI sobre los seguimientos a independentistas, que se explique “quién dio la orden y se asuman responsabilidades” por lo ocurrido.
El gesto de Sánchez a Aragonès fue bien recibido por ERC porque entienden que “es bueno” para encontrar una salida al actual bloqueo. “Y quien se levante de la mesa pierde”, apuntó su portavoz, Gabriel Rufián, después de que el president lamentara que hasta la fecha “se está tratando a las instituciones de Catalunya como a las de un país sometido”. Además, desvinculó el espionaje a políticos y activistas independentistas del que sufrieron el presidente español y la ministra de Defensa, Margarita Robles: “Se trata de casos diferentes. Si alguien pretendía que esta noticia hiciese ver que ha dejado de existir el otro espionaje, se equivocó”, apostilló Aragonès.
En favor del “reencuentro y la concordia” con Catalunya y contando con EH Bildu en las medidas sociales que mejoran la vida de la ciudadanía, Sánchez agradeció a la coalición abertzale su apoyo por no confundir el debate político concreto con las urgencias de la pandemia y la guerra en Ucrania. “La situación es complicada y la mayoría de izquierdas y de la investidura está tocada, y esto no es bueno ni para la estabilidad ni para el Gobierno”, le avisó Mertxe Aizpurua, al tiempo que le recordaba que entre aliados el respeto “debe ser mutuo”.
El Congreso vivió otra refriega entre Sánchez y el PP cuando el líder del PSOE presumió de apostar por la “concordia” en Catalunya frente a la “discordia que siempre siembra” el PP, y se centró en atacar al partido de Alberto Núñez Feijóo recordando los casos de corrupción que han afectado a la formación de Génova. La portavoz popular, Cuca Gamarra, le espetó que es “un auténtico disparate negociar la investidura con los que estaban siendo investigados por el peligro que suponían para el Estado de Derecho”. A su entender, no hay “mayor concesión a los independentistas que entregar la gobernabilidad de un país a quienes se conoce que son la amenaza para el orden constitucional”; y le preguntó “qué le va a entregar en su próxima reunión al espiado Aragonès”.
Sánchez echó en cara a Gamarra que le interpele sobre lo mismo que ya le formuló Pablo Casado el pasado 23 de febrero. “¡Cómo se nota el nuevo PP! ¡Qué gran diferencia!”, enfatizó, cosechando un aplauso en la bancada socialista. El presidente español le respondió que la diferencia en política territorial entre cuando gobierna el PP y cuando lo hace el PSOE es que los populares “mandaban piolines a Catalunya” y con los socialistas “la selección española de fútbol puede jugar en Catalunya sin ningún tipo de problema o de polémica”. Según Sánchez, el PP se “vanagloria de ser el PP de hoy, cuando se parece al de antes de ayer, ese que estaba más pendiente de ver cómo paraban la famosa libretita de Bárcenas, sea como sea. A martillazos para destruir los ordenadores, contratando a Villarejo o haciendo una policía mal llamada patriótica”, zanjó Sánchez. l
“El PP mandaba ‘piolines’ a Catalunya, y ahora la selección española juega allí sin ningún problema”
Presidente del Gobierno español