Encuentro en Iruña entre dos mujeres que desempeñan un rol relevante en el independentismo social: la catalana Elisenda Paluzie, presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, de visita el pasado lunes para participar en Korrika, y la portavoz de Gure Esku Amalur Alvarez, que venía de pasar el fin de semana en Catalunya y asistir precisamente al décimo aniversario de la ANC. Juntas chequean el engranaje de una iniciativa conjunta que se prepara para el 2 de julio: Pirinioetako bidea, la Via Pirenenca, iluminará simultáneamente más de 300 cumbres a lo largo de todo el Pirineo para reivindicar el derecho a la autodeterminación. A través de la web de Gure Esku ya están abiertas las inscripciones para participar en este evento. En Catalunya se espera que se abran en breve.
¿Cuál es la conexión que a su juicio existe entre Catalunya y Euskal Herria?
-Elisenda Paluzie: "Yo creo que compartimos la opresión del mismo Estado. Los intentos de asimilación por parte del Estado español respecto a la nación vasca y la nación catalana y nuestras lenguas y culturas respectivas. El mismo problema de raíz.
-Amalur Alvarez: También la determinación y la voluntad que tienen la ciudadanía vasca y catalana de querer ejercer su soberanía, y hacerlo por vías democráticas y pacíficas. Creo que a la ANC, a Gure Esku y a nuestras bases nos une ese espíritu cívico.
-E.P: En el fondo, esta relación vascocatalana parte de cuando Aguirre y Companys se marcharon juntos al exilio.
¿Hablando de Euskal Herria es más preciso hacerlo de los Països Catalans? Ahí abrimos también la pluralidad y complejidad interna, y las diferencias de raíz.
-E.P: Somos muy distintos. En el caso de los Països Catalans hay una tradición de confederación desde el inicio de la Edad Media. Cuando Jaume I crea el Reino de Valencia con sus propias cortes e instituciones a imagen y semejanza de las catalanas, pero con su propia soberanía. Lo mismo ocurrió en Mallorca. Por eso, hemos sido siempre muy respetuosos con los distintos ritmos de los pueblos que conforman los Països Catalans.
Un sector de vascos y catalanes muestran su orgullo de pertenecer al Estado español.
-A.A: La idea clave de Gure Esku es la reivindicación democrática. Queremos construir vías para toda la ciudadanía para poder expresarnos y poder decidir cómo queremos construir nuestro futuro político. A veces se piensa que nuestra propuesta simplemente va dirigida a una determinada identidad nacional, pero es una propuesta de país. Y la decisión, sea A, B o C, mientras se haga con totales garantías democráticas y la ciudadanía vasca pueda expresarse libremente, Gure Esku no va a tener ningún problema en respetarlo.
-E.P: Estamos planteando un proceso de autodeterminación en clave moderna, a partir del principio democrático. Mientras no hemos sido mayoría en Catalunya los autodeterministas e independentistas no hemos planteado el referéndum y la declaración de independencia. Lo hemos hecho cuando hemos sido mayoría. ¿Para que se respeten los derechos a seguir formando parte del Estado español tienen que vulnerarse los nuestros? No te das cuenta que tienes límites hasta que no intentas romperlos. Es como el pez que está en una pecera muy grande y no se da cuenta hasta que choca con el cristal. Esa realidad la evidenciamos de manera muy clara en 2017.
Si la CAV o Catalunya tuviesen un día una mayoría clara a favor de la independencia es presumible que Navarra, Comunidad Valenciana o Baleares no acompañarían el proceso. Perderían una parte del tren.
-A.A: En Gure Esku tenemos una sensibilidad muy importante con los ritmos territoriales diferentes. Entendemos que sí hay realidades territoriales diferentes, y ritmos diferentes. Pero sabemos que en todos los territorios de Euskal Herria, tanto en Navarra, en Iparralde y en la CAV hay una voluntad social muy amplia para decidir su propio futuro político. Pero entendemos que seguramente va a haber procesos diferentes o a diferentes ritmos y con diferentes realidades. Esta idea confederal que comentaba Elisenda, yo creo que está muy presente también en los territorios de Euskal Herria. En el Parlamento de la CAV con 25 parlamentarios por cada territorio, y en el caso de Navarra, incluso hasta la Constitución española asume el derecho de anexionar Navarra si la ciudadanía navarra lo decidiese.
-E.P: Es verdad que hay algún valenciano, como el cantante Raimon, que era contrario a la independencia de Catalunya porque creía que entonces se dejaría al País Valenciano solo en el Estado. Puede haber este temor en una parte de los soberanistas de las Illes y del País Valencià a quedar más minorizados en defensa de la lengua catalana, etcétera. Pero yo creo que al final es más beneficioso para el conjunto de los Països Catalans que haya una república catalana independiente porque nos daría unos instrumentos y herramientas que irradicarían sobre todo el conjunto de cultura catalana.
-A.A: Y podríais tener más igualdad de condiciones ante los Estados. Ahora no las tenemos.
-E.P: Exacto, cuando se negociase con las plataformas audiovisuales se haría desde la perspectiva de un Estado y no suplicando al Gobierno español que por favor no se olvide de que hay otras lenguas.
-A.A: Y que Catalunya abra vías nos ayuda también a Euskal Herria.
-E.P: Tenemos una paradoja que creo que se cumple en el caso catalán y el vasco. Somos un movimiento de liberación nacional pero los partidos que lo representan participan de las instituciones, que se han incorporado en el engranaje estatal español. Eso hace todavía más necesario que no dejemos la política solo en manos de la política profesional, porque los incentivos de la política profesional son los que son, la ocupación de espacios de poder o de gestión. Incentivos que en el día a día son contradictorios con los del movimiento que quiere conseguir la independencia de su país. Por eso es tan importante que haya entidades como la Asamblea, que no se quede todo en manos de la política profesional. Eso es lo que en Catalunya ha ido alterando la agenda política. Los incentivos de los partidos políticos los llevan a la retórica independentista, siguen diciendo que quieren la independencia, pero no llevan a cabo acciones para realizar el objetivo.
¿Genera un cortocircuito que Catalunya esté trabajando con el COE en unos Juegos Olímpicos de Invierno?
-E.P: Sí, genera un cortocircuito total y absoluto. Si una persona el 5 de octubre de 2017 hubiera entrado en coma y se despertase estas últimas semanas, tendría un choque. Pero como ha ido pasando poco a poco, hemos ido aguantando un retroceso detrás de otro...
Se podría concluir que el contexto ha cambiado, y el realismo o el tiempo político va en otras claves.
-E.P: Bueno, yo podría entender que se diga que tenemos que preparar mejor el próximo intento, pero las decisiones que se están tomando no preparan un proceso de independencia. Los Juegos Olímpicos de Invierno son muy cuestionables por muchas razones, de cambio climático o de modelo económico que representa este tipo de eventos, que han llevado a Catalunya a una situación mucho peor que la de la Comunidad Autonóma Vasca, desde el punto de vista de productividad, tecnología, supervivencia de la base industrial. Aparte, los Juegos Olímpicos los organiza el COE, Comité Olímpico Español, cuya relación con la familia real es la que es, y de siempre. Y todos sabemos que los Juegos Olímpicos son instrumentos del nacionalismo banal de los Estados. Al Estado le interesa que participemos otra vez en proyectos colectivos de este tipo. Después de todo lo que ha pasado, quizás no puedes plantear ahora el asalto, pero lo que no puedes es hacer cosas que signifiquen un retroceso, que alimenten otra vez el nacionalismo banal español, y den una imagen de normalización de la situación cuando no es normal. Han indultado a los nueve presos políticos pero hay ochocientas causas abiertas. La represión continúa. ¿Con este Estado ahora estás tranquilamente hablando de unos Juegos Olímpicos y peleándote con Aragón a ver dónde se hacen las pruebas de esquí alpino? No tiene ningún sentido. Y en propuesta de ley de política lingüística todavía es peor, es mucho más grave.
¿Por qué?
-E.P: Que la solución ante esta ofensiva judicial respecto al sistema educativo en Catalunya consista en reformar la ley y que el castellano también sea lengua vehicular es un autogol, porque una cosa es que el modelo te lo imponga el Estado y la otra es que tú en una ley del Parlamento de Catalunya normalices esta imposición. Si tú le quieres decir al juez que estás cumpliendo el 25% de castellano porque se miran audiovisuales que están en castellano, hazlo, pero no modifiques la ley más importante sobre la lengua. Toda esta dinámica está provocando en estos momentos una reacción de la base independentista de mucho enfado con la clase política.
En el conjunto de Euskal Herria, un 75% de euskera para todos los niños y niñas sería un avance.
-A.A: No sé cual sería el sistema más adecuado que necesita el euskera. En los últimos años, sobre todo a nivel social, se han hecho muchísimos avances con el euskera, también en Navarra. Creo que es un punto de unión social muy fuerte. Lo demuestra el éxito de la Korrika. Uno de los puntos de acuerdo social más fuertes que tenemos, que nos hace y nos construye como comunidad. Toda la ciudadanía tenemos claro que es un patrimonio que tenemos que cuidar y que poder desarrollarlo con normalidad en nuestro día a día.
Pero hay gente muy militante contra esa fermentación comunitaria. Dicen que el euskera es un elemento de construcción nacional.
-A.A: Sí, pero lo mismo que lo es el castellano, o el francés en Francia.
-E.P: Y la diferencia es entre lengua de imposición por conquista, y la lengua propia que solo tiene a nuestros pueblos para defenderla y para que siga existiendo. No la estamos imponiendo fuera de donde nació.
-A.A: Cada día es menor el espacio en el que el euskera se politiza y se utiliza como arma arrojadiza en la política de un lado al otro. Tenemos que mirar al consenso social, que es amplísimo. Pero desde el poder judicial español el euskera está sufriendo muchísimos ataques y estamos dando muchísimos pasos atrás a conquistas lingüísticas y competenciales que se habían hecho.
-E.P: En Catalunya el consenso por la inmersión lingüística sigue saliendo en las encuestas que el 80% de la población catalana apoya el sistema vigente. Se optó por este modelo y el principio que dominó fue no separar a las comunidades lingüísticas, que en aquel momento hubiera sido también a las clases sociales. La inmersión lingüística es un instrumento de cohesión social y de ascensor social.
¿Cómo se va a visualizar esa iniciativa que preparan de iluminar las cumbres pirenaicas el 2 de julio?
-A.A: Una de las cosas más importantes es que la gente que participe viva esta sensación de que es una movilización conjunta y al unísono. Se iluminará con farolas y frontales y una sola foto va a ser complicada. Al final las imágenes más emotivas son las de cómo la gente sube acompañada por la noche, cómo hacen equipo.
La apuesta es comunicar participación y cierta audacia, por medio de iniciativas con mucha gente.
-E.P: En Catalunya este tipo de iniciativas han sido bastante cuestionadas en los últimos años. Se nos acusa de llevar el lirio en la mano, de ingenuos y naífs. Yo creo que hay que mantener todas las formas de lucha. Hay gente que la podrás hacer participar en una iniciativa de estas y en cambio en una determinada acción de desobediencia civil no participará. Tenemos que preservar la idea de que este es un movimiento plural y representativo del conjunto de la sociedad, en el que gente muy diversa pone su grano de arena en clave de reivindicación. Esto se hace en los Pirineos para trasladar este mensaje de que los Pirineos no son frontera, que las fronteras han sido impuestas muchas veces por guerras. El Tratado de los Pirineos partió a Euskal Herria en dos y al Principat de Catalunya. Perpiñán era la segunda ciudad más grande después de Barcelona. Es la gente la que tiene que poder decidir las fronteras votando, como hemos conseguido avances democráticos de todo tipo. La autodeterminación es un instrumento de paz y de solución de conflictos.
-A.A: Iluminar los Pirineos es un reto impresionante, y no puede ser de otra manera que haciéndolo de manera conjunta. Unidas tenemos mayor fuerza. También con Òminum y otras organizaciones. Compartimos un mismo contexto, el del Estado, donde a movilizaciones pacíficas y vías democráticas se responde con la represión; tenemos que unir fuerzas no solo entre el pueblo catalán y el vasco, sino con los gallegos también. Construir un frente social democrático y soberano en el que digamos que aquí hay comunidades y sociedades que queremos decidir y trasladar eso a la comunidad internacional.
-E.P: Un Estado tan fuerte como el español si tiene muchos frentes a la vez no los puede asumir. Históricamente en las últimas décadas no hemos coincidido los momentos de más intensidad en Catalunya con los de más intensidad en Euskadi. Por ejemplo, cuando el Plan Ibarretxe, para organizar una consulta, en Catalunya se estaba en otra fase completamente distinta, y viceversa, cuando en 2017 hicimos el referéndum. Si analizamos procesos históricos similares, Lituania no se independizó sola. Después fueron Letonia y Estonia.