- Manos a la obra. El PNV dio ayer un paso simbólico para salir del confinamiento político que han forzado dos años de pandemia y de limitaciones para celebrar actos concurridos. Tras el primer reencuentro que ya supuso la Asamblea General celebrada a finales del año pasado en el BEC, el PNV celebró ayer su primer mitin desde el fin de la emergencia sanitaria, rodeado de 300 simpatizantes, con motivo de la inauguración del primer batzoki en Gatika. El presidente de la Ejecutiva jeltzale, Andoni Ortuzar, por un lado, activó y movilizó a los simpatizantes en puertas de un importante ciclo electoral y, por otro, quiso lanzar un mensaje de “calma y esperanza” a los vascos por la experiencia del PNV en la gestión de las crisis.
En ese sentido, reivindicó su modelo frente a los intentos de la izquierda abertzale de ofrecer una imagen pragmática y hacer las cosas “a la manera del PNV”, primero “pisando moqueta” en Madrid, después con un proceso de escucha que no sería tal y que ha “despachado sin un solo papel” en el Palacio Euskalduna, y con una apuesta por la “radicalidad responsable” que sería una contradicción en sí misma porque no se podría ser “intransigente y responsable” a la vez. Recordó también su gira en el sector económico para eliminar miedos tras las “huelgas salvajes” en el pasado.
En contraposición, Ortuzar situó el proceso de escucha “serio” del PNV, Entzunez Eraiki, que alumbrará un documento en octubre o noviembre, y pidió a la militancia “dar la cara” para brindar la respuesta “ágil y valiente” que se espera del partido jeltzale. El mensaje que quiso lanzar el PNV es que estará a la altura de las circunstancias y que tiene todo su engranaje en marcha para ofrecer respuestas en una situación de alza de precios e incertidumbre, que amenaza con hacer cundir la desesperanza.
Ortuzar puso en valor la trayectoria del PNV, que “ha acertado en lo que había que hacer siempre que este pueblo ha estado en momentos decisivos”. Identificó a la formación jeltzale como el partido de la “confianza” en tiempos de crisis e incertidumbre, marcados por la inflación galopante y la guerra de Rusia contra Ucrania. “Liderazgo, compromiso, dedicación”, enumeró, como características del “modelo PNV”. Puso como ejemplo las medidas fiscales de las diputaciones forales, que considera que han contribuido a poner fin a la huelga en los transportes, y el Plan de Inversiones extraordinario presentado por el lehendakari y los representantes forales para inyectar más de 500 millones.
El PNV alentó a su militancia a escasos días de que se recupere también la celebración de un Aberri Eguna normalizado en Bilbao, y en la antesala del ciclo electoral de 2023, presidido por las elecciones municipales y forales. En el frontón de Gatika, reivindicó la capacidad de respuesta vasca, cuando no habían pasado 24 horas del anuncio de Pedro Sánchez: “Nuestras instituciones ya habían reaccionado dentro de sus competencias, complementando y mejorando lo que venía desde Madrid”.
También marcó perfil ante la izquierda abertzale. Ortuzar puso en valor el proceso de escucha jeltzale, Entzunez Eraiki, pateándose toda Euskadi para recoger aportaciones de ciudadanos dentro y fuera del PNV. “Un proceso serio”, frente a una izquierda abertzale a la que recrimina haber lanzado el suyo unas semanas después del PNV y haberle dado carpetazo ya en el Palacio Euskalduna “sin un solo papel con su propuesta, solo eslóganes y foto”. El PNV presentará un documento entre octubre y noviembre en su convención.
La presencia casi sin interrupción del PNV al frente del Gobierno Vasco (con el paréntesis del socialista Patxi López), así como al frente de las principales instituciones de la comunidad autónoma, le permite presentar la baza de su experiencia en la gestión, ya sea por la reconversión industrial, las inundaciones o retos más recientes como la propia pandemia. Una presencia continua que siempre ha presentado como marchamo de saber hacer, y que vuelve a esgrimir ahora, pero con la novedad ya anunciada el año pasado de que, en estos tiempos de cambios, ha vuelto a poner el termómetro a la sociedad vasca. Lo ha hecho para actualizar su lista de desafíos (con asuntos como el cambio climático, la igualdad y el envejecimiento) y abrir un proceso de escucha. La batería de reuniones en municipios de todos los territorios se ha venido celebrando ya en las últimas semanas, y de ese trabajo quedará constancia en un documento que se presentará a finales de año.
La inauguración del batzoki consistió en la habitual izada de la ikurriña, el descubrimiento de una placa conmemorativa y la interpretación de un aurresku y del Eusko Abendaren Ereserkia. Ortuzar realizó una metáfora arrantzale para definir al pueblo vasco como un “pueblo pegado al mar, que sabe de tormentas y maretones, que a lo largo de su historia ha sabido sortear esas olas”. Acudieron también la alcaldesa, Onintze Amezaga, el presidente de la Junta local, Alex Peláez, y la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa.