- El excomisario José Manuel Villarejo asume que la Justicia británica le citará a declarar en el marco de la demanda que interpuso Corinna zu Sayn-Wittgenstein contra Juan Carlos I después de dictaminarse que el emérito no tiene inmunidad en Inglaterra tras su abdicación. Además de apuntar nuevamente a un supuesto complot orquestado contra él, Villarejo aprovechó ayer para hacer referencia a la demanda que la examante del monarca interpuso contra él en Londres por supuesto acoso. “He recibido extrañas insinuaciones, espero que no sea así... o al menos así lo he entendido yo, de a ver qué voy a declarar. Oiga, tendré que decir la verdad y, si digo la verdad, ¿qué va a pasar? ¿Qué quieren que diga? ¿Quieren que mienta y que no diga los encargos que recibí del CNI contra la señora Larsen?, cuestionó Villarejo, a quien la Fiscalía pide 109 años en el juicio que se celebra desde octubre por tres presuntos encargos de espionaje.
En la vista donde resultó absuelto el año pasado por calumnias y denuncia falsa al exdirector del CNI Félix Sanz Roldán, Villarejo relató que, en una reunión en Londres, Larsen le reconoció que estaba “aterrada” y amenazada por su relación con el rey emérito, y señaló que no entendía cómo Sanz Roldán -con el que tiene una enemistad manifiesta- fue a “amenazar de muerte a esa mujer” y no envió a “alguien anónimo” como él. Villarejo reitera, como suele hacer en sus declaraciones públicas, que colaborará con la Justicia “española e internacional”.
Pero por lo que realmente acudió a la Audiencia es por la pieza número 28 de la causa Tándem, en la que se investiga una supuesta trama donde colaboradores suyos habrían ofrecido información reservada, documentos y grabaciones del excomisario mientras éste estaba en prisión. Una línea de investigación que, en opinión de Villarejo, se abrió para incautarle sus agendas y justificar que siguiese en prisión preventiva, donde estuvo más de tres años. Según su teoría, fue el despacho de abogados que defiende a la familia Pujol quien contrató un detective por 900.000 euros para “montar esta historia”, y éste contactó con presos que coincidieron con él para ofrecerles dinero.