- Iñigo Urkullu cree que hay razones para la esperanza, pero no lanza las campanas al vuelo. El lehendakari comenzó ayer el curso político con un mensaje centrado en la recuperación sanitaria y económica. Ve razones para el optimismo, y cree que la economía se acerca a la situación de normalidad previa a la pandemia, pero lanza un aviso en el campo de la salud: sería un error pensar “antes de tiempo que hemos ganado” la batalla contra el coronavirus. No hay un horizonte claro para poner fin a la declaración de emergencia sanitaria en vigor desde agosto del año pasado, y tampoco para deponer todas las restricciones. En la primera reunión del Consejo de Gobierno tras el paréntesis estival, que como manda la tradición se celebró en el Palacio Miramar, el lehendakari compareció ante la prensa para plantear estos dos retos principales y para lanzar un mensaje de mano tendida a la oposición, pese a la mayoría absoluta que suman PNV y PSE, cuya relación calificó de “excelente”.

Urkullu planteó dos novedades en el cauce de diálogo con la oposición para que sea más efectivo. Por un lado, ofreció un diálogo “discreto, si es posible”, sin convocatorias ante los medios de comunicación, a diferencia de las dos primeras rondas entre los grupos que activó en noviembre y marzo. Por otro, se centrará en Elkarrekin Podemos-IU y EH Bildu, las dos únicas bancadas que realizaron aportaciones a su documento de coincidencias programáticas. “Hay base”, alentó.

Urkullu se declaró “encantado” con el funcionamiento de la alianza con el PSE, y mostró su “disposición al diálogo sobre cuestiones concretas” con la oposición. Ofreció su “disposición absoluta a negociar” sobre los Presupuestos, a pesar de que el intento con Podemos en las Cuentas de 2021 fuera infructuoso. Aclaró que le gustaría mantener el diálogo más allá, en proposiciones de ley y otras iniciativas. Con Elkarrekin Podemos-IU se alcanzó un acuerdo para aprobar la Ley Antipandemia y está por ver si se reproduce en la Ley de Salud y los Presupuestos. Con EH Bildu la relación es más tirante y Maddalen Iriarte lo acusa de no tener en cuenta sus propuestas, pero Urkullu incluye a su grupo en el diálogo.

Con esta coalición tiene abierta de par en par una disputa sobre los valores éticos, y ayer mismo, después de que Arnaldo Otegi atribuyera los altercados nocturnos con la Ertzaintza al modelo de ocio neoliberal y el consumo de sustancias, Urkullu situó el debate en el terreno de los valores, no de la ideología, y detectó una crisis de respeto a la autoridad. También pidió de manera expresa que no se convoquen ni se graben y se difundan los ongietorris a los presos.

La gestión penitenciaria es el tercer eje que Urkullu puso sobre la mesa en el arranque del curso político. Anunció que el Consejo de Gobierno ha aprobado el anteproyecto de ley de Aukerak, la agencia vasca de reinserción social. Esta agencia entrará en funcionamiento el 1 de enero de 2022 y va a ofrecer una experiencia laboral a los presos para que puedan reincorporarse a la sociedad. Antes de esa fecha, el 1 de octubre, el Estado va a transferir otras materias relacionadas con la gestión penitenciaria.

Urkullu acudió al Consejo de Gobierno con la intención de lanzar un mensaje de esperanza desde la prudencia, como informó este periódico. En materia sanitaria, aseguró que el objetivo en los próximos meses será situar la tasa de incidencia acumulada en 60 contagios por cada 100.000 habitantes (frente a los 327 actuales) y, de manera más inmediata, situarla por debajo de los 300. Admitió que la situación ha mejorado frente a los más de 800 que se registraron en julio y que el curso escolar se retoma, por lo tanto, en mejores condiciones.

Pero aclaró que no es momento de bajar los brazos porque el virus tiene capacidad de mutar, todo ello en un contexto de cierta relajación en el que volvió a implorar que no se participe en fiestas ni encuentros sin control ni protocolos. Está en juego, entre otras cuestiones, garantizar la educación presencial. El objetivo para las próximas semanas será situar la incidencia por debajo de los 300, reducir la ocupación de las UCI hasta las cifras más bajas del escenario uno, y tener vacunada con la pauta completa al 85% de la población mayor de 12 años, con la mirada puesta en los avances a nivel internacional que permitan vacunar a los niños por debajo de esa franja. “La situación de partida es mejor que el año pasado, pero queremos extremar la prudencia”, dijo, para pedir igualmente “realismo” y “responsabilidad”. Pidió mantener el uso de la mascarilla, la distancia, y no formar parte de encuentros sin control. A preguntas de la prensa, apostó por mantener la “atención” a la pandemia, y rechazó que el debate se sitúe en el terreno de las libertades: “Seguimos en pandemia”. En las últimas horas, se han ampliado algunos aforos, pero no se ha ido más allá.

En materia económica, celebró que la situación se acerca a la “normalidad”. La industria crece un 14% interanual, la recaudación ha crecido y la tasa de paro es del 10,3% en el tercer trimestre, cerca del objetivo prepandemia: que baje del 10%. Está pendiente de los fondos europeos. En su discurso inicial, se centró en la sanidad, la economía y Aukerak, pero en la ronda de preguntas volvió a pedir una reflexión más política sobre el modelo de Estado, y solicitó al Gobierno español las nueve transferencias del Estatuto que recoge el cronograma hasta finales de año. También pidió un pacto de Estado sobre el precio de la luz, sin lucha partidista y con coherencia por parte de quienes rechazan otro tipo de energías como el gas.

“La situación de partida es mejor que el año pasado, pero queremos extremar la prudencia”

Lehendakari