- El secretismo de La Moncloa sobre los cambios que barrunta Pedro Sánchez en su equipo de gobierno provoca que toda la carga y la presión informativa recaiga sobre cada uno de sus ministros. Ayer mismo, tres de ellos tuvieron que capear las preguntas de la prensa al respecto, asegurando que solo son rumores o que ellos están trabajando con normalidad. Todo está en la cabeza del presidente, si es que el cambio es cierto, porque él mismo también trata de enfriarlo con el argumento de que no es una prioridad. Circulan ya quinielas sobre los ministros que tienen un pie fuera, pero no hay nada oficial. Algunos ámbitos creen que el cambio será inminente porque prorrogar la incógnita no beneficia a su equipo, pero otros matizan que se va a posponer hasta otoño.
En este contexto, la ministra de Educación, la socialista vasca Isabel Celaá, no quiso responder ayer si dejará de formar parte del gabinete. Argumentó que la remodelación es un “rumor” del que, si acaso, correspondería informar al presidente Sánchez. “No alimentaré semejante rumor. Esta es una cuestión muy fácil de responder: solo corresponde al presidente del Gobierno asumir ese encargo”, dijo. La propia Celaá ha aparecido en algunas quinielas y se especula con su posible retiro. Forma parte de la cuota vasca del Gobierno, al igual que otros nombres que también suenan para una posible salida, como el responsable del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Ha parecido una dura ofensiva de la derecha española por el cese del coronel De los Cobos en la Guardia Civil o por los acercamientos de presos de ETA, un asunto que ha dejado más o menos encarrilado y que puede sonar a cierre de capítulo.
El propio Marlaska sostuvo que la eventual remodelación no le quita “ni un minuto” de sus obligaciones de trabajar “24 horas los siete días de la semana”. Marlaska dijo que se lo toma con “toda la tranquilidad del mundo”. “Es una cuestión que no nos quita ni un minuto. El presidente nos tiene encomendado trabajar 24 horas todos los días de la semana y a eso estamos”, dijo ayer en Gasteiz en un acto sobre el Centro Memorial de víctimas del terrorismo.
Estos dos ministros son junto a la responsable de Exteriores, Arancha González Laya, los tres vascos en el Gobierno español (además de la navarra Ione Belarra por parte de Unidas Podemos). De ahí que, por el simbolismo de Euskadi y la lealtad del PSE hacia Sánchez, no sería descabellado que un baile de sillas que se cebara con esta cuota fuera compensado con la incorporación de un nuevo ministro vasco.
Por otro lado, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ha sido señalada por algunos medios de comunicación por el importante desgaste que acumula en las diputas internas con Podemos, pero su peso político es importante y cualquier movimiento que implique apartarla no sería sencillo. Calvo se limitó a decir que ella trabaja “con el mayor de los empeños” cuando se le preguntó si se ve en el Gobierno en septiembre. Calvo añadió que los esfuerzos del Ejecutivo español se centran en la pandemia y la recuperación, y “lo demás está en la competencia del presidente del Gobierno y desde luego no está en la mía”.
“No alimentaré ese rumor. Asumir el encargo corresponde al presidente”
Ministra de Educación
“No nos quita ni un minuto. Nos han encomendado trabajar; y en eso estamos”
Ministro del Interior
“Los esfuerzos están en la pandemia; lo demás es competencia del Gobierno y no mía”
Vicepresidenta primera