- El PNV votó ayer en contra de las conclusiones de los cuatro grupos de trabajo del Congreso de los Diputados que están dando forma a un acuerdo de reconstrucción tras la pandemia del coronavirus. La iniciativa nació con el impulso del presidente Sánchez para escenificar consensos, y ha desembocado en un acercamiento al PP y Ciudadanos y en documentos que entran a regular competencias en manos de las comunidades autónomas. Por ejemplo, se perfila una Agencia de Salud Pública a nivel estatal y un refuerzo del Ministerio de Sanidad, que en principio debería ser testimonial porque la competencia está transferida. El PNV ya veía con gran prevención este debate y ha visto confirmados sus peores presagios sobre la recentralización, que detecta de manera general y transversal en todos los textos, y donde no se han aceptado sus enmiendas nucleares, su salvaguarda competencial ni las alusiones a la participación de las autonomías en las políticas de la Unión Europea, que va a destinar un fondo al Estado.
Para los jeltzales, todo ha fallado de principio a fin, también la forma, con documentos poco concretos, sin memoria económica, y negociados a toda prisa. El PNV cree que no es insalvable porque mañana se votarán en el plenario de la comisión, y en el transcurso del mes se elevarán al pleno del Congreso. Sigue mostrando su escepticismo y ayer respondió con un voto en contra sin reservas, un aldabonazo por parte de un grupo que viene de votar afirmativamente a las prórrogas del estado de alarma y la nueva normalidad.
El grupo liderado por Aitor Esteban votó en contra de los documentos por considerar que no respetan las competencias autonómicas y muchas de las medidas son “una mera declaración de intenciones” para la que no se ha establecido la financiación necesaria. Además, no se contempla la participación de las comunidades en el diseño de las políticas ni en su defensa ante Europa. El PNV resumió lo sucedido como “ceguera competencial” en los documentos. Los jeltzales, a pesar de sus reservas, habían optado por una posición constructiva presentando sus enmiendas el lunes, pero no fueron convocados a una reunión hasta el martes a última hora de la tarde, cuando la votación estaba prevista para ayer. Plantearon al PSOE sus enmiendas clave. Aunque registraron 215, le señalaron que las deteminantes tenían que ver con una salvaguarda general de las competencias, la perspectiva de género, la participación de las comunidades en los fondos europeos y priorizar los sectores económicos estratégicos. El problema radica en las prisas que ve el PNV en esta tramitación, que no ha dado margen para una negociación en condiciones. Es pronto para saber si la aproximación a PP y Cs es una antesala de los pactos que se buscan en los Presupuestos (puede ser que Sánchez haya buscado estos apoyos solo para escenificar fuerza ante Europa), y si la invasión competencial se va a llevar hasta el final, porque nadie sabe qué nivel de ejecución real tendrá el pacto en leyes concretas. El PNV es el socio más estable de Sánchez.
Los documentos aluden a la sanidad, las políticas sociales, la reactivación económica y la Unión Europea. El PNV rechazó los cuatro por la negativa a incoporar sus enmiendas para mitigar la invasión competencial, un asunto “nuclear”. Los jeltzales denunciaron que “la dinámica ha sido nefasta”, con apenas tiempo para el análisis. “Ha sido un error tratar de solucionar el mundo en un mes”, zanjaron. A su juicio, los textos responden más a los programas políticos de los partidos que a un documento de trabajo que sirva de base “para una reconstrucción real”. El PNV lamentó la “cerrazón” del Gobierno español del PSOE y Unidas Podemos.