madrid - Pedro Sánchez recibió ayer un balón de oxígeno que alimenta sus expectativas de que la legislatura dure y aguante, aunque la situación sigue siendo de máxima incertidumbre en el contexto del diálogo con Catalunya. El Gobierno español, por lo pronto, logró aprobar el techo de gasto y los límites de déficit para las administraciones públicas, el marco económico general que sirve de antesala para negociar los Presupuestos de este año. Era el primer gran examen al que se sometía su colaboración con ERC, que le dio su abstención tan solo un día después de que la reunión entre los gobiernos español y catalán se saldara sin ningún sobresalto ni romper ningún plato. El president Torra validó la mesa y se abrió un escenario de negociación sin un horizonte claro, pero al que ERC quiere dar una oportunidad. La prueba de fuego llegará con la votación de los Presupuestos, que se mantiene para este verano sin que de momento influya un adelanto de las elecciones en Catalunya aún sin fecha. La propuesta de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, relaja el déficit hasta el 1,8% del PIB en 2020. El techo de gasto sube un 3,8%, e incluye de rondón el de 2021, algo poco habitual pero que le permite adelantar trámites. Fija un 3%.
Sánchez se liberó de viejos fantasmas. Su anterior etapa como presidente tras la moción de censura terminó por las malas, con un adelanto de las elecciones en abril del año pasado porque los soberanistas catalanes dejaron caer sus Presupuestos. El PSOE concluyó entonces que no eran de fiar. Pero ayer ERC apostó por la abstención para "dar un margen de confianza para que el diálogo y la negociación puedan avanzar". No respondió de la misma manera JxCat, quien quiso marcar perfil dentro de la pugna que mantienen por la hegemonía soberanista, y votó en contra con el argumento de que el Gobierno español no ha devuelto el IVA. Ayer se produjo una bronca interna de considerables dimensiones, con ERC acusando a JxCat de cambiar el voto a última hora solo por dejarlos en mal lugar. El PNV ya había anunciado el voto a favor de sus seis escaños al haber amarrado una reunión de la Comisión Mixta del Concierto Económico para pactar el déficit vasco por un carril bilateral. Otra buena noticia para Sánchez vino de la mano de los votos a favor de Coalición Canaria y el Partido Regionalista de Cantabria, que se habían opuesto a su investidura y habían criticado con dureza el acercamiento a los soberanistas catalanes, y ayer decidieron abrir una senda de trabajo para encauzar compromisos para sus territorios en los Presupuestos. La mayoría de la investidura se consolida y se ensancha.
El bloque liderado por ERC, y que incluye a EH Bildu y BNG, se abstuvo para permitir el techo de gasto con sus 19 votos. No obstante, con la abstención de ERC ya era suficiente porque ayer faltaron varios diputados. Aun así, la coalición abertzale quiso sacar chispas a sus cinco escaños manteniendo su decisión en secreto hasta el final, y solo la hizo pública cuando la ministra Montero se refirió expresamente desde la tribuna de oradores a que "Bildu, ERC, Compromís, Más País y la Federación Española de Municipios nos han pedido flexibilizar la regla de gasto, y vamos a recoger esta petición". "Habrá una nueva regla de gasto con mayor margen para ayuntamientos y comunidades autónomas", dijo. Montero confirmó de este modo una intención que ya había adelantado en su comparecencia en la Comisión de Hacienda del Congreso de los Diputados el pasado día 20, cuando anunció que reformaría la regla de gasto para que comunidades y ayuntamientos pudieran invertir el superávit en determinadas cuestiones. Pero fue una novedad que citara ayer de manera expresa a Bildu y lo planteara como un guiño a la coalición abertzale, que se pudo agarrar a este movimiento y lo puso en el contexto de la reunión que había tenido lugar un día antes entre su grupo y el PSOE para normalizar las relaciones.
pnv y bildu En un contexto en que EH Bildu trata de emular y disputar la apuesta por la influencia y la política útil del PNV en Madrid, Oskar Matute puso en valor que el compromiso permitirá a los ayuntamientos vascos invertir el superávit en políticas sociales. El PNV no entró en ninguna disputa sobre este asunto, aunque del discurso de la portavoz económica jeltzale, Idoia Sagastizabal, se desprende que el asunto de la regla de gasto no es nuevo y también lo han reclamado en el PNV. Sagastizabal anunció los seis votos a favor, aunque matizó que no era un "cheque en blanco" para las Cuentas.
Sánchez logró 168 votos a favor y vio cómo se amplía la mayoría que obtuvo en la investidura. La canaria Ana Oramas, que había rechazado con fiereza su investidura en contra del criterio de su propio partido, apostó ayer por sentarse a "trabajar". Con los votos del PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Nueva Canarias, Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria, Compromís y Teruel Existe, Sánchez solo necesitaba la abstención de ERC en un día de ausencias.
Los números bailaron en la sesión de ayer porque faltaron varios diputados en el bloque del no. Frente a los 168 votos a favor, se emitieron 150 en contra (PP, Vox, Ciudadanos, JxCat, CUP y UPN). Las abstenciones fueron 19 (13 de ERC, 5 de Bildu y una de BNG). Los votos de Bildu sí hubieran sido necesarios para tumbar el techo de gasto si hubiera dicho que no y ERC también votara en contra, pero no eran necesarios para permitir su aprobación una vez confirmada la disposición de ERC.
La jeltzale Idoia Sagastizabal, por su parte, valoró el "clima de bilateralidad" con el Gobierno español y que los nuevos objetivos sean más flexibles y se ajusten mejor a la realidad económica, pero avisó de que no supone un "cheque en blanco para los Presupuestos si es que finalmente se presentan". Aclaró que los objetivos de consolidación fiscal deberían fijarse de manera específica, teniendo en cuenta distintas realidades porque, al ser iguales para todos, "se incumplen sistemáticamente por parte de algunos a costa del sobrecumplimiento de otros". Y avisó de que los impuestos que se fijen tendrán que concertarse en la Comisión del Concierto.
El PNV quiere dar tiempo a la legislatura para completar el Estatuto. El PSOE sufre presiones de la derecha contra el traspaso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, hasta el punto de que el ministro Escrivá se descolgó ayer diciendo que no está "dedicando ningún esfuerzo en absoluto" a los traspasos porque lo que se ha pactado es "una discusión técnica sobre un documento a partir de 2021, ni más ni menos".