El franquismo sociológico ya se ha quitado la careta y, con Andalucía como banco de pruebas, ha encontrado su altavoz en el Estado. Toda una campaña hablando del “golpismo” catalán o de los “privilegios” del Concierto vasco, de todo menos de los problemas de los andaluces, propiciaron ayer que el partido de ultraderecha que tiene a un exparlamentario popular en Gasteiz Santiago Abascal como cabeza visible irrumpiera como un vendaval con 12 escaños. Una formación que entrará en el Parlamento andaluz que ellos mismos quieren abolir en tanto que su pretensión es fulminar las autonomías y gestar una España única en la que no cabe la diversidad. Más allá de sus mensajes contra la inmigración o las minorías, y las reminiscencias de que, para ellos, cualquier tiempo pasado fue mejor.

El terremoto se intuía desde que en los primeros sondeos de campaña Vox ya obtenía algún asiento pero el desarrollo de la misma no hizo sino multiplicar su efecto mediático. Primero, porque la prensa conservadora, y otra que no tanto, comenzó a ensanchar su presencia; y segundo, porque los líderes políticos no dejaron de tenerle en la boca. Susana Díaz, preguntando sin cesar en esta última semana a Juanma Moreno y Javier Marín si serían capaces de unir sus fuerzas con esta fuerza de postulados dudosamente democráticos. Y PP y Ciudadanos porque no se negaron nunca ni a sancionar las proclamas de Vox ni a rechazar sus votos una vez cerraran las urnas. Ahora bien, tanto el partido de Pablo Casado como el de Albert Rivera se han topado con la horma de su zapato. Los efectos vividos ayer pueden tener su prolongación en las citas electorales de 2019 en varias autonomías y alcaldías, y quién sabe si hasta en unas generales que parece pueden demorarse más de lo previsto en función de lo que Pedro Sánchez crea que supone para él el batacazo de su antagonista Díaz.

Suprimir la autonomía catalana, eliminar las cuotas por sexo en listas electorales, deportación de los inmigrantes, cerrar mezquitas, exámenes de control nacional, acabar con la Ley de Violencia de Género, la creación de un Ministerio de la Familia, el apoyo a la familia numerosa, cerrar Canal Sur, leyes antiokupación y desarticulación efectiva de ETA eran, entre otras, las promesas de Vox para ¡Andalucía!