Barcelona - Cuatro meses y cuatro días después de ser detenido cuando se desplazaba en coche en el norte de Alemania, Carles Puigdemont regresó a Bélgica, la base de operaciones del autodenominado Consell de la República desde donde trabajará para ir perfilando su Crida Nacional, nuevo movimiento que busca aglutinar a todo el independentismo de manera transversal. Su primera parada oficial tuvo lugar en la Delegación del Govern en Bruselas, arropado por el president Quim Torra, desde donde advirtió a Pedro Sánchez de que en otoño “su periodo de gracia también se acaba” y que tiene que aprovechar el verano para ponerse el mono de faena y “pasar de las palabras a los hechos”. Por la tarde se desplazó a la bautizada Casa de la República, la vivienda alquilada en Waterloo convertida en su cuartel de operaciones y donde se celebró un acto de recibimiento y de apoyo a los dirigentes soberanistas encarcelados y exiliados, o lo que es lo mismo desterrados tras retirar el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, las euroórdenes.

Tanto Puigdemont como Torra consideraron que el respaldo secesionista en el Congreso al líder socialista no es “un cheque en blanco”. “Septiembre, octubre, tampoco es que pongamos un día concreto en el calendario”, aseveró Puigdemont, “pero es razonable pensar que tras el verano, al retomar el curso, (Sánchez) nos ilumine sobre cuál es su receta” para Catalunya. Si la tiene. Torra puntualizó que en su cumbre con el presidente español del pasado 9 de julio ya le dijo que tendrían “un otoño complicado” y reiteró que la postura de la Generalitat es “diálogo, diálogo, diálogo”, sin descartar opciones como la de una “mediación” entre Gobierno y Generalitat. Puigdemont aclaró que no se trata de “condicionar” el apoyo del grupo parlamentario del PDeCAT a Sánchez, pero que es de “sentido común” esperar que “si uno presta un apoyo, se le corresponda”. “Esperamos que Sánchez aproveche el verano para hacer los deberes”, recalcó.

Puigdemont lleva tiempo elaborando una agenda política para seguir internacionalizando el proceso soberanista. “Actuaré como lo que soy, un hombre libre, con mis ideas políticas, mis deberes pero sin necesidad de pedir asilo político”, aseguró tras anunciar su intención de viajar “hasta el último rincón de nuestro continente europeo para defender la causa justa del pueblo catalán”. Es más, el expresident aseguró disponer de muchas peticiones, previas a su detención en Alemania y posteriores, a las que intentará responder. “Que abandonen toda esperanza de que nos aclimataremos a un estado de represión, a una monarquía de represión”, porque “mi viaje no terminará hasta que todos los prisioneros políticos sean liberados, puedan volver del exilio y los catalanes puedan ejercer su derecho a la libre determinación”.

Por ello, tras las últimas resoluciones judiciales, cree que España debería “rectificar” tras el “fracaso” de su estrategia. “Es el momento de que el Estado español se alinee con Europa y se aparte de la tentación eurofóbica. La solución es más Europa”, concretó. En este sentido, Puigdemont se siente “muy decepcionado” por las reacciones del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y otros líderes europeos ante la “violación de derechos fundamentales en una parte relevante de la UE”.

autodeterminación Justo a su lado, Torra subrayó cuál será la gran batalla de esta presente legislatura: el derecho a la autodeterminación. “Es el tema y no puede ser otro. A este tema es al que tenemos que dar respuesta” porque “todo esto ha pasado por haber ejercido el derecho de autodeterminación”, explicó. “Hoy es un día de derrota para el Estado español. En Alemania ha perdido una batalla judicial y habrá más que perderán. Habría que preguntarse, ¿cuántas derrotas judiciales necesitan para darse cuenta de que un problema político necesita una solución política?”, se cuestionó el president, que avisó a los catalanes de que “vendrán más dificultades y sacrificios” y que el otoño será complicado, sentenciando que la ciudadanía catalana tienen que ser consciente de que su causa es justa “porque estamos del lado de la democracia”, y dijo estar abierto a “una mediación internacional” para llegar a acuerdos. “Estamos en posiciones absolutamente opuestas pero tienen que acabar convergiendo”, reivindicó.

Tras el encuentro que tuvo lugar en la delegación catalana en Bruselas, donde se citaron Torra, Puigdemont, la exconsellera de Agricultura y nueva delegada del Govern, Meritxell Serret, así como los exconsellers Toni Comín, Lluis Puig y Clara Ponsatí, que se trasladó desde Escocia, marcharon a Waterloo al acto al que asistieron también consellers del actual Govern. A Bélgica no pudieron acudir finalmente algunos miembros de la Generalitat que lo tenían previsto, como los consellers Elsa Artadi o Miquel Buch, a los que Torra pidió quedarse en Barcelona por la crisis del taxi.

Por último, y a propósito del último congreso del PDeCAT, Puigdemont negó haber “retirado” la confianza a la ex coordinadora general Marta Pascal. “No creo que haya ningún literal de que le retiré mi confianza, sino de que no tenía” la confianza, quiso aclarar el expresident. Según Puigdemont, en la convención (Pascal) “hizo lo que tenía que hacer”. “Las personas que se han puesto delante hacen el trabajo que se les ha encargado de parte de los asociados del PDeCAT”. Que no es otro que integrarse en la Crida Nacional, lo que provocará nuevos movimientos en el soberanismo.